Se ha sabido en estos días que al menos el Gobierno Regional del Bio Bio ha tenido problemas para gastar el presupuesto aprobado para la región, es decir, sobra plata en la caja fiscal o aún no tiene destino claro, probablemente entre otras explicaciones, la solución a este problema pasa por meter mano al complejo sistema de postulación a fondos públicos.
No sé en cuantos países se puede dar esta paradoja, hay plata y no se ha podido gastar, ¡pásenmela a mí! podría decir cualquier hijo de vecino incluyéndome, me la gastaría muy rápido y sería un placer para mi otro yo, el materialista. El asunto es que los flujos están estancados y no es primera vez que ocurre, parece ser que el asunto tiende a ser algo normal.
Dinero, dinero http://asrael-elblog.blogspot.com
Mi enfoque sobre este tema, conociendo en parte importante como funciona, es que estamos entrampados en chamullos formales, chamullos que dan trabajo a cientos de burócratas que escriben y escriben formularios y hacen todo tipo de argumentaciones, aún de la más chata obviedad para luego entrar en un complejo sistema de evaluación donde otro ejercito de burócratas revisa si las obviedades son verdaderas o se cazan la cola, se trata de un juego de tenis de escritorio, te devuelvo tus papeles porque le falta el titulo al cuadro 5.000 y tú me lo devuelves nuevamente afirmando que el cuadro 5000 era parte del cuadro 4999.
En realidad somos maestros de la burocracia, no sé cuantos conceptos de la “alta” evaluación de proyectos andan dando vuelta por ahí, VAN, TIR, VAC, PUM..., no sólo el fenómeno lo encontramos en los fondos concursables para la inversión pública, también para los fondos concursables de proyectos de investigación, y vaya uno a saber en qué otros ámbitos del intricado proceso del gasto fiscal. Cada cierto tiempo un nuevo formulario aparece para hacer más penoso el llegar a presentar un proyecto, amén de la proliferación de consultoras “especializadas” en llenar formularios y que me imagino deben gastar mucha tinta y tener una maestría en el “copy and paste” .
Se trata de la construcción de una gigantesca espuma, a veces para decir que faltan algunos asientos en una plaza pública hay que partir con la historia de la comuna, la componente de personas de la tercera edad según el género porque si no rebota, la cantidad de lluvia caída y las expectativas de exportación de madera.
Pero el fenómeno amenaza con crecer en forma exponencial, en el nuevo Ministerio de Desarrollo Social un grupo de iluminados burócratas deben estar en pleno diseño de formularios y pautas de llenado con ditirámbicas definiciones para decir de otra forma todo lo que sabemos, e introduciendo de paso otro grupo de conceptos de “alta" evaluación.
Lo curioso del asunto es que el “queque” lo cortan los políticos, es decir un grupo de personas designadas por sus tiendas para sancionar el sudoroso trabajo de muchos funcionarios de la burocracia. Podríamos suponer que existen algunos realmente impactados por la información que está en sus manos, pero lo más probable es que las decisiones se basan más en la “tincada” o la presión de sus sectores que la retorica espumosa de la evaluación contenidas en los formularios y anexos.
Es cierto que se necesitan informes de peso para tomar algunas decisiones, pero basta mirar el comportamiento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental para sospechar que las decisiones se toman pesando las hojas de los informes y siempre mirando que opina su lado político.
“Chamullar, chamullar que el mundo se va a acabar” puede ser la consigna en todo este asunto, y claro, también da plata, porque se requiere toda una preparación para llenar formularios, por lo tanto hay seminarios, cursitos, jornadas, charlas con café, galletitas y cositas ricas, todo por la patria, todo por el buen destino de los pocos pesos que serán repartidos.
Quiero pensar que hay soluciones alternativas, más ejecutivas, más directas, al menos para los proyectos más pequeños, los de baja inversión, quisiera pensar en exposiciones rápidas ante jurados ilustrados y con conocimientos del territorio, quienes diriman sobre unas presentaciones al hueso de unos cuantos minutos. Me parece que los problemas tienden a perder su realidad cuando se disfrazan de tanto indicador, cuadritos, fotos multicopiadas y explicaciones rebuscadas.
jueves, 22 de diciembre de 2011
viernes, 16 de diciembre de 2011
PROYECTOS DE VIDA
Probablemente todos recordamos las imágenes vívidas o por televisión de lo que fueron los saqueos multitudinarios posterior al terremoto del año 2010, familias completas mutaron desde su tranquilo vivir a una suerte de histeria colectiva, pareciera ser que el imperio de la ley había desaparecido, y el estado de derecho hubiera caído junto con los puentes y edificios.
Me recordó en todo momento las palabras del filosofo alemán Hegel, “.. le debemos la vida al Estado...”, parece ser que sin Estado nos volvemos a épocas primitivas y toda construcción valorica se derrumba. La pregunta que surge ante estos escenarios es ¿será esto así, estamos condenados a esta fatalidad?. El terremoto de Japón posterior me reivindicó la sociedad contemporánea, las personas se comportaron siguiendo sus ancestrales valores, primó la cordura, por lo tanto es una cuestión con tintes locales.
