Recuerdo cuando era estudiante universitario, viajaba desde el sur a estudiar a Concepción, subía a medianoche al tren japonés y me bajaba en la estación de Laja de madrugada, a veces lloviendo atravesaba un puente , y esperaba hasta las siete de la mañana en San Rosendo el próximo tren que procedía de Santiago rumbo a Concepción.
A veces también me iba en tren, una antigua máquina a vapor salía desde Concepción a las ocho de la mañana y llegaba a mi destino cerca de las nueve de la noche, muy cansado, con un día entero de viaje sentado mirando los interminables paisajes del sur, aguantando el olor a pollo cocido que consumía mi vecina y que detesto, pero con un pasaje rebajado gentileza del gobierno de Chile, a quién aún agradezco.
Al revés, dentro de los recuerdos desagradables tengo guardado un viaje que realizamos con mi familia al extremo norte en auto, de día el viaje era complejo por cuanto sólo hay una vía bidireccional, pero de noche el viaje se volvía una verdadera película de terror, cientos de camiones amenazaban con triturarnos, adelantando como locos y a velocidades increíbles, una verdadera selva. Ahora en la distancia me pregunto ¿ por qué no ocurren más accidentes si esas noches infernales se repiten cada día?.
El camión es un tipo de vehículo que no despierta mis simpatías, sin embargo es un ganador absoluto, es el rey del transporte en Chile con unas 140.000 ( 2007) unidades cargadas y circulando días y noche, las ciudades dependen de los camiones para sus suministros básicos a modo de una conexión de vida que no se puede romper, recuerdo el terremoto del 2010 y su ambiente de carencias de alimentos, bencinas y otros suministros, allí el camión era un superhéroe tan necesario como el aire.
Otro recuerdo que me viene a la memoria son mis horas mirando en silencio al pintor valdiviano Ricardo Anwandter pintando a orillas del rio Calle- Calle en Valdivia, un maestro, mientras algunos metros más allá el vapor Collico a modo de una locomotora arrastraba lanchones cargados de madera , algo mágico, una danza en el rio.
Ese vinculo con mi pasado a veces me hace soñar, ...” sueño con serpientes” canta Silvio Rodriguez en su prosa cubana, yo en cambio sueño viajando al norte en tren, hasta Arica y luego al sur-sur, hasta donde termina Chile , sueño que el tren le gana al camión transportando gentes y mercaderías, sueño mirar las ciudades y los campos a través de la ventana generosa del tren, pero de un tren actual, no tengo sueños con máquinas a vapor, tengo sueños con trenes actuales, rápidos limpios y silenciosos.
Pero también sueño con barcos, con vapores y lanchones, con olas y puertos, sueño salir de Talcahuano rumbo a Valparaíso y llegar lejos, tan lejos como las otras orillas extrañas, distantes, llenar mis ojos de mar.
Entonces vuelvo a la realidad, no hay trenes ni barcos en el horizonte, hay camiones y más camiones, ruido, polución y tráfico, el tren japonés se ha muerto en algún punto de su viaje, el barco sencillamente nunca llegó. Chile, el país de los eternos viajeros entre el sur y norte se ha estancado, y creo que la razón es que se cansó de esperar el tren y el barco.
La rebeldía a veces tiene formas insospechadas y la mía va por aquí, ¿qué maligna influencia no nos ha permitido tener los mejores y más veloces trenes de sur a norte y de norte a sur ?, no tengo encuestas pero parece que hay un país que lo pide a gritos, ¿qué ha pasado con las buenas intenciones de tanto políticos?, o será esto uno más de los disparates de mi cabeza.
Cualquier extranjero que mire nuestro largo país en Google podría suponer que el sistema de trenes en Chile es fantástico, de hecho, recuerdo haber visto una propaganda de algún vino de exportación, en la cual se muestra el imponente paisaje austral desde un tren que hipotéticamente viaja por la Patagonia chilena, bonito, pero ficticio.
Foto sitio http://farm3.static.flickr.com.
El tren en Chile tiene un pasado que a mi juicio se puede recuperar, se puede volver a construir a pesar del evidente estado de olvido y abandono, creo que el país lo espera y entre otros beneficios podría transformarse en un potente motor a favor de la descentralización.
Parece que poco a poco vamos perdiendo la memoria del tren, a veces me pasa, el tren al sur es un pálido recuerdo que a veces de desvanece en los vericuetos de mi juventud, pero esta amnesia no es comparable a otros casos, jóvenes chilenos que ni siquiera sospechan lo que significa viajar en tren, el tren se hizo un vehículo demasiado exótico en unos pocos años.
