jueves, 5 de diciembre de 2019
Insana ansiedad
imagen desde www.publicdomainpictures.net
Por estos días en Chile se duerme mal, a saltos, en mi caso duele el cuello por una tortícolis persistente. El asunto es que dan vueltas y vueltas los momentos que se viven en este pequeño país, y probablemente son muchos los que intentan imaginar a media noche alguna salida, yo entre ellos.
Se han roto todas las confianzas, y al menos en las generaciones que hoy manejan los asuntos no se volverán a reparar, será el futuro una convivencia entre sospechas, entre sonrisas falsas y probablemente el cinismo será el invitado a todos lados, quizás hasta llegue a reemplazar la envidia y eso es mucho decir.
El asunto es que - interpretando a muchos - estamos ansiosos, hay tanta información contradictoria circulando por todos los vericuetos que nos sentimos aplastados, aturdidos por ella, como sabemos, estamos viviendo en la edad de la posverdad, ¡ vaya premio que nos ganamos en esta generación ! , no sabemos qué es verdad, qué es mentira, además la realidad se ha estado transformando tan rápidamente que no sabemos cuándo caemos en la irrealidad, y tal parece, este ambiente tiene algo de irreal, o al menos está emparentado con el realismo mágico latinoamericano, el de García Marquez y los otros.
A veces sospecho que la mente no puede procesar los datos que capturamos con los sentidos que aún nos funcionan, quizás se requiera otro estado de la mente, un estado alterado por un mantra político, o inducidos por alguna hierba u hongo que nos aleje de cualquier certezas, de cualquier verdad, porque la verdad aparentemente buscó refugio en la luna, al parecer por aquí, en esta redondez ya no hay espacio donde se sienta segura.
Circula por internet todo tipo de conspiración y también una división entre chilenos que me resulta brutal, vomitiva, a causa de eso cerré mi cuenta de facebook, una red social sin mucho afecto de mi parte y que revisaba de tanto en tanto, me servía para tener una noción sobre la salud esas viejas amigas, de esos viejos amigos, estimados amigos de todos los colores políticos que de improviso, varios de ellos se transformaron, así las cosas, los mensajes de bendiciones por el nacimiento de la guagua de alguien, o aquellos buenos deseos por ser un buen tipo, se transformaron en un caudal de slogan ideológicos y discursos de trincheras , aparecieron los mensajes viralizados y en algún momento me sentí en un Deja Vu.
No tengo idea que pasará en Chile a futuro, no se ven bien las cosas, al parecer este tipo de terremotos es más fuerte que aquellos que nos envían las fuerzas naturales, los terremotos sociales que nosotros generamos, estos estallidos sociales, además de herir los cuerpos, hieren el alma, y al parecer eso no se cura.
Escucho las sirenas, las vuvuzelas , los tambores, los disparos (¿balines?) y los griteríos hasta cuando estoy soñando, además, sueños con serpientes como dice la canción de Rodríguez, y ese es tal vez otro de los problemas, estamos emigrando todos desde una condición de mamíferos acostumbrados a la cálida leche materna, a otra, a reptiles de todo tipo, en mi caso estoy viendo como me aparece las escamas en la piel, no sé cómo estará mi lengua, pero veo a muchos que ya la tienen bífida.
En fin, quizás viene la calma, no lo sé, en todo caso vendrán más “primaveras “ como esta, sabemos que desde que aparecimos por el mundo en algún punto del tiempo, a poto pelado, con hambre y descalzos, que estamos enfrentados unos con otros, tenemos el signo de Caín y estamos condenados, eso, estamos condenados a vagar por estos límites terráqueos buscando paz, sin encontrarla nunca.
lunes, 18 de noviembre de 2019
¿Cómo salimos de esta?
Por estos días nos encontramos en pleno conflicto social en Chile, la protesta ha estallado y se ha generalizado, un número importante de personas de todos los estamentos de la sociedad protestan en la calles, algunos como representantes de los sin voz, otros en grupos y colectivos identificables, otros en su calidad de funcionarios públicos y una buena parte como hijos de vecino. Lo hacen en forma masiva y ruidosa, en la mancha humana se pueden ver letreros y pancartas que expresan el rechazo y el reclamo a todo tipo de organizaciones, prácticas, estructuras, agentes y en general, contra el sistema, en muchos casos la protesta es violenta, de confrontación.
