Se ha sabido en estos días que al menos el Gobierno Regional del Bio Bio ha tenido problemas para gastar el presupuesto aprobado para la región, es decir, sobra plata en la caja fiscal o aún no tiene destino claro, probablemente entre otras explicaciones, la solución a este problema pasa por meter mano al complejo sistema de postulación a fondos públicos.
No sé en cuantos países se puede dar esta paradoja, hay plata y no se ha podido gastar, ¡pásenmela a mí! podría decir cualquier hijo de vecino incluyéndome, me la gastaría muy rápido y sería un placer para mi otro yo, el materialista. El asunto es que los flujos están estancados y no es primera vez que ocurre, parece ser que el asunto tiende a ser algo normal.
Dinero, dinero http://asrael-elblog.blogspot.com
Mi enfoque sobre este tema, conociendo en parte importante como funciona, es que estamos entrampados en chamullos formales, chamullos que dan trabajo a cientos de burócratas que escriben y escriben formularios y hacen todo tipo de argumentaciones, aún de la más chata obviedad para luego entrar en un complejo sistema de evaluación donde otro ejercito de burócratas revisa si las obviedades son verdaderas o se cazan la cola, se trata de un juego de tenis de escritorio, te devuelvo tus papeles porque le falta el titulo al cuadro 5.000 y tú me lo devuelves nuevamente afirmando que el cuadro 5000 era parte del cuadro 4999.
En realidad somos maestros de la burocracia, no sé cuantos conceptos de la “alta” evaluación de proyectos andan dando vuelta por ahí, VAN, TIR, VAC, PUM..., no sólo el fenómeno lo encontramos en los fondos concursables para la inversión pública, también para los fondos concursables de proyectos de investigación, y vaya uno a saber en qué otros ámbitos del intricado proceso del gasto fiscal. Cada cierto tiempo un nuevo formulario aparece para hacer más penoso el llegar a presentar un proyecto, amén de la proliferación de consultoras “especializadas” en llenar formularios y que me imagino deben gastar mucha tinta y tener una maestría en el “copy and paste” .
Se trata de la construcción de una gigantesca espuma, a veces para decir que faltan algunos asientos en una plaza pública hay que partir con la historia de la comuna, la componente de personas de la tercera edad según el género porque si no rebota, la cantidad de lluvia caída y las expectativas de exportación de madera.
Pero el fenómeno amenaza con crecer en forma exponencial, en el nuevo Ministerio de Desarrollo Social un grupo de iluminados burócratas deben estar en pleno diseño de formularios y pautas de llenado con ditirámbicas definiciones para decir de otra forma todo lo que sabemos, e introduciendo de paso otro grupo de conceptos de “alta" evaluación.
Lo curioso del asunto es que el “queque” lo cortan los políticos, es decir un grupo de personas designadas por sus tiendas para sancionar el sudoroso trabajo de muchos funcionarios de la burocracia. Podríamos suponer que existen algunos realmente impactados por la información que está en sus manos, pero lo más probable es que las decisiones se basan más en la “tincada” o la presión de sus sectores que la retorica espumosa de la evaluación contenidas en los formularios y anexos.
Es cierto que se necesitan informes de peso para tomar algunas decisiones, pero basta mirar el comportamiento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental para sospechar que las decisiones se toman pesando las hojas de los informes y siempre mirando que opina su lado político.
“Chamullar, chamullar que el mundo se va a acabar” puede ser la consigna en todo este asunto, y claro, también da plata, porque se requiere toda una preparación para llenar formularios, por lo tanto hay seminarios, cursitos, jornadas, charlas con café, galletitas y cositas ricas, todo por la patria, todo por el buen destino de los pocos pesos que serán repartidos.
Quiero pensar que hay soluciones alternativas, más ejecutivas, más directas, al menos para los proyectos más pequeños, los de baja inversión, quisiera pensar en exposiciones rápidas ante jurados ilustrados y con conocimientos del territorio, quienes diriman sobre unas presentaciones al hueso de unos cuantos minutos. Me parece que los problemas tienden a perder su realidad cuando se disfrazan de tanto indicador, cuadritos, fotos multicopiadas y explicaciones rebuscadas.
jueves, 22 de diciembre de 2011
viernes, 16 de diciembre de 2011
PROYECTOS DE VIDA
Probablemente todos recordamos las imágenes vívidas o por televisión de lo que fueron los saqueos multitudinarios posterior al terremoto del año 2010, familias completas mutaron desde su tranquilo vivir a una suerte de histeria colectiva, pareciera ser que el imperio de la ley había desaparecido, y el estado de derecho hubiera caído junto con los puentes y edificios.