Pienso que parte del problema está en la cortadura de la cinta, los gobiernos se han hecho muy cortos para enfrentar desafíos de este tipo, en cuatro años nadie quiere iniciar empresas que terminaran otros, y claro, para abordar esta empresa se requiere visión de estadista, recursos y convicción, además de una buena cuota de cariño por su país.
Por otro lado, ahora llenando mi mente de mar , el mismo mar que día a día recibe las aguas del Calle y Calle me pregunto, ¿porqué no somos un país de marineros?. Alguna vez leí una historia sobre esto y dice que quienes fundaron este país eran gente de tierra adentro, del centro de la península, más ligados a las siembras y los caseríos interiores que a la costa, eso parece ser así, el mar no es para nosotros un elemento vinculante entre el norte y el sur, es más bien un paisaje desde las colinas.
El cabotaje podría ser una buena opción, pero no veo que la empresa privada lo vaya a hacer al menos no en el mediano plazo, a esta opción de transporte hay que darle nacimiento, criar al bebe y luego tal vez cuando crezca y se haga mayor, cambiar el papa. Creo que el Estado tiene un rol con lo civil, con el cabotaje entre los diversos puntos de este Chile costero, porque al final, en una síntesis de todo lo que somos, somos una gigantesca costa.
La armada hace lo suyo, llega a lugares lejanos y solitarios y conecta personas y cargas, pero me parece que ese sea su rol, se requiere otro tipo de redes para el transporte marítimo, otra forma de organizarnos frente a este mar, dialogar con él, hacernos sentir que más que portador de tsunamis, es una bendición.
Trenes camiones y barcos, una triada de actores que podrían convivir en armonía, pero creo que faltan sueños, sueños que permitan diseñar un futuro diferente y quizás cristalizar utopías de barcos y trenes.
viernes, 28 de octubre de 2011
lunes, 17 de octubre de 2011
REJAS
Si hay algo que destaca del paisaje urbano en las ciudades chilenas, especialmente en los sectores más populares son las rejas. Las rejas son omnipresentes, están en todos lados, en cada vivienda, en cada local comercial, en cada sitio.
Vivimos en un país enrejado, un país que siente miedo a la delincuencia que parece crecer más y más cada día. La reja es la barrera de seguridad que han construido los chilenos para separarse de la inseguridad cotidiana, pero a veces el costo por esta tipo de seguridad es alto, no son pocas las personas que han muerto en forma trágica intentando escapar de casas en llamas y quedado atrapadas por las propias rejas de sus ventanas.
Las rejas son un barómetro de la alarmante situación de delincuencia en nuestro país, las rejas son señales denigrantes que muestra la forma en que convivimos. El chileno promedio vive encarcelado en su casa durante su vida, y no solo le esperan las rejas en sus viviendas, también en sus lugares de trabajos, en las escuelas, en el comercio, en todo lados.
Fotografia tomada del sitio www.quepasa.cl
La delincuencia en Chile crece, cada año tenemos más personas en la delincuencia, un indicador de esto es la relación de la población penal, que para el año 2010 es de 340 reos por cada 100.000 habitantes, un indicador patético y que viene creciendo con fuerza, el año 2007 la cifra era de 240 por cada 100.000 habitantes, se trata de un indicador que nos sitúa en el ranking mundial, un record de vergüenza, la misma que nos llega cuando escuchamos que exportamos delincuentes a otros países como España.
¿ qué hacer?, algunos expertos aconsejan aumentar el control policial, imponer la tolerancia cero, construir lo que en otros lugares se llama la barrera azul, en alusión al uniforme de la policía, otros expertos aconsejan preocuparse por los problemas sociales, especialmente de la extrema pobreza donde se radica en gran parte la cantera de la delincuencia, otros están por aumentar las penas y terminar con la puerta giratoria, en alusión a las bajas penas del código penal chileno, el que a primera vista aparece muy garantista, porque es cierto, hay mucha gente en las cárceles, pero están allí por un corto tiempo.
Algo anda muy mal en Chile, lo demostró la actitud de cientos de personas durante el terremoto de febrero del 2010, mucha gente “normal” salió enloquecida a saquear locales comerciales y robar cuanto pudo en un lapsus de efervescencia colectiva. Es mentalmente insano pensar que todos eran delincuentes, pero se entra en algún nivel de insania mental si se piensa que se trata de la misma población donde debe residir la contención a este azote.
Lo primero que hay que decir, es que este no es un problema nuevo, la delincuencia en nuestro país es muy antigua, probablemente desde antes del nacimiento de Chile como país independiente, la historia muestra que durante cierto periodo de tiempo, habían extensas áreas, hoy regiones donde no había ley, donde el pillaje y el crimen era parte de la vida y el sufrimiento diario, por lo tanto se trata de un problema que tiene una componente cultural antigua e importante.