Después de las manifestaciones ciudadanas por una educación de mejor calidad y con mayor posibilidad de acceso para todos, y que comparto en gran parte de su planteo inicial, surgieron, o mejor dicho se acoplaron durante todo el largo periodo que duraron, verdaderas hordas destructoras sin ninguna limitante que se les opusiera o al menos aplacase en parte su energía destructora. La situación se repite una y otra vez al final de toda celebración pública sea cual sea el origen de esta, la destrucción y la violencia se materializan como por arte de magia y el balance posterior es penoso.
Sin embargo lo que me llama más la atención de todo esto es la opinión de las personas afectadas, así como los testigos ocasionales, en general no hay reacciones violentas o de fuerte condena, es más bien una resignación del tipo, “...bueno es parte del circo..., es nuestra realidad....”, y el fenómeno podría tender a perpetuarse porque pareciera asumirse como parte del ser nacional, una suerte de falla de origen que no tiene vuelta atrás.
Fotografia de destrozos tomada de www.soychile.cl
Tener sociedades sumisas por el miedo y las represalias tampoco parece ser un norte a seguir, hay sociedades firmemente controladas hoy en el mundo, pero la historia demuestra que no hay muro que no caiga, no hay bota que no sea juzgada, no hay miedo que no sea disuelto en la nada, todo es dinámico, todo es cambiante, la sumisión social es una aberración en estos tiempos y la libertad se encarga de mantener siempre viva su llama aún en los peores momentos, en el peor de los calabozos.
Entonces ¿ cómo es posible aquietar la masa destructora, la masa sin valores que pulula en cada evento masivo esperando agazapada para poder generar daño?, o peor aún, ¿ es posible asegurar comportamientos sociales normales, civilizados y controlados cuando se apaga la luz?.
Es sabido que los valores provenientes de las religiones por revelación divina se caen a pedazos en nuestras sociedades, la existencia de castigos eternos provocan hoy más dudas que miedo y las autoridades religiosas son cada vez más duramente cuestionadas por sus comportamientos privados. ¿ Estaremos en un callejón sin salida?.
Esta situación no es nueva en nuestra sociedad ni en otras, y la historia también tiene mucho que decir de estos conflictos, por eso me parece que son estados remontables y se pueden revertir, y al parecer el antídoto es hacer que la vida en libertad sea también una vida de responsabilidades.
La libertad exige sacrificios, no es gratis, exige responsabilidades y privaciones, exige una tremenda cuota de compromiso personal y colectivo, y es aquí donde creo que fallamos cuando construimos nuestra sociedad. Los compromisos personales y colectivos de autoconstruirse , de hacerse , de perfilarse y ayudar a ser mejores son eludidos por muchos, así, la característica más definitoria o que da perfil a muchas de nuestras angustias sociales es la falta o la carencia total de proyectos de vida, se trata de la falta de una dirección o visión de nuestra propia y corta existencia, esto direcciona la vida hacia una pesadez, a una implacable idea de refugiarse en la inconsciencia o llevan a la mente a diseñar las más ácidas muestra de odio por el éxito ajeno, todo en conjunto viene a generar que la envidia, la rabia interna y hasta las bajas pasiones consuman el ser y de paso causen severos daños a la sociedad.
El primer insumo para construir un proyecto de vida es la libertad, no la libertad abstracta y absoluta que podría manejar el pensamiento filosófico, sino esa porción de libertad que se ha conquistado con mucho esfuerzo durante siglos y de la cual hoy gozamos al menos en occidente, otro insumo importante a mi modesto parecer es la autovaloración, el sentirse con pleno derecho al ser y a expresar sus potenciales en todos los contextos, el pensar que todo marco clasificatorio es pasajero mientras se camina hacia el objetivo que nos hemos planteado, y por lo tanto esos marcos no tienen porqué ser malos en sí, aún cuando podamos cambiarlos siempre para mejor. Un tercer insumo para este proyecto es la voluntad, si no existe o la modorra nos gana la partida, es muy difícil conseguir un buen proyecto. Finalmente agregaría la imaginación de algo mejor, la existencia de una visión positiva de una realidad nueva, un paisaje cálido donde queremos estar y dejar a nuestros hijos.
Chile puede hacer que todos sus hijos atesoren sus proyectos de vida, y que los vayan construyendo ladrillo a ladrillo, día a día con la seguridad de tener al final un proyecto de vida finamente terminado, acabando de paso con la miseria de la anarquía, la destrucción y el odio social, pero para ello se requieren oportunidades, espacios, comprensión, ayuda, dialogo y quizás cuantos otros buenos oficios, Chile puede, pero hay que recordar al final de toda esta retorica que Chile somos todos nosotros.