Me recordó en todo momento las palabras del filosofo alemán Hegel, “.. le debemos la vida al Estado...”, parece ser que sin Estado nos volvemos a épocas primitivas y toda construcción valorica se derrumba. La pregunta que surge ante estos escenarios es ¿será esto así, estamos condenados a esta fatalidad?. El terremoto de Japón posterior me reivindicó la sociedad contemporánea, las personas se comportaron siguiendo sus ancestrales valores, primó la cordura, por lo tanto es una cuestión con tintes locales.
Después de las manifestaciones ciudadanas por una educación de mejor calidad y con mayor posibilidad de acceso para todos, y que comparto en gran parte de su planteo inicial, surgieron, o mejor dicho se acoplaron durante todo el largo periodo que duraron, verdaderas hordas destructoras sin ninguna limitante que se les opusiera o al menos aplacase en parte su energía destructora. La situación se repite una y otra vez al final de toda celebración pública sea cual sea el origen de esta, la destrucción y la violencia se materializan como por arte de magia y el balance posterior es penoso.
Sin embargo lo que me llama más la atención de todo esto es la opinión de las personas afectadas, así como los testigos ocasionales, en general no hay reacciones violentas o de fuerte condena, es más bien una resignación del tipo, “...bueno es parte del circo..., es nuestra realidad....”, y el fenómeno podría tender a perpetuarse porque pareciera asumirse como parte del ser nacional, una suerte de falla de origen que no tiene vuelta atrás.
Fotografia de destrozos tomada de www.soychile.cl
Tener sociedades sumisas por el miedo y las represalias tampoco parece ser un norte a seguir, hay sociedades firmemente controladas hoy en el mundo, pero la historia demuestra que no hay muro que no caiga, no hay bota que no sea juzgada, no hay miedo que no sea disuelto en la nada, todo es dinámico, todo es cambiante, la sumisión social es una aberración en estos tiempos y la libertad se encarga de mantener siempre viva su llama aún en los peores momentos, en el peor de los calabozos.
Entonces ¿ cómo es posible aquietar la masa destructora, la masa sin valores que pulula en cada evento masivo esperando agazapada para poder generar daño?, o peor aún, ¿ es posible asegurar comportamientos sociales normales, civilizados y controlados cuando se apaga la luz?.
Es sabido que los valores provenientes de las religiones por revelación divina se caen a pedazos en nuestras sociedades, la existencia de castigos eternos provocan hoy más dudas que miedo y las autoridades religiosas son cada vez más duramente cuestionadas por sus comportamientos privados. ¿ Estaremos en un callejón sin salida?.
Esta situación no es nueva en nuestra sociedad ni en otras, y la historia también tiene mucho que decir de estos conflictos, por eso me parece que son estados remontables y se pueden revertir, y al parecer el antídoto es hacer que la vida en libertad sea también una vida de responsabilidades.
La libertad exige sacrificios, no es gratis, exige responsabilidades y privaciones, exige una tremenda cuota de compromiso personal y colectivo, y es aquí donde creo que fallamos cuando construimos nuestra sociedad. Los compromisos personales y colectivos de autoconstruirse , de hacerse , de perfilarse y ayudar a ser mejores son eludidos por muchos, así, la característica más definitoria o que da perfil a muchas de nuestras angustias sociales es la falta o la carencia total de proyectos de vida, se trata de la falta de una dirección o visión de nuestra propia y corta existencia, esto direcciona la vida hacia una pesadez, a una implacable idea de refugiarse en la inconsciencia o llevan a la mente a diseñar las más ácidas muestra de odio por el éxito ajeno, todo en conjunto viene a generar que la envidia, la rabia interna y hasta las bajas pasiones consuman el ser y de paso causen severos daños a la sociedad.