Una segunda idea que se puede plantear es el eufemismo, especialmente con el robo, la práctica más recurrente de la delincuencia nacional, el robo no tiene en nuestro país un castigo social fuerte, es más, personas que no se consideran delincuentes ayudan a mantener la maquinaria de la delincuencia aceitada y funcionando al comprar las “movidas” de otro, de este hecho, y la idea que muchas familias manejan acerca del “choreo”, no como un acto de delincuencia sino como una viveza, se puede concluir que la falta de castigo social tiene su base en una tradición atávica pero cultural, respecto a ese tipo de actos, bueno sería volver a llamar al pan pan y al vino vino.
Una tercera idea que hay que dejar en claro, es el sentimiento tipo Robín Hood que se hace presente en parte de la sociedad, es decir robar a la gente rica no es robo, es un acto de justicia y por lo tanto se trata de la mantención de equilibrios naturales, esto deriva de una visión de mundo en blanco y negro, los ricos son los malos y nosotros los buenos, me parece que esta idea tiene su base en una visión religiosa tergiversada y fomentada por ciertos sectores políticos, los que también ven el mundo así.
Una cuarta idea sobre este tema es nuestro sistema penal. La cárcel parece ser la continuidad de la vida en libertad, la cárcel es el lugar de “reunión” de amigos, donde se cocina lo que se quiera o lo que se tenga, donde se vive con quien quiera, donde se hace lo que se quiera, e incluso se trata de un lugar seguro desde donde se puede seguir delinquiendo, como es el caso de las llamadas de ciertos “ejecutivos” solicitando las claves bancarias o informando de supuestos accidentes.
La cárcel no es un lugar de temer, tampoco lo es la pérdida de derechos, el encierro finalmente no es un desincentivo porque en la cuenta final se puede pasar por ahí muchas veces en la vida “útil” (del delincuente), así no se requiere pagar ni reparar daños de ninguna otra forma, entonces la ecuación costos beneficios es muy clara. Parece aconsejable sobre este punto revisar en profundidad el actual sistema penitenciario chileno, pero siguiendo esta lógica, a poco andar se llega a la conclusión que hay que revisarlo todo.
Una quinta idea viene de un cuestionamiento a la institucionalidad, ¿qué es lo que realmente sucede detrás del estrado del magistrado? , o de los jóvenes magistrados que vemos hoy, ¿tienen los jueces en Chile la competencia de reflexionar y aplicar criterio al imponer la ley?, si esto no ocurre, si no hay margen para el criterio y la reflexión del juez ( pensando en él o ella como un ciudadano intachable, reflexivo y de experiencia sobre cuestiones de la vida), como al parecer ocurre, estamos frentes a una situación kafkiana , consideraríamos tener súper-leyes hechas por súper-legisladores en las cuales estuviera todo tipificado, y en segundo lugar para completar el cuadro, tendríamos jueces robots, si se da crédito a las declaraciones de los actores del sistema ambos situaciones son posibles de ser ciertas, lo que es al menos penumbroso.
En materia de soluciones, me parece que en nuestra generación hay muy poco que hacer, pero si mucho por el futuro. En principio pienso que las ayudas sociales son necesarias, de modo que quien delinque por hambre o necesidad no lo haga, pero los hechos demuestran que estamos frente a la profesionalización de la delincuencia.
Me parece que nuestro código penal debe ser revisado, y con ello reflexionar profundamente que significa estar privado de libertad en nuestra contemporaneidad , ¿qué es la libertad en forma operativa y que significa perderla?, ¿es algo más que restringir la circulación?, de paso creo que las fuerzas policiacas hacen su trabajo, son profesionales, no están corruptos, son disciplinados y tienen la confianza de la sociedad, sin embargo aumentarles el sueldo, entregarles mayor preparación, y sobre todo otorgarles mayor protección legal no estaría demás.
Finalmente pienso que la solución está en los jardines infantiles, en el parvulario y en la enseñanza básica, son los nuevos chilenos los que pueden adquirir nuevos hábitos, aprender a respetar al resto, conocer el valor de la honradez, intentar eliminar en ellos la relatividad y el eufemismo que ocultan la delincuencia ante nuestra racionalidad, con ello, probablemente en un futuro cercano estaríamos vendiendo toneladas de rejas para reciclar el acero, pienso que sería un buen negocio.
Vivimos en un país enrejado, un país que siente miedo a la delincuencia que parece crecer más y más cada día. La reja es la barrera de seguridad que han construido los chilenos para separarse de la inseguridad cotidiana, pero a veces el costo por esta tipo de seguridad es alto, no son pocas las personas que han muerto en forma trágica intentando escapar de casas en llamas y quedado atrapadas por las propias rejas de sus ventanas.
