lunes, 12 de enero de 2015
Abuso social
Un hombre joven que inicialmente me trató de “casero”, me tapa de groseras palabras porque no le entregué unas monedas que para mi fatalidad no me quedaron después de pagar el parquímetro, el sujeto “cobraba“algo que nunca contraté, un supuesto cuidado de mi auto por unos 15 minutos en un lugar regulado con parquímetro en la ciudad, me muestra con gestos que su locura abusiva le da licencia para rayarme el auto.
Desde hace unos tres días en un local comercial en la planta baja del edificio en que tengo oficina, se realizan trabajos de cambio de pavimento, para colocar el nuevo pavimento se requiere retirar la baldosa antigua con un martillo neumático, el contratista, probablemente una empresa pequeña usa uno del tipo hobby, por lo tanto se siente que una pequeña máquina que rebota y rebota en el suelo, así, debemos soportar el ruido sordo e intenso durante todo el día laboral, he intentado reclamar, hacer algo, hablar con la empresa y nada ha resultado, como en muchos otros aspectos, mientras salto en mis sillón, me siento abusado.
Hace unos dos meses se me olvidó retirar mi auto de una calle donde lo dejé cerca de las 8 a.m. para llevarlo al estacionamiento que abre supuestamente a las 8.45, un supuesto utópico sólo para el contrato porque normalmente abre a la 9.10 a.m., el día me costó $11.300, claramente un abuso, una violenta muestra que un bien de uso público - probablemente pavimentado con mis propios impuestos - tiene dueño y lucra mucho más que un estacionamiento privado que cobra $ 5.000 el día.
Cada cierto tiempo compro pescado en un centro distribuidor gigante que se ubica en Concepción, miro, veo precios y compro, y no en pocas ocasiones he llegado con pescado podrido a mi casa, luego viene el dilema, sentarme a pensar si es conveniente botarlo o intentar volver al comercio en cuestión, es decir, gastar bencina e ir a encarar a un vendedor que ya demostró que no tiene ética y le importa un bledo mi salud y la de los otros compradores, el fiscalizar normalmente brilla por su ausencia, el abuso está servido con un concentrado olor a podrido.
Muchos hemos escuchado cada cierto tiempo que la clase política que nos dirige se aumenta el sueldo y/o gasta en excesos superfluos que son criticados en pasillos, entre dientes y uno que otro valiente que dice algo. Cada vez que esto ocurre, siento la sensación de abuso.
Tengo la sensación que estamos fomentando al interior de la sociedad una casta de abusadores, cada vez que alguien, un grupo, un colectivo, una empresa, etc, puede abusar de otros, lo hace, se siente en los programas de salud, se siente en el retail, se siente en la banca, y se siente desde del estado quien muchas veces es juez y parte de asuntos donde los individuos valen menos que una mosca, el caso de impuesto internos es paradigmático. El abuso se siente en todas partes y sistemáticamente nos va transformando o mutando en tres tipos de individuos, los que actúan como muñecos de goma que lo absorben todo, aceptan y pagan, los que no aceptan pero se comen la rabia y la llevan a sus núcleos familiares y allí explotan, y los que aparecemos alegando por todo.
El estado se da cuenta dentro de su somnolencia o condición de sopor permanente de lo intolerable de algunas situaciones, y luego de larguísimo debates, logra frenar un abuso por aquí y otro por allá mediante leyes y reglamentos, pero mientras eso ocurre, el conjunto de abusadores está buscando otros frente donde actuar, se trata de una lucha sin final, con un sólo ganador, el abusador.
Mucho se ha dicho sobre la materia, cada cierto tiempo, los canales de televisión se inventan programas para evidenciar lo crudo de la situación, para algunos desdichados ciudadanos es vivir una película de horror , y parece en esos momentos que todo el mundo condenara los hechos, pero nada cambia, si cierta cadena comercial se puede poner de acuerdo con otros para controlar los precios, lo hará, si cierto profesional, vital para ti, puede cobrarte más, lo hará, si cierta compañía con quien firmaste contrato esperanzado que te ayude en tu desgracia encuentra como no pagarte, lo hará.
¿Quien actúa correctamente en estos tiempos?, ¿quién cumple lo que ofrece?, ¿quién actúa honestamente para poner sus márgenes de utilidad? . Me parece que hace rato hemos perdido el norte de algunos temas éticos como sociedad, quizás falta más fiscalización, más denuncia y condena, y hasta una mayor claridad de deberes y derechos para nuestro rol de consumidores, pero eso no hará cambiar una cultura, la cultura del abuso está más o menos posicionada en segmentos amplios de la sociedad, junto a otras prácticas insanas como el amiguismo, la corrupción y el nepotismo estan frenando negativamente nuestro avance social, nuestras expectativas de un mañana mejor y nos esta enfermando.
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Buena pregunta, vivimos en el mundo de la mala educación, de no respetar al otro. Todo es relativo y eso provoca que hemos perdido, como dice usted, el norte de algunos temas éticos.
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