El primer insumo para construir un proyecto de vida es la libertad, no la libertad abstracta y absoluta que podría manejar el pensamiento filosófico, sino esa porción de libertad que se ha conquistado con mucho esfuerzo durante siglos y de la cual hoy gozamos al menos en occidente, otro insumo importante a mi modesto parecer es la autovaloración, el sentirse con pleno derecho al ser y a expresar sus potenciales en todos los contextos, el pensar que todo marco clasificatorio es pasajero mientras se camina hacia el objetivo que nos hemos planteado, y por lo tanto esos marcos no tienen porqué ser malos en sí, aún cuando podamos cambiarlos siempre para mejor. Un tercer insumo para este proyecto es la voluntad, si no existe o la modorra nos gana la partida, es muy difícil conseguir un buen proyecto. Finalmente agregaría la imaginación de algo mejor, la existencia de una visión positiva de una realidad nueva, un paisaje cálido donde queremos estar y dejar a nuestros hijos.
Chile puede hacer que todos sus hijos atesoren sus proyectos de vida, y que los vayan construyendo ladrillo a ladrillo, día a día con la seguridad de tener al final un proyecto de vida finamente terminado, acabando de paso con la miseria de la anarquía, la destrucción y el odio social, pero para ello se requieren oportunidades, espacios, comprensión, ayuda, dialogo y quizás cuantos otros buenos oficios, Chile puede, pero hay que recordar al final de toda esta retorica que Chile somos todos nosotros.
Me recordó en todo momento las palabras del filosofo alemán Hegel, “.. le debemos la vida al Estado...”, parece ser que sin Estado nos volvemos a épocas primitivas y toda construcción valorica se derrumba. La pregunta que surge ante estos escenarios es ¿será esto así, estamos condenados a esta fatalidad?. El terremoto de Japón posterior me reivindicó la sociedad contemporánea, las personas se comportaron siguiendo sus ancestrales valores, primó la cordura, por lo tanto es una cuestión con tintes locales.
Después de las manifestaciones ciudadanas por una educación de mejor calidad y con mayor posibilidad de acceso para todos, y que comparto en gran parte de su planteo inicial, surgieron, o mejor dicho se acoplaron durante todo el largo periodo que duraron, verdaderas hordas destructoras sin ninguna limitante que se les opusiera o al menos aplacase en parte su energía destructora. La situación se repite una y otra vez al final de toda celebración pública sea cual sea el origen de esta, la destrucción y la violencia se materializan como por arte de magia y el balance posterior es penoso.
Sin embargo lo que me llama más la atención de todo esto es la opinión de las personas afectadas, así como los testigos ocasionales, en general no hay reacciones violentas o de fuerte condena, es más bien una resignación del tipo, “...bueno es parte del circo..., es nuestra realidad....”, y el fenómeno podría tender a perpetuarse porque pareciera asumirse como parte del ser nacional, una suerte de falla de origen que no tiene vuelta atrás.
Fotografia de destrozos tomada de www.soychile.cl
Tener sociedades sumisas por el miedo y las represalias tampoco parece ser un norte a seguir, hay sociedades firmemente controladas hoy en el mundo, pero la historia demuestra que no hay muro que no caiga, no hay bota que no sea juzgada, no hay miedo que no sea disuelto en la nada, todo es dinámico, todo es cambiante, la sumisión social es una aberración en estos tiempos y la libertad se encarga de mantener siempre viva su llama aún en los peores momentos, en el peor de los calabozos.
Entonces ¿ cómo es posible aquietar la masa destructora, la masa sin valores que pulula en cada evento masivo esperando agazapada para poder generar daño?, o peor aún, ¿ es posible asegurar comportamientos sociales normales, civilizados y controlados cuando se apaga la luz?.
Es sabido que los valores provenientes de las religiones por revelación divina se caen a pedazos en nuestras sociedades, la existencia de castigos eternos provocan hoy más dudas que miedo y las autoridades religiosas son cada vez más duramente cuestionadas por sus comportamientos privados. ¿ Estaremos en un callejón sin salida?.
Esta situación no es nueva en nuestra sociedad ni en otras, y la historia también tiene mucho que decir de estos conflictos, por eso me parece que son estados remontables y se pueden revertir, y al parecer el antídoto es hacer que la vida en libertad sea también una vida de responsabilidades.