Las rejas son un barómetro de la alarmante situación de delincuencia en nuestro país, las rejas son señales denigrantes que muestra la forma en que convivimos. El chileno promedio vive encarcelado en su casa durante su vida, y no solo le esperan las rejas en sus viviendas, también en sus lugares de trabajos, en las escuelas, en el comercio, en todo lados.
Fotografia tomada del sitio www.quepasa.cl
La delincuencia en Chile crece, cada año tenemos más personas en la delincuencia, un indicador de esto es la relación de la población penal, que para el año 2010 es de 340 reos por cada 100.000 habitantes, un indicador patético y que viene creciendo con fuerza, el año 2007 la cifra era de 240 por cada 100.000 habitantes, se trata de un indicador que nos sitúa en el ranking mundial, un record de vergüenza, la misma que nos llega cuando escuchamos que exportamos delincuentes a otros países como España.
¿ qué hacer?, algunos expertos aconsejan aumentar el control policial, imponer la tolerancia cero, construir lo que en otros lugares se llama la barrera azul, en alusión al uniforme de la policía, otros expertos aconsejan preocuparse por los problemas sociales, especialmente de la extrema pobreza donde se radica en gran parte la cantera de la delincuencia, otros están por aumentar las penas y terminar con la puerta giratoria, en alusión a las bajas penas del código penal chileno, el que a primera vista aparece muy garantista, porque es cierto, hay mucha gente en las cárceles, pero están allí por un corto tiempo.
Algo anda muy mal en Chile, lo demostró la actitud de cientos de personas durante el terremoto de febrero del 2010, mucha gente “normal” salió enloquecida a saquear locales comerciales y robar cuanto pudo en un lapsus de efervescencia colectiva. Es mentalmente insano pensar que todos eran delincuentes, pero se entra en algún nivel de insania mental si se piensa que se trata de la misma población donde debe residir la contención a este azote.
Lo primero que hay que decir, es que este no es un problema nuevo, la delincuencia en nuestro país es muy antigua, probablemente desde antes del nacimiento de Chile como país independiente, la historia muestra que durante cierto periodo de tiempo, habían extensas áreas, hoy regiones donde no había ley, donde el pillaje y el crimen era parte de la vida y el sufrimiento diario, por lo tanto se trata de un problema que tiene una componente cultural antigua e importante.
Una segunda idea que se puede plantear es el eufemismo, especialmente con el robo, la práctica más recurrente de la delincuencia nacional, el robo no tiene en nuestro país un castigo social fuerte, es más, personas que no se consideran delincuentes ayudan a mantener la maquinaria de la delincuencia aceitada y funcionando al comprar las “movidas” de otro, de este hecho, y la idea que muchas familias manejan acerca del “choreo”, no como un acto de delincuencia sino como una viveza, se puede concluir que la falta de castigo social tiene su base en una tradición atávica pero cultural, respecto a ese tipo de actos, bueno sería volver a llamar al pan pan y al vino vino.
Una tercera idea que hay que dejar en claro, es el sentimiento tipo Robín Hood que se hace presente en parte de la sociedad, es decir robar a la gente rica no es robo, es un acto de justicia y por lo tanto se trata de la mantención de equilibrios naturales, esto deriva de una visión de mundo en blanco y negro, los ricos son los malos y nosotros los buenos, me parece que esta idea tiene su base en una visión religiosa tergiversada y fomentada por ciertos sectores políticos, los que también ven el mundo así.
Una cuarta idea sobre este tema es nuestro sistema penal. La cárcel parece ser la continuidad de la vida en libertad, la cárcel es el lugar de “reunión” de amigos, donde se cocina lo que se quiera o lo que se tenga, donde se vive con quien quiera, donde se hace lo que se quiera, e incluso se trata de un lugar seguro desde donde se puede seguir delinquiendo, como es el caso de las llamadas de ciertos “ejecutivos” solicitando las claves bancarias o informando de supuestos accidentes.
La cárcel no es un lugar de temer, tampoco lo es la pérdida de derechos, el encierro finalmente no es un desincentivo porque en la cuenta final se puede pasar por ahí muchas veces en la vida “útil” (del delincuente), así no se requiere pagar ni reparar daños de ninguna otra forma, entonces la ecuación costos beneficios es muy clara. Parece aconsejable sobre este punto revisar en profundidad el actual sistema penitenciario chileno, pero siguiendo esta lógica, a poco andar se llega a la conclusión que hay que revisarlo todo.