Me recordó en todo momento las palabras del filosofo alemán Hegel, “.. le debemos la vida al Estado...”, parece ser que sin Estado nos volvemos a épocas primitivas y toda construcción valorica se derrumba. La pregunta que surge ante estos escenarios es ¿será esto así, estamos condenados a esta fatalidad?. El terremoto de Japón posterior me reivindicó la sociedad contemporánea, las personas se comportaron siguiendo sus ancestrales valores, primó la cordura, por lo tanto es una cuestión con tintes locales.
Después de las manifestaciones ciudadanas por una educación de mejor calidad y con mayor posibilidad de acceso para todos, y que comparto en gran parte de su planteo inicial, surgieron, o mejor dicho se acoplaron durante todo el largo periodo que duraron, verdaderas hordas destructoras sin ninguna limitante que se les opusiera o al menos aplacase en parte su energía destructora. La situación se repite una y otra vez al final de toda celebración pública sea cual sea el origen de esta, la destrucción y la violencia se materializan como por arte de magia y el balance posterior es penoso.
Sin embargo lo que me llama más la atención de todo esto es la opinión de las personas afectadas, así como los testigos ocasionales, en general no hay reacciones violentas o de fuerte condena, es más bien una resignación del tipo, “...bueno es parte del circo..., es nuestra realidad....”, y el fenómeno podría tender a perpetuarse porque pareciera asumirse como parte del ser nacional, una suerte de falla de origen que no tiene vuelta atrás.
Fotografia de destrozos tomada de www.soychile.cl
Tener sociedades sumisas por el miedo y las represalias tampoco parece ser un norte a seguir, hay sociedades firmemente controladas hoy en el mundo, pero la historia demuestra que no hay muro que no caiga, no hay bota que no sea juzgada, no hay miedo que no sea disuelto en la nada, todo es dinámico, todo es cambiante, la sumisión social es una aberración en estos tiempos y la libertad se encarga de mantener siempre viva su llama aún en los peores momentos, en el peor de los calabozos.
Entonces ¿ cómo es posible aquietar la masa destructora, la masa sin valores que pulula en cada evento masivo esperando agazapada para poder generar daño?, o peor aún, ¿ es posible asegurar comportamientos sociales normales, civilizados y controlados cuando se apaga la luz?.
Es sabido que los valores provenientes de las religiones por revelación divina se caen a pedazos en nuestras sociedades, la existencia de castigos eternos provocan hoy más dudas que miedo y las autoridades religiosas son cada vez más duramente cuestionadas por sus comportamientos privados. ¿ Estaremos en un callejón sin salida?.
Esta situación no es nueva en nuestra sociedad ni en otras, y la historia también tiene mucho que decir de estos conflictos, por eso me parece que son estados remontables y se pueden revertir, y al parecer el antídoto es hacer que la vida en libertad sea también una vida de responsabilidades.
La libertad exige sacrificios, no es gratis, exige responsabilidades y privaciones, exige una tremenda cuota de compromiso personal y colectivo, y es aquí donde creo que fallamos cuando construimos nuestra sociedad. Los compromisos personales y colectivos de autoconstruirse , de hacerse , de perfilarse y ayudar a ser mejores son eludidos por muchos, así, la característica más definitoria o que da perfil a muchas de nuestras angustias sociales es la falta o la carencia total de proyectos de vida, se trata de la falta de una dirección o visión de nuestra propia y corta existencia, esto direcciona la vida hacia una pesadez, a una implacable idea de refugiarse en la inconsciencia o llevan a la mente a diseñar las más ácidas muestra de odio por el éxito ajeno, todo en conjunto viene a generar que la envidia, la rabia interna y hasta las bajas pasiones consuman el ser y de paso causen severos daños a la sociedad.
El primer insumo para construir un proyecto de vida es la libertad, no la libertad abstracta y absoluta que podría manejar el pensamiento filosófico, sino esa porción de libertad que se ha conquistado con mucho esfuerzo durante siglos y de la cual hoy gozamos al menos en occidente, otro insumo importante a mi modesto parecer es la autovaloración, el sentirse con pleno derecho al ser y a expresar sus potenciales en todos los contextos, el pensar que todo marco clasificatorio es pasajero mientras se camina hacia el objetivo que nos hemos planteado, y por lo tanto esos marcos no tienen porqué ser malos en sí, aún cuando podamos cambiarlos siempre para mejor. Un tercer insumo para este proyecto es la voluntad, si no existe o la modorra nos gana la partida, es muy difícil conseguir un buen proyecto. Finalmente agregaría la imaginación de algo mejor, la existencia de una visión positiva de una realidad nueva, un paisaje cálido donde queremos estar y dejar a nuestros hijos.
Chile puede hacer que todos sus hijos atesoren sus proyectos de vida, y que los vayan construyendo ladrillo a ladrillo, día a día con la seguridad de tener al final un proyecto de vida finamente terminado, acabando de paso con la miseria de la anarquía, la destrucción y el odio social, pero para ello se requieren oportunidades, espacios, comprensión, ayuda, dialogo y quizás cuantos otros buenos oficios, Chile puede, pero hay que recordar al final de toda esta retorica que Chile somos todos nosotros.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)