miércoles, 26 de abril de 2017

¿Se acaba el mundo?





Hemos escuchado y visto en vivo y en directo como se desarrollan las tácticas de las grandes potencias y sus acólitos en torno a la situación de Corea del Norte, da escalofríos, hay amenazas de bombas nucleares y la palabra “nuke” se está volviendo más familiar y banal, algo así como yo te envío mi bomba y tú me envías la tuya, por vía aérea por supuesto, porque por mar demoraría mucho.

Pero no sólo eso asusta, esta la amenaza química y la biológica esperando, sus encargados están quizás con las puertas abiertas en sus laboratorios y en turnos continuos, consiguiendo sus horas extras del mes. Me imagino que esto es la fiesta para los estrategas militares, visires y un cuánto hay de asesores de cabecera, hasta aquellos más enfermos deben estar convocados por todos lados.

¿Quién se acercará primero a Corea del Norte?, ¿será China?, serán los Norteamericanos esperando que les funcione la táctica desarrollada en Iraq?, es decir que resulte fácil convencer a la población de aliarse a ellos, ¿y los Rusos?, ¿ no están ellos interesados en golpear la mesa también?, ¿y los aliados?, se verá en esta si eres mi amigo o mi enemigo,esto también es una prueba de hermandad de sangre, o será la misma Corea del Norte la primera en dar el golpe, total quien golpea primero golpea dos veces dice el dicho…claro, eso si alcanza a hacerlo.

Triste realidad la de estos tiempos, todos están armados hasta los dientes, los desarrollos tecnológicos de los últimos 70 años nos han aliviado la vida, pero también han invitado a estar en la sala de espera a la muerte en su versión masiva como nunca antes, a nivel global, todos se están mostrando los dientes, no sólo son los fundamentalismos los que chocan entre ellos y el “mundo libre”, sino que los carbones de la guerra fría se han encendido nuevamente, casi se ven las llamas en algunas partes.

Me imagino el terror de vivir en algunos países, quizás esperando que esto se diluya y finalmente no haya nada, pero desde una perspectiva pesimista eso es sólo un alargue del juego, pasará en algún momento, la hora fatal llegará y quizás nos envuelva a todos.

Tampoco hay que ir tan lejos, aquí en el barrio nosotros no nos amamos con nuestros vecinos, en nuestra versión algún día nos atacarán y por eso nos armamos, he escuchado que ellos, Peruanos, Bolivianos y Argentinos piensan lo mismo. Recientemente unos periodistas argentinos se preguntaban ¿para que se arma tanto Argentina?, con un presupuesto multimillonario “renovará material”, difícil pensar que se arriesgará nuevamente con Inglaterra, entonces quizás esté pensando probarlo con nosotros, total, todo el mundo se arma, todos juegan a construir sus “hipótesis de guerra”.

Al final todo es tan banal, la banalidad con la cual se trabaja construyendo armas letales en horarios de oficina, es la misma con la cual el gordo funcionario gringo comiendo su sándwich de hamburguesa de ternera de Tennessee, y bebiendo Coca-Cola light por problemas de pre-diabetes, dispara desde un “dron” y mata al líder talibán y todos sus secuaces, los mismos que acaban de matar unos cuantos enemigos unas horas antes.

La inteligencia de la cual hemos sido dotados también cubre esa parte oscura de nosotros, al fin y al cabo tenemos algo de Caín, de asesinos, y aunque nos hemos dotados de marcos constitucionales-jurídicos-legales para evitar que nos matemos a mansalva, hemos dejado la guerra para esos menesteres, la estudiamos, planificamos y hacemos lo posible por mantenerla viva, encendida en muchas partes del globo como un fuego primordial que no debe apagarse nuca, porque allí matamos y nos matan en un concierto que no acabará mientras viva el último humano.

Soñar un mundo mejor parece una utopía, porque al interior de nuestras sociedades el odio atrincherado entre izquierdas y derechas, o entre fanáticos de todo tipo de "verdades" y entre facciones de dominio que se encuentra allí donde estemos nos ponen en alerta, en realidad no tenemos paz, quizás ni siquiera la conocemos a pesar que tanto se habla de ella, muy probablemente es otro invento, otro “concepto” sin realidad de nuestras afiebradas mentes.

Esperemos para esta oportunidad que los “comités de emergencias” estén constituidos por algunas “palomas” y no tantas “águilas”, para que no veamos en una escala global, en una magnitud genocida épica la brutalidad de la guerra, aquella mala cosa que vemos fragmentada por muchas partes del mundo en los noticieros de la noche.

viernes, 14 de abril de 2017

IDOLOS CON PIES DE BARRO




La expresión “Ídolo con pies de Barro” corresponde a una ilustración sacada de los textos bíblicos, y se refiere a personajes que son idolatrados por sus seguidores y súbditos pero que cuentan con poca o nula base de sostén, piernas y pies de barro, en consecuencia son figuras fabricadas que no se sostienen solas, y aunque aparentan fortalezas son débiles estructuralmente, en el caso contemporáneo, muchos de los ídolos que nos convocan son productos construidos por aquellos que manejan las finanzas, por las ideologías de masas, por los medios de comunicación, por los padrinazgos político-económico y por muchos otros mecanismos en las sombras que ni siquiera sospechamos de su existencia.

