lunes, 13 de noviembre de 2017

Legiones de vendedores de pomada



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He leído a algunas gentes, menos de las que quisiera, personas que han dejado algunas ideas refrescantes con el ánimo de ayudar a otros en sus vidas, una de las citas que considero brillante es la del filósofo británico Bertrand Russell al decir : “ El problema con el mundo es que los estúpidos están seguros de todo, pero los inteligentes están llenos de dudas”, este enfoque me ha hecho re-pensar y re-pensar muchas veces y me ha servido para volver sobre mis pasos otras tantas, y de paso darme cuenta de que la tontería está más cerca de lo que creo, anidando en mi propio cerebro.

Por otra parte, se dice que Albert Einstein dijo alguna vez “ Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre “, es decir, la exposición de alguna pequeñísima porción de verdad debe ser al menos fácil de entender, y aunque tosca, no debería dejar de ser parte de la verdad, eso que parece un ataque directo a nuestro sentido estético, es en cierto modo una luz roja para el cerebro que tiende a lo barroco, al adorno superfluo, a llenarlo todo de manteca.

Escuchaba hace algunos días una entrevista a una conocida Gurú que tiene sus cuarteles generales en Uruguay, y que hablaba en un canal de televisión sobre su método para alcanzar la iluminación, la paz interna, la esquiva felicidad, después de escuchar un rato me di cuenta que no creí nada de lo que se dijo, fui un escéptico completo, y además me cuestioné ¿cómo? alguien puede caer en algo tan evidentemente maquillado, solapado y con tanto recoveco.

Al dar una vuelta nuevamente al producto, o sistema en cuestión, me pareció tan jabonoso, tan decorado y falto de sustento que me hizo dudar de mi propio juicio, juicio que a veces también pierdo, caigo embobado al escuchar atentamente alguna teoría de la conspiración hábilmente presentada en algún canal YOUTUBE, claro, con la salvedad que eso lo veo como literatura, como deporte. El responsable es probablemente el pensamiento crítico, cuando se coloca esa barrera a la realidad las dudas atacan a mansalva, llegan a ser unas musas malévolas que se encargan de destruir cada intento de levantar un pontificado propio, de acercarse a algún pontífice de moda, de comprarse unas verdades en el supermercado de las autoayudas o los discurso políticos, no tienen piedad con nadie, a su vez atacan al mismísimo Bertrand Russell al dudar sobre su juicio sobre el mundo y los estúpidos, como consecuencia se cae sin quererlo en el relativismo y en una suerte de blindaje extremo en el cual no entran balas, pero al mismo tiempo en el refugio se mantiene uno apenas a flote en un mar de dudas.

Sobre este asunto, recordé un dialogo que leí en “La vida eterna”, un texto muy entretenido de uno de mis autores favoritos, Fernando Savater, cuenta el filósofo tomando una anécdota de “La biblia en España” , que el evangelista inglés George Borrow viajó en el siglo XIX a España a distribuir biblias protestantes, en cierta ocasión trató con un campesino andaluz, que al saber a qué iglesia pertenecía su interlocutor, se negó a seguir escuchándole con el siguiente argumento: “ Mire, yo no creo en la religión Católica, que es la verdadera, cuanto menos voy a creer en la suya, que es falsa….”.

Volviendo a la vida actual, pienso que esta exige como al armadillo abrir la carcasa de vez en cuando, levantar las protecciones, y confiar en los débiles andamiajes de verdades que aceptamos para poder caminar y sostenernos en este mundo de luces y sombras, mundo en el cual encontramos junto a la inocencia, al que es derecho y al traidor, a la biblia junto al calefón como dice el tango “cambalache”, así, junto a artefactos y situaciones inconexas también encontramos unos individuos especiales que chocan frontalmente con nuestro pensamiento crítico, a veces son colectivos, gremios completos, quizás legiones , son todos vendedores, no cualquiera, son vendedores de pomada.

La venta de pomada se entiende en Chile como aquella intención de vendernos un producto que no tiene ningún efecto real, una suerte de suero placebo, pero que es publicitado con efectos grandiosos y al cual accedimos porque compramos el discurso, entonces cuando poseemos la pomada, últimamente encendidos y “buenistas” discursos políticos, debemos necesariamente controlar y atar nuestro pensamiento crítico, lo metemos en un cajón y cerramos con llave.

La lucha interna de mantener el pensamiento crítico en “on”, activo, siempre ha sido dura, no resulta fácil mantenerse lúcido cuando hay tanto canto de sirena alrededor y no tenemos un mástil donde amarrarnos como lo hizo Ulises, a veces los cantos son fantásticos y generan todo tipo de angustias por soltarse, por desamarrarse desde donde hemos logrado hacerlo, e ir en pos de la música, sobre todo cuando se ve a cientos que alegremente y muy decorados van detrás del encantamiento.

La señora que es una Gurú para muchos, no me venderá su pomada, pero no tengo conciencia cuánto ya he comprado, es decir no sé cuanta pomada tengo en mis bodegas mentales, y así será siempre, y también lo será mi intento de mantener mi espíritu crítico libre, rondando por ahí, como una fiera mascota que muestra sus afilados dientes, la que espero me entienda cuando tengo que colocarle su bozal y encerrarla, porque al fin de cuenta soy humano, me equivoco, “Alguien” me dio licencia para hacerlo..

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