Una quinta idea viene de un cuestionamiento a la institucionalidad, ¿qué es lo que realmente sucede detrás del estrado del magistrado? , o de los jóvenes magistrados que vemos hoy, ¿tienen los jueces en Chile la competencia de reflexionar y aplicar criterio al imponer la ley?, si esto no ocurre, si no hay margen para el criterio y la reflexión del juez ( pensando en él o ella como un ciudadano intachable, reflexivo y de experiencia sobre cuestiones de la vida), como al parecer ocurre, estamos frentes a una situación kafkiana , consideraríamos tener súper-leyes hechas por súper-legisladores en las cuales estuviera todo tipificado, y en segundo lugar para completar el cuadro, tendríamos jueces robots, si se da crédito a las declaraciones de los actores del sistema ambos situaciones son posibles de ser ciertas, lo que es al menos penumbroso.
En materia de soluciones, me parece que en nuestra generación hay muy poco que hacer, pero si mucho por el futuro. En principio pienso que las ayudas sociales son necesarias, de modo que quien delinque por hambre o necesidad no lo haga, pero los hechos demuestran que estamos frente a la profesionalización de la delincuencia.
Me parece que nuestro código penal debe ser revisado, y con ello reflexionar profundamente que significa estar privado de libertad en nuestra contemporaneidad , ¿qué es la libertad en forma operativa y que significa perderla?, ¿es algo más que restringir la circulación?, de paso creo que las fuerzas policiacas hacen su trabajo, son profesionales, no están corruptos, son disciplinados y tienen la confianza de la sociedad, sin embargo aumentarles el sueldo, entregarles mayor preparación, y sobre todo otorgarles mayor protección legal no estaría demás.
Finalmente pienso que la solución está en los jardines infantiles, en el parvulario y en la enseñanza básica, son los nuevos chilenos los que pueden adquirir nuevos hábitos, aprender a respetar al resto, conocer el valor de la honradez, intentar eliminar en ellos la relatividad y el eufemismo que ocultan la delincuencia ante nuestra racionalidad, con ello, probablemente en un futuro cercano estaríamos vendiendo toneladas de rejas para reciclar el acero, pienso que sería un buen negocio.
viernes, 7 de octubre de 2011
ENFERMOS MENTALES
Desde hace un tiempo algunos medios han publicado estadísticas preocupantes acerca de las enfermedades mentales en Chile, algunos especialistas como el Presidente de la Sociedad Chilena de Salud Mental, asustan a cualquiera al afirmar que : “Un 35% de la población presenta y/o ha tenido un desorden mental”, esto parece no importarle a nadie pero al mirar algunas actitudes de nuestros compatriotas, algo pasa que estamos en conjunto pelando el cable.
Hace unos días entrevistaban en un noticiario de televisión a una mujer madre de ocho hijos, cuyo marido o padre, o padres como pudo haber sido según lo que se insinuó, no aparecían por ninguna parte, claro, la pobre mujer sostenía su humanidad y la de sus hijos en una pobreza increíble, pidiendo ayuda para al menos pasar el día. Este tipo de mujeres muy carenciadas las he visto en todas la comunas en que he trabajado, el panorama es tristísimo, recuerdo un caso, cada año que visitábamos una mujer para dejar ayuda estatal-municipal, había otro hijo por nacer, sólo cuando se conversa con ella, o con ellas, porque en realidad son muchas, se entiende por qué ocurren aquellos dramas, hay enfermedad mental y no hay defensa natural, se cae fácilmente en el engaño de otros enfermos mentales masculinos.
Pero no sólo encontramos gente con problemas mentales en esas circunstancias, las hay en todas partes, pero sin duda se concentran en las grandes urbes del país, las condiciones de vida que llevamos parece que están haciendo trizas nuestro giroscopio interno. El medio ambiente que hemos creado en conjunto, oculta una realidad que requiere unas políticas de Estado casi de emergencia y que no veo por ninguna parte, por ahora, los que posiblemente estamos en el 35 % ( no sé si estoy en ese grupo, pero lo estoy sospechando) afectados pasamos como se dice en Chile “ Piolita “ el día a día.
Tengo la sospecha que también gran parte de la delincuencia y otros problemas sociales, esconden entre otras causas, desordenes mentales, algo me dice que el medioambiente está siendo cada vez más tóxico y nuestras mentes están pagando el pato.
Chile se pavonea hoy de ser uno de los países más competitivos de mundo, cada empresa, institución, u organización está subiendo mes a mes la vara de exigencia, cada año se requieren mayores utilidades, alcanzar metas más altas , estar unos puntos más arriba en el ranking, etc., agreguemos a esto el envilecimiento que aporta la televisión , los abusos del retail , del sistema bancario, de los sistemas de salud, del sistema público en sus miles de caras y como plato de fondo sumemos el costo de la educación, así llegamos a la conclusión que el que no está loco es extraterrestre.
foto de www.aslaram.wordpress.com
A veces como ejercicio mental, y cuidando mis propio equilibrio entre la realidad y la locura, pienso en el dato duro, y así, en una sala de reuniones, en un encuentro deportivo u otro encuentro masivo de personas, hay un 35% de ellos con problemas mentales, pero además se puede llevar esto a la Cámara de Diputados, al mismo gobierno, a los sindicatos, a los alumnos que protestan en las calles y el panorama es desolador.
