jueves, 5 de diciembre de 2019

Insana ansiedad




imagen desde www.publicdomainpictures.net

Por estos días en Chile se duerme mal, a saltos, en mi caso duele el cuello por una tortícolis persistente. El asunto es que dan vueltas y vueltas los momentos que se viven en este pequeño país, y probablemente son muchos los que intentan imaginar a media noche alguna salida, yo entre ellos.

Se han roto todas las confianzas, y al menos en las generaciones que hoy manejan los asuntos no se volverán a reparar, será el futuro una convivencia entre sospechas, entre sonrisas falsas y probablemente el cinismo será el invitado a todos lados, quizás hasta llegue a reemplazar la envidia y eso es mucho decir.

El asunto es que - interpretando a muchos - estamos ansiosos, hay tanta información contradictoria circulando por todos los vericuetos que nos sentimos aplastados, aturdidos por ella, como sabemos, estamos viviendo en la edad de la posverdad, ¡ vaya premio que nos ganamos en esta generación ! , no sabemos qué es verdad, qué es mentira, además la realidad se ha estado transformando tan rápidamente que no sabemos cuándo caemos en la irrealidad, y tal parece, este ambiente tiene algo de irreal, o al menos está emparentado con el realismo mágico latinoamericano, el de García Marquez y los otros.

A veces sospecho que la mente no puede procesar los datos que capturamos con los sentidos que aún nos funcionan, quizás se requiera otro estado de la mente, un estado alterado por un mantra político, o inducidos por alguna hierba u hongo que nos aleje de cualquier certezas, de cualquier verdad, porque la verdad aparentemente buscó refugio en la luna, al parecer por aquí, en esta redondez ya no hay espacio donde se sienta segura.

Circula por internet todo tipo de conspiración y también una división entre chilenos que me resulta brutal, vomitiva, a causa de eso cerré mi cuenta de facebook, una red social sin mucho afecto de mi parte y que revisaba de tanto en tanto, me servía para tener una noción sobre la salud esas viejas amigas, de esos viejos amigos, estimados amigos de todos los colores políticos que de improviso, varios de ellos se transformaron, así las cosas, los mensajes de bendiciones por el nacimiento de la guagua de alguien, o aquellos buenos deseos por ser un buen tipo, se transformaron en un caudal de slogan ideológicos y discursos de trincheras , aparecieron los mensajes viralizados y en algún momento me sentí en un Deja Vu.

No tengo idea que pasará en Chile a futuro, no se ven bien las cosas, al parecer este tipo de terremotos es más fuerte que aquellos que nos envían las fuerzas naturales, los terremotos sociales que nosotros generamos, estos estallidos sociales, además de herir los cuerpos, hieren el alma, y al parecer eso no se cura.

Escucho las sirenas, las vuvuzelas , los tambores, los disparos (¿balines?) y los griteríos hasta cuando estoy soñando, además, sueños con serpientes como dice la canción de Rodríguez, y ese es tal vez otro de los problemas, estamos emigrando todos desde una condición de mamíferos acostumbrados a la cálida leche materna, a otra, a reptiles de todo tipo, en mi caso estoy viendo como me aparece las escamas en la piel, no sé cómo estará mi lengua, pero veo a muchos que ya la tienen bífida.

En fin, quizás viene la calma, no lo sé, en todo caso vendrán más “primaveras “ como esta, sabemos que desde que aparecimos por el mundo en algún punto del tiempo, a poto pelado, con hambre y descalzos, que estamos enfrentados unos con otros, tenemos el signo de Caín y estamos condenados, eso, estamos condenados a vagar por estos límites terráqueos buscando paz, sin encontrarla nunca.