El conflicto social es parte de la historia de Chile, ha estado aquí y seguirá, en el recuerdo de mi generación - de los últimos 30 años - la sociedad chilena ha ido acumulando una enorme cantidad de conflictos no resueltos ( nuestros conflictos y de los cuales somos víctimas y victimarios), conflictos que se van incorporando a una especie de cuarto de los lamentos, allí, muchos de ellos pasan a la categoría de “crónicos”, al igual que las enfermedades pareciera que carecen de solución, al menos hasta donde las "voluntades", los recursos y las capacidades pueden llegar.
Se ve difícil el futuro, el horizonte está lleno de incertidumbre y los escenarios están agitados por fuerzas de todo origen, magnitud y orientación, alguna de esas fuerzas que agitan los vientos son claramente anarquistas, otras genuinamente ciudadanas, otras de reacción a problemas puntuales, problemas que afectan o afectaron a seres queridos cercanos, también las hay, como no, políticas - ideológicas, en fin, el ambiente esta enrarecido.
En este ambiente, que es también de crispación, violencia, mutilación y muerte las palabras duelen, pero nadie puede escuchar las palabras de dolor que vuelan por ahí, en el ruido de fondo se repiten hasta el cansancio las consignas, las sirenas y los gritos de todo tipo, es un ambiente surrealista. Los agentes del estado con bastante torpeza y mala preparación pretenden contener las muchedumbres, pero el resultado es más y más destrucción, daños y fatalidad, mientras tanto la ciudad se cierra como un gigantesco armadillo.
Muchos piensan que esto se veía venir, en especial quienes se dan un tiempo para pensar y darle vuelta a los asuntos nacionales, en todo momento se pudo individualizar uno de los monstruos, el abuso, en este blog el abuso se vienen denunciando desde hace rato,
http://ayudandoaconstruirchile.blogspot.com/2011/10/enfermos-mentales.html
http://ayudandoaconstruirchile.blogspot.com/2015/01/abuso-social.html , http://ayudandoaconstruirchile.blogspot.com/2018/04/por-que-creamos-ambientes-urbanos.html , http://ayudandoaconstruirchile.blogspot.com/2018/02/solo-queremos-justicia.html
es muy claro que no había que ser profeta, sólo era cosa de esperar el cansancio, muchas de las prácticas políticas, económicas y sociales que ocurren en el país son percibidas como martillazos en la cabeza por los ciudadanos.
Lo anterior sugiere al olfato, que buena parte de la crisis tiene que ver con el colapso de los valores humanos, al menos en las situaciones abusivas, quien pueda saltar o soslayar sin costos inmediatos los valores humanos más básicos y entregarse a prácticas oscuras, manejos, aprovechamiento y utilización de sus semejantes en alguna dimensión y escala, lo hará.
¿Qué hacer?, en especial podemos preguntar , ¿qué hacer cuando todo está en cuestionamiento?, no solo la clase política lo está, todo lo está, el panorama es sombrío, pero según lo que señala un destacado intelectual catalán (M. Castell en conferencia en el CEP) , esto es un fenómeno global, un rebalse que encontramos por todos lados, y que en tal caso, si nos hundimos en Chile, en realidad nos hundimos con todo el mundo, con ello hay un llamado a actualizarnos o a desaparecer, y en el caso chileno, hay que tener además la claridad que en materia de separación entre gobiernos y gobernados, no somos la excepción.
Desde mi óptica y calmadas mis propias convulsiones internas, pienso que el camino de aquietamiento podría ir por el acuerdo social, por un nuevo contrato o pacto, una propuesta que tiempo atrás preguntaba en este mismo blog, ¿por qué no se trabajaba en ello?, lo decía cuando sentía que en el ambiente nacional estábamos como pollo sin cabeza. http://ayudandoaconstruirchile.blogspot.com/2018/12/como-pollo-sin-cabeza.html.
