miércoles, 4 de abril de 2012

CREDIBILIDAD Y DESCONFIANZAS

Hace unas horas falleció en Santiago un funcionario de Carabineros luego de un confuso incidente con funcionarios PDI, al parecer el asunto ocurrió porque los detectives no creyeron que los ocupantes de un auto sospechosamente estacionado eran carabineros de civil, y los carabineros no creyeron que quienes los revisaban eran también policías.

La credibilidad es una de esas virtudes que se extingue en Chile y veces se tiene la sensación que ya no queda nada, que se ha esfumado o bien quizás nunca existió, nadie le cree a los políticos que parece están - no en la cúpula de una estadística negativa como a veces o grafican los medios – sino en el fondo del hoyo de la pérdida de credibilidad, las encuestas nos lo señalan una y otra vez, pero parece que tampoco le creemos al gobierno, a la iglesia, a la prensa , a la banca , a los funcionarios públicos, a las universidades etc. es decir, nos contamos cuentos unos y otros hasta el infinito y nadie parece creer lo que dice el otro.

¿Cómo nos manejamos en esta aparente crisis de credibilidad? , bueno por el eufemismo, por el camuflaje, es decir hacemos creer al otro que creemos lo que nos dice, pero el otro sabe también que no le creemos y a su vez no nos cree, se trata de un loop, una vuelta de retorica sin sentido.

La pérdida de credibilidad nos transforma en seres groseros, faltos de humanidad, una especie de animales, mitad payaso - mitad monos, y si esa población resulta en la mayoría, las expectativas de construcción de una mejor sociedad se esfuman dejándonos la sensación de estar atrapados en la miseria humana.



La pérdida de credibilidad tiene su fundamento en la mentira, y si bien la desconfianza es una compañera que debemos invitar a todos los eventos como nos recomienda Demóstenes, es la verdad de los hechos, la verdad en los sentimientos y la verdad en las intenciones que derriban la desconfianza, así, el camino a seguir es un camino de transparencias en el andar, sin velos ni ropajes que oculten las verdaderas intenciones, esta es una tarea pendiente en nuestra sociedad.

Creo en las reservas morales, en aquellas personas que son dignas de credibilidad a toda prueba y podría ser que estén aquí y sencillamente no las vemos, probablemente porque el humo nauseabundo de la falta de credibilidad nos ciega, por lo tanto hay que esperar que con su actitud vayan limpiando el aire y nos permitan soñar con una sociedad mejor.