Conversaba hace tiempo con mi madre sobre cosas triviales, y sin recordar el motivo inicial nos pusimos a hablar de los progresos en las ciencias y otras materias, esta conversación transcurría normalmente cuando una afirmación suya me sorprendió, me dijo que ella no creía que el hombre había llegado a la luna, al preguntarle el porqué no creía, me dijo que ello era imposible.
No sé de donde nutrió mi madre su segura afirmación pero sospecho de la mucha información que circula sobre ese tema y que persigue hacernos creer que el viaje a la luna en 1969, fue un montaje, es decir una historia construida por gente interesada y que perseguía quizás que oscuros objetivos, a mi madre ese mensaje le llegó.
La teoría de la conspiración es omnipresente, cada historia “oficial” tiene su contraparte en la teoría de la conspiración, acaso sea “Roswell” el caso más emblemático y que permite a muchos autores, cineastas, guionistas y hasta conventilleros, ganarse el pan y mucho más.
Yo empiezo a sospechar de la teoría de la conspiración, hay tanta, y de tanto tipo que a veces dobla o tal vez triplica la información que parece como “oficial”, es decir, es un juego, se espera que aparezca la explicación que entregan los organismo oficiales, y ya está fabricada la contra argumentación, y no sólo está diseñada sino que esta apta para el consumo.
Algunas noches y sabiendo lo que vendrá, me he quedado mirando un canal alternativo en la televisión por cable que se destaca por dar tribuna a este tipo de argumentaciones, pero aplicando una dosis de mi pequeña lucidez mental al discurso me doy cuenta que muchas veces la argumentación es una seguidilla de idioteces.
Tampoco soy un consumidor de la explicación “oficial”, y he allí el problema, la explicación oficial también suele ser una información “trabajada”, no hay que ser una eminencia para capturar incoherencias y direccionalidad interesada, a veces persiguiendo oscuros objetivos políticos, económicos o quien sabe de qué otra índole, por lo tanto se trata de un trago que hay que tomárselo con cierto cuidado.
Entre ambas, y en algún lugar entre la información oficial y la teoría de la conspiración, y a mi juicio a mal traer , algo enjuta, y probablemente no tan racional se encuentra la información real, la que suele ser la verdad, o al menos la que aparentemente es la verdad, porque recordando a cierto prefecto romano preguntaríamos ¿ qué es la verdad?.
En la escena local se juega este juego, la voz oficial emplea sus canales y la teoría de la conspiración emplea los suyos, cada uno gana adeptos ante cualquier partida, se puede ver en los diarios, en la calle, con los amigos, al final del día queda la duda ¿quién está más cerca de la verdad?.
Mi impresión es que la existencia de la teoría de la conspiración ha hecho que la voz “oficial “ también cambie, y al final en realidad nos encontramos antes dos teorías de la conspiración que chocan frontalmente, ante ese escenario, parece ser que el camino es hacerse más reflexivo, más cuidadoso, más lento en los enjuiciamiento, en resumen, más inteligente.
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