Son muchas las variables que un acuerdo social implica, como todo acuerdo, lo suscriben quienes representan algo, quienes tienen la confianza de otros, pero cuando ese representante o esos representantes no están o son falsos, todo el asunto no es más que una intentona fallida, un entramado de humo. Mi preocupación es que al parecer no tenemos interlocutores válidos en el actual escenario, hay una crisis de confianza generalizada, nadie se salva, pero además, y para empeorar las cosas se detectan actores de roles por todas partes, personajes que quieren hacerse pasar por los dueños de las demandas, son parte de las legiones de vendedores de pomada.
http://ayudandoaconstruirchile.blogspot.com/2017/11/legiones-de-vendedores-de-pomada.html
En síntesis, estimo que el país tiene problemas estructurales muy serios, y con un sentido de responsabilidad habrá que abordarlos, y en eso tenemos mucho que aportar todos nosotros/as, pero también, y más preocupante, hay una pérdida de valores fundamentales en la sociedad, se ha olvidado en todos los segmentos el …“no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti “, esto es muy duro y triste, y en mi caso, no sé cómo se resuelve. Quizás apuntando a amplios acuerdos sociales, en que se estipule muy bien las responsabilidades y las contribuciones de cada uno,y de esa forma, al tomar conciencia del rol de cada cual, tengamos alguna posibilidad de hacerle un “dribling” a un futuro que parece incierto.
lunes, 28 de octubre de 2019
Conflictos
Por estos días hay un ambiente de tensión en la sociedad chilena, vemos marchas masivas por aquí, por allá, en todos lados, la gente está contra los sistemas, las actitudes del gobierno y contra los abusos de todo tipo, quieren cambios, queremos cambios.
Pero no sólo vemos en Chile el fenómeno, la situación de conflicto envuelve al mundo, vemos algo más nítida la situación en Latinoamérica porque estamos aquí, pero hay conflictos en Norteamérica, en ciudades europeas como Paris y Barcelona, en ciudades asiáticas y algo más lejos, divisamos los interminables conflictos en el medio oriente, es decir, el mundo está convulsionado.
Muchos dicen tener la solución a las múltiples problemáticas sociales, a los abusos, carencias y sufrimientos, así, las sociedades se bambolean entre unos sistemas y otros, pasan por los que ofrecen más estado, a otros que ofrecen más libertades, a otros que ni siquiera saben lo que ofrecen, pero ofrecen cambio. Es decir, estamos a la deriva, en una condición de náufragos, haciendo eco de lo que somos, una especie de huérfanos cósmicos.
Pienso que no hay solución, y aunque suene nihilista, pienso que no la hay, eso no significa que me estoy haciendo un fan de Nietzsche o que traigo recetas de Camus, lo que puede haber es cambio. Si tenemos un poco de tiempo y revisamos la historia, el conflicto en las sociedades, aquel conflicto que hoy sentimos con más intensidad, ha estado en la sociedad humana desde sus inicios, desde la noche de los tiempos, y ha traído ganancias y también pérdidas de todo tipo, es decir, avances y retrocesos brutales.
Alguien dijo que somos seres multidimensionales, tenemos en una misma realidad conviviendo muchos tipos de individuos (in myself), al menos somos unas siete dimensiones, cada una con sus intereses en particular, y aunque la racionalidad controle algunas, o simplemente se apaguen algunos switch como lo hacen algunos místicos, las otras dimensiones que cargamos a cuestas siguen pidiendo atención, tiempo y desarrollo, es decir, somos el conflicto.
Por otra parte está el EGO, el ego debe ser el más tirano de los tiranos, muchos intelectuales han vertido ríos de tintas para intentar explicar esta auto-identidad que empuja las acciones, comportamientos, pensamientos y construye las ideas y los sentimientos. Un gurú que yo seguía hasta hace algunos años, decía con toda razón que el EGO es un usurpador, al no poder controlarlo nosotros, nos reemplaza, así las cosas, en el juego real, no en el virtual, corre nuestro ego junto a otros disparando a los elefantes, luego nos sacamos fotos frente a la bestia muerta.
Aunque estimo que no hay solución, pienso que hay ratos de calma, de entendimientos, una suerte de “veranito de San Juan” al cual podemos aspirar, aun sabiendo que puede arribar no como lo esperamos, porque puede venir con lluvias y relámpagos, pero se puede tener la esperanza que llegará, no para quedarse, para volverse a ir.
La manera prosaica de alargar esas calmas, esos espacios de aparente tranquilidad es revisar de tiempo en tiempo que tan caliente esta el caldero social, a veces puede estar allí, siempre intranquilo, en ebullición siempre tempestuosa, pero otras se descubre que está a punto de estallar, y cuando va a estallar, ni aunque se le tiren toneladas de paños fríos podrá evitarse la situación, estallará.