La libertad exige sacrificios, no es gratis, exige responsabilidades y privaciones, exige una tremenda cuota de compromiso personal y colectivo, y es aquí donde creo que fallamos cuando construimos nuestra sociedad. Los compromisos personales y colectivos de autoconstruirse , de hacerse , de perfilarse y ayudar a ser mejores son eludidos por muchos, así, la característica más definitoria o que da perfil a muchas de nuestras angustias sociales es la falta o la carencia total de proyectos de vida, se trata de la falta de una dirección o visión de nuestra propia y corta existencia, esto direcciona la vida hacia una pesadez, a una implacable idea de refugiarse en la inconsciencia o llevan a la mente a diseñar las más ácidas muestra de odio por el éxito ajeno, todo en conjunto viene a generar que la envidia, la rabia interna y hasta las bajas pasiones consuman el ser y de paso causen severos daños a la sociedad.
El primer insumo para construir un proyecto de vida es la libertad, no la libertad abstracta y absoluta que podría manejar el pensamiento filosófico, sino esa porción de libertad que se ha conquistado con mucho esfuerzo durante siglos y de la cual hoy gozamos al menos en occidente, otro insumo importante a mi modesto parecer es la autovaloración, el sentirse con pleno derecho al ser y a expresar sus potenciales en todos los contextos, el pensar que todo marco clasificatorio es pasajero mientras se camina hacia el objetivo que nos hemos planteado, y por lo tanto esos marcos no tienen porqué ser malos en sí, aún cuando podamos cambiarlos siempre para mejor. Un tercer insumo para este proyecto es la voluntad, si no existe o la modorra nos gana la partida, es muy difícil conseguir un buen proyecto. Finalmente agregaría la imaginación de algo mejor, la existencia de una visión positiva de una realidad nueva, un paisaje cálido donde queremos estar y dejar a nuestros hijos.
Chile puede hacer que todos sus hijos atesoren sus proyectos de vida, y que los vayan construyendo ladrillo a ladrillo, día a día con la seguridad de tener al final un proyecto de vida finamente terminado, acabando de paso con la miseria de la anarquía, la destrucción y el odio social, pero para ello se requieren oportunidades, espacios, comprensión, ayuda, dialogo y quizás cuantos otros buenos oficios, Chile puede, pero hay que recordar al final de toda esta retorica que Chile somos todos nosotros.
sábado, 26 de noviembre de 2011
PARA LA GALERÍA
En estos días se han sucedido una gran cantidad de acusaciones y reacciones acusatorias entorno al problema de la delincuencia en Chile, parece que a la elite del país no le están gustando las cifras de criminalización porque estas aumentan a pesar de todos los esfuerzos. Como buenos latinoamericanos una opción funcional es manejar las cifras y hacer algunos lobbies entre algunos personeros y estamos listos, otro recurso bastante usado es echarse la culpa mutuamente en la idea que discutiendo sobre el problema este tenderá a desaparecer como cuando chocan dos olas de agua, esa parece ser hoy la idea.
No tengo como norte hablar sobre el tema político en este blog y trato de no caer en ver las cosas desde una determinada trinchera porque no creo en la verdad absoluta, y por lo tanto cualquiera puede tener la razón en determinado lapso de tiempo para perderla en el minuto siguiente, pero me parece que en el fondo del asunto, no hay interés de resolver el problema, o al menos es lo que se aprecia.
Mi hijo fue asaltado recién, fue a carabineros con un testigo que decía conocer al delincuente e intentó estampar una denuncia, pero la modorra del carabinero de turno, el cual intentaba escribir en el computador pero no encontraba las letras, una explicación peregrina sobre los límites de los cuadrantes, además de la obligatoriedad de asistencia a corroborar la denuncia en un día posterior, lo hicieron desistir.
Recuerdo los “slogan” de campañas presidenciales anteriores tales como “Delincuentes no voten por mi”, o “pondremos a los delincuentes donde deben estar...”, o “adiós a la puerta giratoria”, me suenan como típicos discursos para la galería, una galería donde nos sentamos todos, porque al fin y al cabo somos unos espectadores profesionales en este tipo de teatro, algunos comiendo maní, otros gritando por sus ideales sin escuchar nada, otros durmiendo y algunos atorados con los sándwiches publicitarios que les regalan los actores de turno en el escenario.
