sábado, 10 de agosto de 2013
CENTRALISMO ¿PODEMOS HACER ALGO?
Hace unos días estuve por un cortísimo tiempo en Santiago, aproveché de recorrer lugares que hacía tiempo no visitaba, ello ocurrió en el poco tiempo que me quedó después de cumplir un plan de actividades en marco de unas investigaciones urbanas. Santiago me sorprende una vez más, cada vez que viajo a la capital de Chile quedo sorprendido por la actividad, la dinámica y los avances en materia de infraestructura y desarrollo inmobiliario. El paisaje urbano y en esa atmósfera cosmopolita que está logrando, es para un provinciano como yo una feria de las vanidades y de las ofertas de todo tipo, entretención, cultura, gastronomía, etc.
Cuando se vuelve a la ciudad de origen, Concepción en este caso, una ciudad intermedia con ciertas características de conglomerado metropolitano, es fácil darse cuenta que el músculo que mueve a la ciudad está flácido y los motores que generan la energía están trabajando a media marcha , y quizás varios de ellos simplemente apagados.
Según la historia, la ciudad de Concepción entendió el rol centralista de Santiago y el peligro que eso llevaba desde muy temprano en su vida republicana. La historia muestra que son las elites las que podrían haber equilibrado la balanza del desarrollo hacia el norte, el centro o el centro sur del país, pero luego de la revolución de 1851 y la batalla de Loncomilla, además de la derrota de las fuerzas del norte ( La Serena) la suerte quedó echada para gran parte del país, las ciudad de Concepción saco quizás la peor parte, muchas familias de la clase dirigente y cierta elite emprendedora decidió emigrar a Santiago y así, esa ciudad se convirtió en el motor del país, el centro de toda actividad en la vida nacional.
El centralismo que vivimos hoy lo condiciona todo, las decisiones en todos los ámbitos, la política, las decisiones empresariales, las del ámbito cultural, los acuerdos sociales, etc. Santiago es también un imán para mucha gente joven y paradojalmente también para quienes viven el otoño de sus vidas por la gran oferta médica de alta especialización residente. Para quien desea iniciar un emprendimiento que requiera mercado, para quienes deseen servicios especiales, para quienes tengan intenciones de educarse en las más prestigiosas universidades del país, en fin, para todo, Santiago tiene fichas para ganar el juego.
Los más afectados son sin duda quienes tienen la capacidad de darse cuenta de la situación, porque no todos la tienen, algunos de los que se dan cuenta del hecho lloran sobre la leche derramada, otros con intereses más políticos y quizás con visiones más estratégicas se esfuerzan por denunciar, por hacer presente el tema, por poner en evidencia las tremendas injusticias y carencias que trae el centralismo, sin embargo, los datos duros muestran que esto no va a cambiar, Santiago en el caso de Chile es un agujero negro que lo absorbe y seguirá absorbiéndolo todo, capital, recursos, talento, juventud, población, ideas.
El diagnóstico lo tenemos claro, el centralismo es una mala cosa, nos ahoga a menos que nos vayamos al centro de toda la actividad, a menos que nos sumemos al magma y nos fundamos allí, así tocaremos parte de los beneficios, pero también parte de sus incomodidades, problemas y un cuánto hay de las miserias humanas.
El problema es muy viejo, quizás desde el nacimiento de las ciudades por allá por el año 5.500 AC, con Catal Huyuk en Turquía, habrán siempre ciudades más poderosas que otras donde se concentrará todo, antes Babilonia y Tebas, luego Roma, hoy Nueva York, quizás mañana Beijín, la historia nos dicen que esto es así, cada urbe en su escala tiende a concentrarlo todo, eso no significa por supuesto que en un país no puedan al menos haber unos tres o cuatro grande focos de desarrollo urbano importantes y equilibrados, eso daría mayor equilibrio al país, más oportunidades, menor injusticia. Un buen ejemplo podría ser Alemania.
Mi propuesta viene desde mi formación y dice relación con la generación de grupo de interés o grupos estratégicos, estos son grupos de personas fuertemente involucrados con una pasión, unas ideas, unos intereses, un gusto o unas preocupaciones, en consecuencia se organizan y realizan acciones por conseguir esos intereses como objetivos de su existencia. Si les gusta la cultura, procurarán traer cultura y que esta se asiente al menos por unos momentos allí donde se requiere, si el gusto es por las ferias de cualquier tipo harán lo mismo, si el problema es alta especialización médica, harán igual, si el gusto es por los parques y grandes espacios públicos ese será el objetivo de su existencia. La idea es que no podemos traerlo todo, pero al menos es posible realizar un esfuerzo constante por tener algo en casa, y así, quizás alguna de esos objetivos logre sostenerse en la ciudad, alguna buena cosa de esas que se traerán con mucho esfuerzo hará de esta ciudad su hogar para disfrute de todos.
La denuncia contra el centralismo tampoco puede detenerse, hay que evidenciarlo, ponerlo en relieve y en los oídos de quienes tienen que tomar decisiones, sean estas del ámbito público o privado, no está nunca demás realizar acciones para que se escuchen las regiones, que se escuche al resto de los compatriotas que pelan el ajo por construir país, el problema moral de fondo es que en Chile hay ciudadanos de primera y segunda clase, gente con acceso a bienes y servicios y gente que no, pero además viendo el problema desde Concepción, una área metropolitana importante, quizás también tengamos en el país ciudadanos de tercera clase.
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