En el proceso que sigue a continuación, en mi percepción, se pierde y también se gana, en caso contrario mucho de nosotros no estaríamos aquí, somos producto del cambio, algo de libertad y derechos hemos logrado, también hay que reconocer que habrán algunos que por sus afanes personales cambien de estatus, porque sabemos que: “a rio revuelto….”. Pero como tantas veces ha ocurrido, los que aparentemente ganan en la vuelta, serán los futuros perdedores, y en la esquina de los perdedores, encontraremos algunas víctimas con pérdidas que poco después les costará la vida por las depresiones siguientes, y otros que tendrán que arrastrar de por vida secuelas de la situación.
Lo que queda por lo tanto es reflexionar, entrar en esa especie de “box secreto” en que podemos refugiarnos los humanos ( y que es un regalo que venía en el mismo envase), para darle vueltas al asunto e intentar resolver , ¿qué podemos arreglar?, ¿qué podemos modificar?, ¿qué nuevas estructuras y sistemas podemos proponer?, eso en el buen sentido, en la buena leche, porque sabemos que hay otros muchos que están demasiado afanados recogiendo pedazos del tinglado que les puedan servir para sus proyectos personales.
Al final, es la vida, y al volver la vista atrás y mirar nuevamente la historia, se puede concluir que la historia no se repite realmente, no es que esos acontecimientos vengan de nuevo, lo que la historia nos enseña es que somos nosotros los que cargamos el conflicto a través de las edades, y con ello, tenemos ticket para entrar en el próximo, por eso, creo que contribuiré a hacer los esfuerzos para que llegue alguna calma, sabiendo de antemano, que ese espacio de resguardo que muchos ayudarán a construir con su esfuerzo desinteresado, pasará, como pasamos nosotros, como pasa todo.
sábado, 6 de julio de 2019
Campeones de los malos entendidos
Fuente : Ofrases.com
En algunos ámbitos es una práctica recurrente el hecho que existan reuniones especiales de “acercamiento” , o de “aclaración” después de un “mal entendido”, algunas figuritas del mundo televisivo venden en exclusiva la reunión donde se juntan para “aclarar” sus malos entendidos, por supuesto muchos deseosos televidentes y medios están presentes, todos desean que las cosas se “aclaren”, de paso, las figuritas en cuestión obtienen recursos para subsistir otros meses, la vida en alguno ambientes es bastante cara, por lo tanto habrá que empezar a planear el próximo “mal entendido”.
También es recurrente el tema en otros medios, por ejemplo en el mundo del futbol, a partir de un malentendido a veces existe una continuidad, una saga, entre lo que dijo uno y lo que dijo el otro, en otros deportes también se cuecen habas, lo mismo ocurre en el ambiente de la música, la dirigencia gremial, etc., sin embargo todos concordaremos que el asunto es pan de cada día en el mundo de la política.
Alguno escépticos del fenómeno político nos damos cuenta que en las declaraciones posteriores a una cuenta pública o un discurso al país, cada lado entiende lo que quiere entender, por supuesto el lado contrario a fulanita o fulanito que tiene el cargo entendió todo al revés o simplemente no entendió nada, por en otro lado, en las filas propias de fulanita o fulanito, todo se comprendió a la perfección y la claridad del discurso es uno de los rasgos a destacar.
Es evidente que en esos casos se trata de un deporte, lo que se busca es bajar el perfil, hacer hincapié en lo malo y jugar a la guerra, lo trágico del asunto es cuando el malentendido se traslada a la vida diaria, a lo cotidiano de la vida de cualquier hijo de vecino, cuando los que no se entienden son personas comunes y corriente que sí tienen mucho que perder.
Algo pasa con el castellano por estos lares, así como es un lenguaje bastante potente para escribir poesía porque una palabra puede ser polisémica, y puede trasladarnos a mundos que el autor ni siquiera soñó, nos juega muy malas pasadas cuando se intenta transmitir algunas ideas, es poco compacto, poco preciso, quizás el juego de los significados en algunos contextos es un campo minado, se requiere precisar y precisar porque una idea se puede interpretar de una forma equivocada.