Ya en el ejercicio del poder político, una vez que el espectador ha comprado todo el discurso, aparece esta escena , echarse la culpa unos con otros, a primera vista es un buen recurso, da la impresión que se está preocupado y se deja el mensaje que “alguien” no está haciendo la “pega”, lo cierto es que en el intertanto, la delincuencia va ganado terreno y su sombra avanza depredadora sobre los sacrificados , castigados e inocentes ciudadanos. En ciudades medianas y en las metrópolis, verdaderas legiones de delincuentes se levantan día a día a “trabajar” y dejar sus secuelas de terror y dolor entre sus compatriotas, si lo miramos en profundidad, se trata de una fuerza monstruosa que actúa en sentido contrario a los esfuerzos que hacemos todos, una suerte de vector despiadado que aumenta su fuerza con cada nueva generación, porque siempre hay un primer día en el delinquir, un primer día que no quisiéramos que nunca ocurra, esa es la clave.
grafica de www.panoramadiario.com
Al final, mi pensamiento me dice que la culpa es de todos, por lo tanto no tiene sentido echarse la culpa unos con otros, la culpa es de todos, por cuanto siempre somos espectadores escuchando el discurso para la galería, comiendo maní o durmiendo en nuestras butacas, el problema que tenemos como país en este tema y en otros probablemente pasa también por esta actitud colectiva, no tenemos el valor de convertirnos en actores para cambiar las cosas, son pocos los que se atreven a hacerlo, al resto nos tirita la pera, no somos capaces de articular el libreto y menos frente a espectadores profesionales que esperan nuestros sándwiches promocionales.
La próxima generación de chilenos que no quiera ser aplastados por el “ bulldozer” de la delincuencia que crece día a día, debería intentar ser más participativa, intentar cambiar las leyes que normalmente son constructos intelectuales de unos pocos intereses, normalmente extranjeros, y plantearse seriamente el castigo al daño y al dolor, porque la sensación de impunidad nos está tocando la puerta a todos en estos días.
No tengo como norte hablar sobre el tema político en este blog y trato de no caer en ver las cosas desde una determinada trinchera porque no creo en la verdad absoluta, y por lo tanto cualquiera puede tener la razón en determinado lapso de tiempo para perderla en el minuto siguiente, pero me parece que en el fondo del asunto, no hay interés de resolver el problema, o al menos es lo que se aprecia.
Mi hijo fue asaltado recién, fue a carabineros con un testigo que decía conocer al delincuente e intentó estampar una denuncia, pero la modorra del carabinero de turno, el cual intentaba escribir en el computador pero no encontraba las letras, una explicación peregrina sobre los límites de los cuadrantes, además de la obligatoriedad de asistencia a corroborar la denuncia en un día posterior, lo hicieron desistir.
Recuerdo los “slogan” de campañas presidenciales anteriores tales como “Delincuentes no voten por mi”, o “pondremos a los delincuentes donde deben estar...”, o “adiós a la puerta giratoria”, me suenan como típicos discursos para la galería, una galería donde nos sentamos todos, porque al fin y al cabo somos unos espectadores profesionales en este tipo de teatro, algunos comiendo maní, otros gritando por sus ideales sin escuchar nada, otros durmiendo y algunos atorados con los sándwiches publicitarios que les regalan los actores de turno en el escenario.
Ya en el ejercicio del poder político, una vez que el espectador ha comprado todo el discurso, aparece esta escena , echarse la culpa unos con otros, a primera vista es un buen recurso, da la impresión que se está preocupado y se deja el mensaje que “alguien” no está haciendo la “pega”, lo cierto es que en el intertanto, la delincuencia va ganado terreno y su sombra avanza depredadora sobre los sacrificados , castigados e inocentes ciudadanos. En ciudades medianas y en las metrópolis, verdaderas legiones de delincuentes se levantan día a día a “trabajar” y dejar sus secuelas de terror y dolor entre sus compatriotas, si lo miramos en profundidad, se trata de una fuerza monstruosa que actúa en sentido contrario a los esfuerzos que hacemos todos, una suerte de vector despiadado que aumenta su fuerza con cada nueva generación, porque siempre hay un primer día en el delinquir, un primer día que no quisiéramos que nunca ocurra, esa es la clave.
grafica de www.panoramadiario.com
Al final, mi pensamiento me dice que la culpa es de todos, por lo tanto no tiene sentido echarse la culpa unos con otros, la culpa es de todos, por cuanto siempre somos espectadores escuchando el discurso para la galería, comiendo maní o durmiendo en nuestras butacas, el problema que tenemos como país en este tema y en otros probablemente pasa también por esta actitud colectiva, no tenemos el valor de convertirnos en actores para cambiar las cosas, son pocos los que se atreven a hacerlo, al resto nos tirita la pera, no somos capaces de articular el libreto y menos frente a espectadores profesionales que esperan nuestros sándwiches promocionales.