No tengo solución al problema, mi locura no me deja pensar coherentemente sobre este tema, pero creo que deberíamos incluir algunos ejercicios de meditación mientras pagamos una cuenta abusiva, somos exprimidos y compactados en los sistemas de transportes como el metro, o intentamos dormir mientras sabemos o sentimos como se roban las platas públicas o la casa del lado.
Hace unos días entrevistaban en un noticiario de televisión a una mujer madre de ocho hijos, cuyo marido o padre, o padres como pudo haber sido según lo que se insinuó, no aparecían por ninguna parte, claro, la pobre mujer sostenía su humanidad y la de sus hijos en una pobreza increíble, pidiendo ayuda para al menos pasar el día. Este tipo de mujeres muy carenciadas las he visto en todas la comunas en que he trabajado, el panorama es tristísimo, recuerdo un caso, cada año que visitábamos una mujer para dejar ayuda estatal-municipal, había otro hijo por nacer, sólo cuando se conversa con ella, o con ellas, porque en realidad son muchas, se entiende por qué ocurren aquellos dramas, hay enfermedad mental y no hay defensa natural, se cae fácilmente en el engaño de otros enfermos mentales masculinos.
Pero no sólo encontramos gente con problemas mentales en esas circunstancias, las hay en todas partes, pero sin duda se concentran en las grandes urbes del país, las condiciones de vida que llevamos parece que están haciendo trizas nuestro giroscopio interno. El medio ambiente que hemos creado en conjunto, oculta una realidad que requiere unas políticas de Estado casi de emergencia y que no veo por ninguna parte, por ahora, los que posiblemente estamos en el 35 % ( no sé si estoy en ese grupo, pero lo estoy sospechando) afectados pasamos como se dice en Chile “ Piolita “ el día a día.
Tengo la sospecha que también gran parte de la delincuencia y otros problemas sociales, esconden entre otras causas, desordenes mentales, algo me dice que el medioambiente está siendo cada vez más tóxico y nuestras mentes están pagando el pato.
Chile se pavonea hoy de ser uno de los países más competitivos de mundo, cada empresa, institución, u organización está subiendo mes a mes la vara de exigencia, cada año se requieren mayores utilidades, alcanzar metas más altas , estar unos puntos más arriba en el ranking, etc., agreguemos a esto el envilecimiento que aporta la televisión , los abusos del retail , del sistema bancario, de los sistemas de salud, del sistema público en sus miles de caras y como plato de fondo sumemos el costo de la educación, así llegamos a la conclusión que el que no está loco es extraterrestre.
foto de www.aslaram.wordpress.com
A veces como ejercicio mental, y cuidando mis propio equilibrio entre la realidad y la locura, pienso en el dato duro, y así, en una sala de reuniones, en un encuentro deportivo u otro encuentro masivo de personas, hay un 35% de ellos con problemas mentales, pero además se puede llevar esto a la Cámara de Diputados, al mismo gobierno, a los sindicatos, a los alumnos que protestan en las calles y el panorama es desolador.
No tengo solución al problema, mi locura no me deja pensar coherentemente sobre este tema, pero creo que deberíamos incluir algunos ejercicios de meditación mientras pagamos una cuenta abusiva, somos exprimidos y compactados en los sistemas de transportes como el metro, o intentamos dormir mientras sabemos o sentimos como se roban las platas públicas o la casa del lado.
sábado, 1 de octubre de 2011
PROPUESTAS PUBLICAS , EL MURO DE LOS LAMENTOS
Acabo de perder otra propuesta pública, estoy masticando aún la pérdida, no la pérdida de la propuesta en sí, sino que la pérdida de confianza en el sistema de propuestas públicas. Preparar una propuesta pública en muchos casos, es intentar entender jeroglíficos sin tener la piedra Rosetta, es meterse en una oscura red de laberintos donde el lenguaje parece ser reinventado, y los conceptos que todos compartimos trastocados.
En general cada institución u organismo público elabora los marcos regulatorios por las cuales se llama una propuesta pública, así, cada oferente como es mi caso, debe iniciar una y otra vez un proceso de traducción de los documentos para armar las preguntas que permitan tener alguna claridad sobre lo que se pide, este es un primer paso obligado y largo que consiste en leer y releer y hacer preguntar a varios integrantes del equipo : ¿ que entendistes tú?, para luego formular las preguntas que se envían a la institución en cuestión.