Para complejizar aún más el panorama, en nuestro país hemos inventado el “Shileno”, una derivada del idioma español, adobado con otros varios lenguajes autóctonos y modernizado en forma recurrente por la creatividad popular, ese “mix”, con el cual nos comunicamos a diario, es un verdadero dolor de cabeza para los inmigrantes latinoamericanos que han decidido venirse a vivir a nuestro país; están perplejos, por ejemplo les tomará años entender las diversas entonaciones y significados de la palabra “weon”, en muchos casos caerán en un “malentendido”.
El mal entendido entre ciudadanos es motivo de muchos conflictos pequeños, y que sumados, evidencian un conflicto mayor, una sociedad que no entiende es una sociedad que pierde potencial grupal, fuerza, que poco a poco se desagrega y finalmente se desarma. Cuando el malentendido llega a una organización, divide, es abono para el resentimiento y la sospecha, nada bueno.
No sé si en esta texto pude darme a entender, probablemente no, a pesar de mis esfuerzos varias lecturas se pueden sacar de él, por ejemplo que me desagrada la farándula, o quizás estimo que los políticos juegan un juego sucio cuando juzgan las ideas de otro, o más de algún lector puede pensar que debo tener algún magíster en la palabra “weon”, o “gueón”, bueno, nada más lejos de eso.
viernes, 5 de julio de 2019
Adiós al Jardín del Edén
Paraiso Perdido - Obra de Gustavo Doré
Reflexionando sobre el Jardín del Edén y la naturaleza humana, estimo que nosotros, humanos, no podríamos haber perdurado allí mucho tiempo, y si fuera el caso, nosotros los chilenos, probablemente hubiéramos sido expulsados antes, y quizás con castigos mayores, creo que nos salvamos de algo peor.
El ser humano lleva una contradicción interna que puede significar su aniquilación o su subida a niveles superiores, tanto de humanidad como de desarrollo puramente físico, cielo e infierno están al alcance de la mano por una condición propia, esa condición es nuestra aspiración al cambio, quizás como dicen algunos gurúes , esa condición se asocia naturalmente al deseo y se arraiga en nuestro ADN como deseo de cambio … para ir por más, siempre queremos más, no nos basta el mundo, queremos más, queremos cambiar la condición de mortales y pobres, hasta nos molesta la carne y los huesos que nos constituyen, queremos ser dioses, volar y superar toda imposición física ( y quizás allá en un futuro indeterminado se logre) , y por lo tanto siempre estamos afanados buscando maneras de hacer realidad lo que soñamos,(el “dream come true” de tantas y tantas canciones) o lo que otros sueñan por nosotros, que es más cercano a lo que realmente ocurre, y una vez que se alcanza, queremos más, ¡uff!
Las sociedades funcionan así, en el caso nuestro, Chile ha avanzado a unos estadios de desarrollo que son la envidia de nuestros vecinos; en la memoria colectiva, en los recuerdos propios y que son sólo de algunas décadas, se guardan imágenes y situaciones de carencias en movilidad, infraestructuras, equipamientos, y un largo etc., hasta hace muy poco éramos un país bastante pobre, hoy estamos parados algo más alto … buscando más, y así seguirá, el proceso no puede parar, es nuestra condición.
Por otra parte, es paradojal que siempre y en todos los escenarios en que se resuelve el cambio, se desarrollen las mismas fuerzas, las fuerzas conservadoras y las liberales, y de esa oposición dependamos, si no es así, caímos en la dictadura de alguna de ellas, y cuando ello ocurre, la cacería de brujas se desata y se vuelve a tiempos oscuros, a períodos donde se ejerce la “vendetta”, la “purga”, y otras locuras, es decir, se ejercer la maldad en todas sus posibilidades, el antídoto que muestra la historia es ese “ tira y afloja” y que debe ocurrir en un marco de respeto mutuo, por supuesto obligado ( por eso ambas fuerzas intentan acabar con quienes son encargado de mantener el orden), allí se avanza, hay más derechos, más actividades y recursos, también en ese marco somos alguien, un individuo con nombre y apellidos, ya no se requiere ser un “hidalgo” como en los antiguos tiempos, ni tampoco estar con el “carnet” al día.
La ecuación no estaría completa sin los religiosos, tanto conservadores como liberales tienen los suyos, leyendo a Yuval Noah Harari en su excelente obra, “De animales a dioses” , se comprende que lo que llamamos “ideologías ultras”, son en realidad religiones, religiones con santos propios, libros sagrados y todo, y claro, les sucede a algunas personas en su búsqueda de sentido a sus vidas, encuentran en esas prácticas su iluminación y la verdad absoluta.