La próxima generación de chilenos que no quiera ser aplastados por el “ bulldozer” de la delincuencia que crece día a día, debería intentar ser más participativa, intentar cambiar las leyes que normalmente son constructos intelectuales de unos pocos intereses, normalmente extranjeros, y plantearse seriamente el castigo al daño y al dolor, porque la sensación de impunidad nos está tocando la puerta a todos en estos días.
sábado, 12 de noviembre de 2011
VAMOS ARANDO DIJO LA MOSCA....
A veces, y digo a veces porque se está transformando en un hecho poco frecuente, conversamos con mis hijos en forma profunda y reflexionamos sobre el país del cual somos parte, y entre otros temas, salta la pregunta ¿que nos hace buenos?
Veamos, si creemos que somos parte de la buena estadística de Latinoamérica en muchos aspectos, podría decirse que “la llevamos “en algunas materias importantes, por ejemplo: “pensar”. Esta característica se puede ver los indicadores de I+D, es decir, tendríamos una masa de gente pensante y otras gentes dispuestas a llevar las ideas de esas gentes pensantes, a su más completo desarrollo y en forma inteligente, las cifras en estas materias nos desmienten de inmediato, en realidad es todo lo contrario, pensamos poco, somos compradores de pensamientos en todos los ámbitos
Siguiendo posibles pistas que nos evidencien aquello que nos hace liderar o al menos tener una voz destacada en el corito latinoamericano, podemos decir que somos poco chacoteros, esto debe ser por el clima, en el norte muy seco y caluroso y bastante frio y lluvioso en el sur, ambos medioambientes podrían ser un desincentivo para estar en fiesta permanente, consecuente con ello, es mejor agachar la cabeza y trabajar y trabajar, y es lo que hacemos, pero parece que hacemos muchos “break” en la jornada, porque la productividad es bastante baja a la hora de evaluar lo que producimos.
Buscando otra de las características que a veces destacan en las estadísticas, la seguridad en las ciudades, a mi me parece que es así, somos en esencia un pueblo pacífico y amable en cuanto a la agresión contra la vida, a pesar de lo amarillista de la televisión chilena, un extranjero que vea televisión aquí una semana podría pensar que esto es Iraq. El nódulo maligno en ese estado contemplativo y pacifico es el robo, parece ser que tenemos un máster en ese tipo de accionar porque aún cuando nos roban todos los días, seguimos en ese estado contemplativo, sin cambiar leyes ni tomar medidas serias, es una suerte de discapacidad social.
En otro enfoque sobre lo mismo, parece que somos buenos en la solidaridad, ayudamos a calmar las desdichas de otros, vamos en su ayuda, colaboramos en forma entusiasta en las buenas causas, sólo que a veces se nos pasa la mano, el Estado tiene hoy día una interminable lista de subsidios y ayudas muy bien acogidas y aceptadas por todos nosotros, el problema es que al final cuando en vez de cobre ( bendito sea) tengamos un territorio como el de los perrillos de las praderas, llenos de hoyos , entonces deberá pagar Moya, el mismo señor que terminara pagando las otras deudas.
Una vez escuché a unas estudiantes mexicanas expresar lo limpia que eran nuestras ciudades, unas ciudades en las cuales resalta una preocupación por el orden y la limpieza, confieso que casi me lo creí, y por un momento parece que las botellas, los restos de poda, los pañales desechables , los restos de comida , las bolsa nylon y otros invitados se hicieron transparentes, pero rápidamente volvieron a esta dimensión con su nauseabunda presencia, me parece que no, no es un rasgo que nos distinga la limpieza de nuestras ciudades.