El caso es que si nos elevamos algo, y sentados en posición de loto alcanzamos alguna perspectiva sobre el panorama económico-social-cultural y político nacional, visualizamos el escenario multicolor en que también somos actores , y ante nuestra párvula vista descubrimos una abundante cantidad de ídolos con sus respectivos seguidores que susurran al oído y llaman cada día con voces y palabras melosas, amigables y muy familiares, regalando de paso chapitas y caramelos “Kojak” para que nuevos acólitos se sumen a sus filas, para que los sigan y engrosen sus colectivos, para que bailen sus ritmos y sin duda para que abracen sus banderas.

A estas alturas de la civilización cuando parece que ya nos liberamos de los viejos y desacreditados dioses y semidioses y en cierta medida lucimos como seres libres, golpea nuestro ser el miedo al futuro y la espantosa escasez de certezas que invitan a ir a ”black”, a la borrachera, a la pérdida de conciencia o por el contrario a una angustiosa búsqueda de dirección, a ubicar alguna claridad donde acunar el ser, es entonces cuando estos ídolos abren sus manos y nos muestran sus mundos de fantasías en que la felicidad y la calidez de sus reinos nos acogen, somos bienvenidos en todo tipo de tramas y ambientes, desde los más extravagantes, como aquellos de “tecno-music” en que se nos invita a liberar nuestra conciencia racional para entrar en éxtasis liberadores, y así bailar y bailar hasta necesitar que algún químico mágico nos permita seguir la música en una suerte de espasmos robóticos, o aquellos otros ambientes, lo pseudo-deportivos, en que extraños y hasta bizarros personajes idolatrado por la masa nos invitan a fundirnos con otros y gozar sin límites del espectáculo de reventar a un rival, y con ello a reventar todo lo que está en el entorno, en otro éxtasis causado por el placer de destruir al actuar en manada.

En aquel otro camino, el que busca certezas o alguna mínima dirección, dejando atrás los mundillos más “ light” y embriagantes y sus ídolos, quizás por cierto temor al tatuaje, es preocupante e intimidante la situación en algunos escenarios, en ciertos ambientes de éxtasis rugen cientos, miles de fieras a cada aullido de su ídolo, una suerte de “tótem” viviente que llama al odio sin compasión, así ocurre en algunos sórdidos ambientes políticos en que junto con la ritualidad de la admiración y glorificación a personajes hinchados de orgullo, se aprende lo bueno que es tener enemigos a quien vencer, una “otredad”, normalmente unas gentes que no merecen lo que tienen, porque esos ídolos han concluido que todos estamos en problemas, en carencias, y que necesitamos una buena dosis de soluciones no importa cuáles sean mientras no signifiquen esfuerzo propio, y entonces se esperan los ansiados discursos para analizar, para rebuscar, para desgranar cada palabra de su contexto y a modo de hallazgo vital , visualizar los mundillos de fantasía que el ídolo quiere para nosotros.

Probablemente muchos y en la mayoría de las situaciones en realidad buscamos líderes, gente visionaria, con ciertos valores y con capacidad para aunar voluntades y construir para todos un mundo mejor , pero en medio del circo en que estamos no hay claridad para identificar esas personas, en todos los ámbitos, escenarios y circunstancias los ídolos son los referentes, los que dirigen la música, los que tiene sobre si los focos de iluminación, los que tienen en sus manos los micrófonos y en sus contorciones son los que atraen las cámaras.

Pero al final todo se cae, entonces se relaja el éxtasis y llega la realidad, se termina la función y ya no tenemos los focos de luces sobre la figura que nos convoca, la música se retira y hay que volver allí donde acomodamos nuestra vida, la dura verdad aparece cualquier día y el ídolo que se erguía luminoso sobre nosotros se desintegra ante nuestra mirada atónita, y en medio de las sospechas generalizadas se descubre que estamos frente a otra farsa, a otro de los muchos cuentos que ya nos consumimos y empezamos a regurgitar.

Podría concluirse que hay una fatalidad en todo esto, porque en medio de todo este panorama de ofertas vemos con ojos perplejos que apenas ha caído un ídolo y sus restos se diseminan en la nada, o aún son canibalizados en medio de aquel colectivo que antes le rendían pleitesía, aparece otro ídolo, otro más fresco, más reluciente que el anterior y nuevamente con voz melosa no llama él y sus seguidores a sus filas, a incluirnos entre sus huestes que ya están gritando las nuevas consignas, bailando los nuevos ritmos, excitados y esperanzados en que este no tenga los pies de barro, pero ello podría ser otra ilusión, otro juego sucio de nuestra mente.

Ante estos actos tantas veces repetidos, reflexivamente y con serena lucidez, alejados de otros aún embotados o borrachos por la locura colectiva que lo envuelve todo, quizás concluyamos con cierta certeza que no estamos liberados de seguir ídolos, y en realidad no somos libres de elegir ni de discriminar nada, y en rigor, no tenemos cómo reconocer los líderes entre nosotros, consecuentemente quizás estamos condenados a seguir este juego macabro una y otra vez.