La tensión social parece ser entonces un medioambiente natural, una realidad que si la cambiamos es para mal, nos lleva a las dictaduras, y por lo tanto debemos aprender a vivir con esa tensión, a pensar estoicamente que es por nuestro bien, e intentar -apelando a nuestra profunda humanidad- a tratar con los religiosos de ambos lados, y ni pensar en juntarlos a conversar en algún lugar, no importa la clase de café, ambiente y buena onda que se pueda disponer, sería como juntar materia con antimateria, se aniquilan.
Hace algún tiempo pensaba que ese escenario era difícil, complicado de soportar, después de todo varios cubos de mala leche se evacuan por ambos sectores todos los días, en especial por facebook y otras redes sociales, escuchar a veces a tus propias amistades es algo amargo y denso a ratos, pero es como todo, nadie dijo que acá afuera del Jardín del Edén las cosas fueran fáciles.
viernes, 11 de enero de 2019
Regando bajo la lluvia
imagen de https://pixabay.com
Hace unos días, mientras viajaba al centro de la ciudad, encontré una escena que me hizo pensar todo el viaje, vi a dos hombres, unos funcionarios de alguna empresa de paisajismo regando una área verde, mantenían un jardín urbano como debe ser habitual, pero a esa hora y por mucho rato llovía sobre la ciudad, llovía de manera intensa, estaban regando bajo la lluvia.
La escena me hizo cuestionar una serie de situaciones que se asemejan y que dice relación con la forma en que se dilapidan los recursos, recursos en genérico, y que sabemos que son difíciles de obtener y siempre son escasos, siempre están “al debe”.
Pienso que nosotros deberíamos ser una sociedad muy diferente, los terremotos nos dejan unas enormes cuentas, una heridas gigantescas que cuando están algo más sanas, nuevamente el fenómeno natural nos golpean para dejarnos de rodillas, esa escena fatal me recuerda el mito de Sísifo, el castigo de llevar una roca hasta las altura con mucho esfuerzo, solo para que esta caiga nuevamente, y así empezar a subirla otra vez en un “loop” por toda la eternidad.
Aún con esa situación conocida y recurrente y que afecta a cada generación, pienso que somos un país afortunado y consecuentemente deberíamos ser diferentes, vemos que el esfuerzo diario genera recursos, en alguna medida el orden que muchas personas tienen en sus vidas, sumado a la fe en los proyectos personales y la entrega a sueños y utopías, permiten que el Estado recoja miles de millones de pesos, pero ese mismo pensamiento me dice que parte importante de esos esfuerzos se dilapidan, la pregunta es ¿por qué nos ocurre esto?, ¿no basta el daño que nos hace la naturaleza para aprender a ser más eficientes y eficaces en el uso de los recursos?.
Puede ser polémico señalar que hay despilfarro y hasta apropiación indebida, que ha habido tiempos de vacas gordas y no se ha notado, que no se ha evidenciado un mejoramiento que permita enfrentar los tiempos de vacas flacas. La forma más evidente que muchos sienten que se dilapidan los recursos es financiando los cargos políticos, es un sentir que sale en las conversaciones privadas, que genera comentarios mordaces, es una protesta silenciosas que está en el ambiente, parece que es cierto que pagamos los mejores sueldos a algunos representantes de la clase política, por eso se siente que no hay cuidado en el manejo de esos recursos, y hay desazón cuando se informa el monto de los sueldos que se pagan a personas que parecieran no tener los méritos para ser nombrados en algunos cargos, o que hay pagos post-servicios, que existen algunas perseguidora de vida para algunos o el “agradecimiento vitalicio” para otros pocos.
Pero ese aspecto del cómo se van los recursos, pienso que esta gastado, ya es un cuento viejo, y como tal, no parece que tenga solución, a no ser que ocurra un despertar a la ética, o que al menos triunfen algunas mociones que han presentado parlamentarios jóvenes, la gente nueva que sienten que se les paga mucho por lo que hacen, algo les suena mal, quizás pasado algún tiempo ya no les preocupe tanto, pero en fin, es un cuento viejo, lo nuevo que estamos empezando a presenciar, es que otros representantes del estado “transfieren” recursos destinados a sus instituciones a sus cuentas privadas.