Mosca que vino de internet
Al fin, hay una amplia gama de cosas en las que si somos buenos, nuestra tecnología constructiva es envidiable, nuestra preocupación por la salud y la nutrición, nuestra incorruptible policía, la labor sacrificada y voluntariosa de los bomberos etc., etc. Las cosas que debemos cambiar son muchas, y estamos en buen pie para hacerlo, solo falta que alguien, una mente clara y creíble las diga en forma categórica, con fuerza, convicción y con un buen plan para que entre todos las arreglemos, ante la falta de dicho “mesías” yo lo digo desde la comodidad de mi escritorio y en este blog, como la mosca arriba del buey,... nos falta todo ese potrero que arar...
Veamos, si creemos que somos parte de la buena estadística de Latinoamérica en muchos aspectos, podría decirse que “la llevamos “en algunas materias importantes, por ejemplo: “pensar”. Esta característica se puede ver los indicadores de I+D, es decir, tendríamos una masa de gente pensante y otras gentes dispuestas a llevar las ideas de esas gentes pensantes, a su más completo desarrollo y en forma inteligente, las cifras en estas materias nos desmienten de inmediato, en realidad es todo lo contrario, pensamos poco, somos compradores de pensamientos en todos los ámbitos
Siguiendo posibles pistas que nos evidencien aquello que nos hace liderar o al menos tener una voz destacada en el corito latinoamericano, podemos decir que somos poco chacoteros, esto debe ser por el clima, en el norte muy seco y caluroso y bastante frio y lluvioso en el sur, ambos medioambientes podrían ser un desincentivo para estar en fiesta permanente, consecuente con ello, es mejor agachar la cabeza y trabajar y trabajar, y es lo que hacemos, pero parece que hacemos muchos “break” en la jornada, porque la productividad es bastante baja a la hora de evaluar lo que producimos.
Buscando otra de las características que a veces destacan en las estadísticas, la seguridad en las ciudades, a mi me parece que es así, somos en esencia un pueblo pacífico y amable en cuanto a la agresión contra la vida, a pesar de lo amarillista de la televisión chilena, un extranjero que vea televisión aquí una semana podría pensar que esto es Iraq. El nódulo maligno en ese estado contemplativo y pacifico es el robo, parece ser que tenemos un máster en ese tipo de accionar porque aún cuando nos roban todos los días, seguimos en ese estado contemplativo, sin cambiar leyes ni tomar medidas serias, es una suerte de discapacidad social.
En otro enfoque sobre lo mismo, parece que somos buenos en la solidaridad, ayudamos a calmar las desdichas de otros, vamos en su ayuda, colaboramos en forma entusiasta en las buenas causas, sólo que a veces se nos pasa la mano, el Estado tiene hoy día una interminable lista de subsidios y ayudas muy bien acogidas y aceptadas por todos nosotros, el problema es que al final cuando en vez de cobre ( bendito sea) tengamos un territorio como el de los perrillos de las praderas, llenos de hoyos , entonces deberá pagar Moya, el mismo señor que terminara pagando las otras deudas.
Una vez escuché a unas estudiantes mexicanas expresar lo limpia que eran nuestras ciudades, unas ciudades en las cuales resalta una preocupación por el orden y la limpieza, confieso que casi me lo creí, y por un momento parece que las botellas, los restos de poda, los pañales desechables , los restos de comida , las bolsa nylon y otros invitados se hicieron transparentes, pero rápidamente volvieron a esta dimensión con su nauseabunda presencia, me parece que no, no es un rasgo que nos distinga la limpieza de nuestras ciudades.
Mosca que vino de internet
Al fin, hay una amplia gama de cosas en las que si somos buenos, nuestra tecnología constructiva es envidiable, nuestra preocupación por la salud y la nutrición, nuestra incorruptible policía, la labor sacrificada y voluntariosa de los bomberos etc., etc. Las cosas que debemos cambiar son muchas, y estamos en buen pie para hacerlo, solo falta que alguien, una mente clara y creíble las diga en forma categórica, con fuerza, convicción y con un buen plan para que entre todos las arreglemos, ante la falta de dicho “mesías” yo lo digo desde la comodidad de mi escritorio y en este blog, como la mosca arriba del buey,... nos falta todo ese potrero que arar...
miércoles, 2 de noviembre de 2011
ACTITUDES Y MODELOS DE DESARROLLO
Hace ya algún tiempo escuché una entrevista al ex-Presidente Ricardo Lagos justo cuando entregaba su opinión respecto al modelo de desarrollo que debía seguir Chile, en la disyuntiva de un modelo europeo y otro norteamericano, modelos que él mismo autodefinió, se inclinó por el modelo europeo de desarrollo.