Lo más desagradable de todo son las respuestas tales como: “aténgase a lo indicado en las bases...”, un comodín que es usado hasta la saciedad, es decir , se está diciendo a quien pregunta : Ud. no entiende lo que pedimos, claro, como no lo entiendo es que pido que me lo aclaren.
Otra práctica que resulta desesperante es el “copy and paste” , trozos de textos de propuestas anteriores cuyo ámbito o finalidad no importan , que sin más análisis se engarzan con la nueva propuesta, así aparecen todo tipo de escenarios posibles de interpretar y que pueden llevar a una persona cuerda a una cita con el psiquiatra. Despejar esto y saber qué es lo real y por lo tanto motivo de evaluación de la propuesta , y que es espuma, tiene un costo en tiempo precioso, pero el cuento no termina allí, si logramos adjudicar la propuesta y no se preguntó con anterioridad las frases en cuestión, aquellas ideas ilógicas contenidas en los documentos , los copy and paste son exigibles para todo efecto ¿?.
La rigidez que el aparato del Estado, y que a estas alturas resulta en un monstruo de mil cabezas, todas diferentes, es tan absurda que podríamos hacer una comedia de lo absurdo al mejor estilo de Ionesco , recuerdo una propuesta donde quedé fuera de bases por no haber incorporado los formularios vacios, además de los llenos porque esto eran parte de las “aclaraciones”, como mi intelecto me dice que si los entregan vacios, hay que llenarlos, y entonces qué sentido tiene además devolver otros set vacio ¿?.
En otra oportunidad quede fuera de bases porque no firmé todas las hojas , una por una de un extenso documento, en que las aclaraciones eran mucho más extensa que las bases mismas, sólo firmé la primera, en mi ignorancia, pensé que ese “todo” constituía un sólo documento, el argumento fue : “ el consultor no leyó todas las hojas”.
Por todo este desaguisado, muchas veces el Estado compra servicios casi al doble de lo que costaría adjudicar al primer proponente, por el sólo hecho que existe un terrible “error”, ... “ tan sólo si hubiera firmado una hoja que olvidó firmar”.. , ¡Que lamentable es su caso! escuché alguna vez.
Portal Mercado Público, ex Chile Compras, publicita las propuestas del Estado
Pienso que esto debe cambiar, no entiendo porqué no existe un sólo registro con sus categorías y la certificación de la experiencia a nivel nacional, y quien esté inscrito allí no debe certificar nada más que pertenecer a ese registro para una propuesta del Estado no importa qué organismo sea que la llame, o mejor aún, hacerlo regional en la línea de la descentralización y para favorecer a los sufridos consultores de provincia. Resulta que cada vez hay que realizar gestiones de urgencia no siempre con buenos resultados para lograr certificados a la “medida” de quien lo pide, por otra parte, sería bueno realizar una suerte de documentación tipo, un formulario típico y listo, no más papeles y papeles, a veces el papeleo es tan extenso que en mi oficina no agotamos de sacar fotocopias y pagarle a los notarios.
Me parece que todos los organismos del Estado pueden contribuir a estandarizar un proceso de licitación pública, regular los ámbitos y nivelar las exigencias, eliminando todo tipo de antecedentes inútiles, algunos productos de los deseos más exóticos, también se puede avanzar en aclarar no sólo los términos contractuales, sino que definir también unas pautas guías para diseñar las exigencias y las evaluaciones o puntajes de de las propuestas técnicas, y sobre todo los alcances que estas podrían tener en caso de diferencias de interpretación.
No deseo en este articulo entrar en el tema de la corrupción, y quiero pensar que lo que ocurre no es más que una descoordinación y falta de tiempo para preparar antecedentes para llamar a una propuesta pública, pero ello implica cierto nivel de profesionalismo que no encuentro hoy, pienso que mejorar en este aspecto requiere ideas fuerzas, políticas y capacitación, en retribución podría ser que el Estado tenga un ahorro considerable de recursos y que los consultores no pierdan la confianza en el sistema, lográndose por este hecho un mayor número de ofertas, de lo contrario, caerá siempre en las ofertas de los mismos, los que tienen el cuero duro o aquellos que pueden leer jeroglíficos sin la piedra Rosetta.
Finalmente, pienso que en el caso de propuestas que requieren anteproyectos, como es el caso de mi rubro, se debería considerar devolver alguna parte de los gastos. Al menos para los tres primeros lugares, algo me dice a propósito del lucro, que el Estado esta lucrando con el esfuerzo ajeno.
En general cada institución u organismo público elabora los marcos regulatorios por las cuales se llama una propuesta pública, así, cada oferente como es mi caso, debe iniciar una y otra vez un proceso de traducción de los documentos para armar las preguntas que permitan tener alguna claridad sobre lo que se pide, este es un primer paso obligado y largo que consiste en leer y releer y hacer preguntar a varios integrantes del equipo : ¿ que entendistes tú?, para luego formular las preguntas que se envían a la institución en cuestión.