La forma en que se dilapidan los recursos públicos es bastante variada, y en algunos casos bastante más torpe, una de ellas es seguir insistiendo en hacer ciudad difusa, seguir aumentando las ciudades ocupando suelo fértil, lo que implica extender al infinito las redes, las vías pavimentadas, los servicios, y otras componentes vitales como los servicios policiales, con ese torpe “dejar hacer”, no solo hacemos las cosas lo más costosas que podemos, sino que se la ponemos bastante difícil a personas que se gastan la vida viajando al trabajo.
Ciudades como las nortinas vinculadas al cobre, no son los paraísos que esperaríamos ver, una amiga me dijo un día, no vivo en Dubái, al revés, vivo en una ciudad sucia, fea y llena de problemas de sobrecosto, y que además está a la espera de su muerte cuando termine el mineral. Todo este tiempo se ha desperdiciado, nadie que debería hacerlo ha visualizado ninguna apuesta para un escenario previsible, ni siquiera se intentó, llegado el momento, como todo campamento aquello se levanta y desaparece, parece que la época del salitre no nos enseño nada, los recursos que una vez estuvieron allí se fueron con el viento.
Pero también hay que decir que dilapidamos los recursos naturales y los esfuerzos que se realizan para la crianza de animales en un territorio complicado y escaso para ello, resulta penoso conocer que hay compatriotas que no les alcanzan las “lucas” para comer, que en su jornada diaria de trabajo apenas pueden comerse un “completo” o unos tallarines sin carne, pero hay mascotas que la pasan bastante bien, una marca de alimentos para mascotas dice en su propaganda “…Esto significa que la comida para mascotas de xxxxx® contiene materias primas de origen animal de los mismos animales que nosotros comemos, como ternera, cordero, pollo y cerdo….”, y no solo eso, varias toneladas de pescados se extraen para esos paladares, demás está decir que esos compatriotas que no ladran ni ronronean, pero que se esfuerzan mucho, tampoco les alcanza para comer pescado, el mismo mensaje de la empresa en cuestión dice sin embargo …..”la carne del pescado azul contiene omega 3 y vitaminas A y D, ideales para mantener el pelaje sano y brillante….¿?
Hay muchas formas en que dilapidamos y se dilapidan nuestros esfuerzos y nuestros recursos, y también la vida misma de las personas. La pérdida de agua que muestra la escena al inicio de esta reflexión es seria, nos estamos quedando sin agua, somos candidatos a quedarnos secos. Espero que esa imagen real que ocurrió un día de enero sirva para darle vueltas al asunto.
jueves, 3 de enero de 2019
Nosotros, los autoflagelantes
Imagen de http://www.colegioveterinario.cl
Al parecer en algunas situaciones no hay un término medio, hay uno u otro estadio, si no está en uno, estas en el otro y punto.
Chile actualmente se encuentra entre los países con índices de felicidad altos, cercano a los 26 puntos, más cerca de Finlandia, el número 1, el campeón, que de Sudán del Sur, un país de África que en los números luce poco feliz, está en el lugar 154. Todo hace suponer que vivimos muy contentos en este suelo, que si bien no todo es miel sobre hojuelas, al menos tenemos un sentimiento de agrado, de complacencia de amanecer cada día vivos, de poder salir de nuestras casas y enfrentar el mundo; pero hay algo en el ambiente, se puede oler un aroma de actitud contestaría con algo de pesimismo y algunos buenos kilos de impotencia encubierta, esta última es una actitud que aparece en la conversación intima, en el diálogo en confianza, en el “face to face”, pienso que en algunos escenarios esa impotencia encubierta nos posiciona como autoflagelantes.
El siguiente es un caso para reflexionar, para darle vueltas, posiblemente estemos llenos de este tipo de situaciones, tengo la sensación que en el ambiente de felicidad que nos detectan, hay algunos escenarios kafkianos.
Una señora de 85 años vive sola y encerrada en su casa, debe salir a caminar de preferencia en forma diaria, su corazón lo está pidiendo a gritos, su ánimo también, pero no puede, tiene miedo de ser comida. Un día “alguien”, una persona de buena voluntad le dio de comer a un perro vago, esa misma persona le dio de comer luego a un segundo perro vago, luego un tercero y así nos fuimos, hoy son unos nueve, han encontrado un lugar donde estar, un punto en la ciudad donde llegar, relajarse, dormir y comer, en esta escena feliz, unos perdieron.
En la misma película, pero en otra escena, un vecino cansado que le robaran desde su automóvil que dejaba fuera de su casa que carece de espacio para un garaje, miró la situación de los perros, y ante la eventualidad de tener un sistema de alarma eficiente, y de contar con una fiera guardia permanente que cuide su automóvil, optó por sumarse y comprar alimentos para perros, es un “dog lover” y sigue el juego de la persona de buena voluntad.
La jauría es brava, el líder es un chico feo medio chueco y mal intencionado, con unos dientes tipo tiburón que muestra muy rápido, pienso que sufre de complejo de inferioridad. Cualquier vehículo que pase por el lugar será seguido con muestras de odio, aullidos, ladridos y otros sonidos funestos proveniente del meta-mundo de los perros, las muestras de agresividad de los canes va “ in crescendo”, su espíritu colectivo les hace saber a cada visitante que osa cruzar su “su territorio” , quien manda allí. En las noches los ladridos se incrementan, los aullidos alegran al dueño del automóvil e intimidan a otros.
Kafka entra en escena cuando se intenta hacer algo, entonces los caninos a través de sus amistades humanas nos hacen ver que son “perro comunitarios”, porque cumplen con : “perro que no tiene un dueño en particular pero que la comunidad alimenta y le entrega cuidados básicos”… sic, por lo tanto el proceso de alejarlos requiere que un juez los declare peligrosos, eso podría ocurrir si un fiscal competente logra demostrar con pruebas convincentes que existe riesgo, es decir, deberá acompañar algunos casos de ataque documentados con medios de pruebas válidos, o la muerte de algún ciudadano honorable y debidamente identificado, no se vale llevar un cadáver nn, se podría argumentar que fue llevado al lugar, una acusación muy fea.
La ley que aborda estos temas, la ley “Cholito” prohíbe sacrificar estos animales bajo ninguna circunstancias, nadie lo piensa en este caso pero es un asunto curioso, día a día sacrificamos miles de otros seres sin tanta suerte, algunos de ellos grandes, rechonchos y mansos, otros rosaditos e igualmente gorditos, y quizás cuantos otros millones de condenados cubiertos de plumas, al parecer odiamos las plumas, ¿ será porque tenemos pelos?. La ley es clara respecto a esa comunidad canina, se protege, no porque estén en peligro de extinción ni porque tengamos una cultura religiosa que los proteja como el conocido caso de la India y sus vacas, es sólo porque los perros nos caen bien, los gatos por supuesto también, aunque estos últimos no les gusta morder a la gente, les gusta más el pescado, otros seres condenados, y así las cosas, les traemos una variedad de esos sabrosos nadadores desde las costas a sus mesas.
Continuando el tema, hay un “statu quo”, nadie mueve ficha, después de todo nadie quiere ser políticamente incorrecto, es mucho riesgo en los tiempos que corren, en varios casos se prefiere sufrir, morder la impotencia y aceptar la situación, eso es vivir encerrado, escuchando de noche el aullido a la luz de la luna, o los conciertos de penas de amores de la jauría.
La abuelita, las otras abuelitas, los niños y los otros vecinos no son los únicos que se siente intimidados y debe vivir su encierro, hay que agregar los hijos, parientes y visitas externas, los “delivery boy (o girl) ” y por supuesto el cartero que debe llevar entre sus ropas algunos huesos, muchos se acercan protegidos por sus automóviles hasta llegar a las casas, hay que tomar resguardos, el ambiente además se ha vuelto fétido, no hay baños perrunos por allí.
Pienso que somos autoflagelantes, normalmente se hacen leyes sobre una situación aún caliente, con la temperatura alta y sin mucha reflexión, sin medir en profundidad el alcance de la norma, una situación que tal vez ha ocurrido en este caso con la ley “Cholito”, me sumo a la postura que señala que hay que ser bondadoso con los animales, en ese tema también me sumo a otras varias causas, no me gustan los rodeos, ver sufrir los terneros, pero hay que dejarse una salida, una salida clara y operativa, una puerta que permita enfrentar los escenarios, porque en caso contrario se produce un nudo gordiano.
Finalmente, la razón indica que no hay que perder el norte, primero está el ser humano, no nos castiguemos todos por culpa de unos cuantos que odian a los animales, eso es ser autoflagelante.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)