Lo más desagradable de todo son las respuestas tales como: “aténgase a lo indicado en las bases...”, un comodín que es usado hasta la saciedad, es decir , se está diciendo a quien pregunta : Ud. no entiende lo que pedimos, claro, como no lo entiendo es que pido que me lo aclaren.
Otra práctica que resulta desesperante es el “copy and paste” , trozos de textos de propuestas anteriores cuyo ámbito o finalidad no importan , que sin más análisis se engarzan con la nueva propuesta, así aparecen todo tipo de escenarios posibles de interpretar y que pueden llevar a una persona cuerda a una cita con el psiquiatra. Despejar esto y saber qué es lo real y por lo tanto motivo de evaluación de la propuesta , y que es espuma, tiene un costo en tiempo precioso, pero el cuento no termina allí, si logramos adjudicar la propuesta y no se preguntó con anterioridad las frases en cuestión, aquellas ideas ilógicas contenidas en los documentos , los copy and paste son exigibles para todo efecto ¿?.
La rigidez que el aparato del Estado, y que a estas alturas resulta en un monstruo de mil cabezas, todas diferentes, es tan absurda que podríamos hacer una comedia de lo absurdo al mejor estilo de Ionesco , recuerdo una propuesta donde quedé fuera de bases por no haber incorporado los formularios vacios, además de los llenos porque esto eran parte de las “aclaraciones”, como mi intelecto me dice que si los entregan vacios, hay que llenarlos, y entonces qué sentido tiene además devolver otros set vacio ¿?.
En otra oportunidad quede fuera de bases porque no firmé todas las hojas , una por una de un extenso documento, en que las aclaraciones eran mucho más extensa que las bases mismas, sólo firmé la primera, en mi ignorancia, pensé que ese “todo” constituía un sólo documento, el argumento fue : “ el consultor no leyó todas las hojas”.
Por todo este desaguisado, muchas veces el Estado compra servicios casi al doble de lo que costaría adjudicar al primer proponente, por el sólo hecho que existe un terrible “error”, ... “ tan sólo si hubiera firmado una hoja que olvidó firmar”.. , ¡Que lamentable es su caso! escuché alguna vez.
Portal Mercado Público, ex Chile Compras, publicita las propuestas del Estado
Pienso que esto debe cambiar, no entiendo porqué no existe un sólo registro con sus categorías y la certificación de la experiencia a nivel nacional, y quien esté inscrito allí no debe certificar nada más que pertenecer a ese registro para una propuesta del Estado no importa qué organismo sea que la llame, o mejor aún, hacerlo regional en la línea de la descentralización y para favorecer a los sufridos consultores de provincia. Resulta que cada vez hay que realizar gestiones de urgencia no siempre con buenos resultados para lograr certificados a la “medida” de quien lo pide, por otra parte, sería bueno realizar una suerte de documentación tipo, un formulario típico y listo, no más papeles y papeles, a veces el papeleo es tan extenso que en mi oficina no agotamos de sacar fotocopias y pagarle a los notarios.
Me parece que todos los organismos del Estado pueden contribuir a estandarizar un proceso de licitación pública, regular los ámbitos y nivelar las exigencias, eliminando todo tipo de antecedentes inútiles, algunos productos de los deseos más exóticos, también se puede avanzar en aclarar no sólo los términos contractuales, sino que definir también unas pautas guías para diseñar las exigencias y las evaluaciones o puntajes de de las propuestas técnicas, y sobre todo los alcances que estas podrían tener en caso de diferencias de interpretación.
No deseo en este articulo entrar en el tema de la corrupción, y quiero pensar que lo que ocurre no es más que una descoordinación y falta de tiempo para preparar antecedentes para llamar a una propuesta pública, pero ello implica cierto nivel de profesionalismo que no encuentro hoy, pienso que mejorar en este aspecto requiere ideas fuerzas, políticas y capacitación, en retribución podría ser que el Estado tenga un ahorro considerable de recursos y que los consultores no pierdan la confianza en el sistema, lográndose por este hecho un mayor número de ofertas, de lo contrario, caerá siempre en las ofertas de los mismos, los que tienen el cuero duro o aquellos que pueden leer jeroglíficos sin la piedra Rosetta.
Finalmente, pienso que en el caso de propuestas que requieren anteproyectos, como es el caso de mi rubro, se debería considerar devolver alguna parte de los gastos. Al menos para los tres primeros lugares, algo me dice a propósito del lucro, que el Estado esta lucrando con el esfuerzo ajeno.
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