Si entendemos como desarrollo la progresión a mejores niveles de crecimiento económico, social, político y cultural de una sociedad, normalmente nos referimos a dos paradigmas, tanto el norteamericano como el europeo tienen características propias que los hacen modelos de análisis, y también de copia o pseudo- copia.
He vivido y he viajado por Europa, conozco algo sobre el modelo de desarrollo europeo al menos en sus aspectos básicos para tener una opinión de él. Una primera aseveración que me atrevo a hacer basado en ese conocimiento es que en Europa todos son socialdemócratas, algunos dirán que son de derecha, otros de izquierda, otros serán de centro, pero al final del día, todos son socialdemócratas, es decir, confían en el Estado como regulador y orientador del desarrollo, apostando decididamente por un Estado fuerte, aún cuando todos creen en que es posible desarrollar empresas en forma individual y esas empresas pueden prosperar, esa confianza se evidencia cuando vemos que muchas empresas son familiares y algunas de larga data.
Los europeos confían en los servicios públicos y confían también en el autocontrol que se ejerce sobre los organismos públicos mediante la participación ciudadana, como resultado tienen un Estado grande, diversificado y especializado en multiplicidad de agencias, algunas de muy alto nivel como las encargadas del urbanismo, y otras que desarrollan investigación de ´punta con los datos que manejan como las agencias públicas orientadas al medioambiente.
Una calle anónima en Grecia, ellos también tienen lo suyo ( foto archivo del autor)
“Toda persona debe por entero su existencia al Estado” dice Hegel, el filosofo alemán del siglo XIX, y esa es la idea que tiene los europeos del Estado, y no dejan de tener razón, esa institución es el garante del estado de derecho sin el cual la vida y los bienes valdría lo que vale una mosca , por otra parte, los conflictos entre los diversos pueblos de Europa durante muchos siglos, tiene una gran relevancia a la hora de buscar el sentido del Estado por cuanto representa de algún modo el aglomerante de los pueblos y su identidad, esa es una actitud de vida, una actitud de confianza.
El otro paradigma de desarrollo, el norteamericano, que no le gusta a muchos chilenos en las palabras públicas o en el discurso para la galería - porque resulta en algunos aspectos políticamente incorrecto - tiene sentido en el motor que impone el capital y la iniciativa privada. Si se hiciera una encuesta a nivel nacional o más aún, a nivel global de cuanta gente quiere emigrar a norteamérica, la respuesta sería abrumadora. Las sólidas barreras que el Estado norteamericano ha construido para impedir la inmigración masiva mantiene apenas contenida las masas migratorias mundiales. El sistema norteamericano basado en el self-made men, o la construcción de nuestro propio proyecto lo hace atractivo hasta para los más renegados del sistema, una cuestión de actitud en la autoconfianza.
Norteamérica ha tenido un éxito arrollador en cuanto al desarrollo, es un país que consume en grandes cantidades uno de los elementos más importantes, escasos y valiosos del mundo, consume cerebros, científicos, artistas, intelectuales y todo tipo de inteligencia es absorbida por el sistema no importa desde donde se venga, la idea es concentrar y conectar cuanta inteligencia se pueda por metro cuadrado, esto el reconocimiento explicito y cultural al mérito, al talento y al éxito.
Tengo la sensación que Chile sigue ambos modelos en paralelo, algunas voces dicen que nuestra sociedad se ha volcado al sistema neoliberal similar al norteamericano, al cual califican de salvaje y exento de humanidad y están por desarmar o desconstruir . Los que se expresan en esos términos en realidad no conocen el sistema norteamericano, este se basa en muchas actitudes difíciles de comprender para nuestra mentalidad, pero una de ellas es, “hazlo bien a la primera”.
No somos “ni chicha ni limoná” dice el refrán popular y claro no podemos serlo, no solo nos movemos en unas copias algo parecidas de ambos modelos y sin mayores finesas, sino que además aportamos de nuestra cosecha la parte más sustanciosa a esta vías sui generis al desarrollo, nuestras actitudes. Por las actitudes que hemos sedimentados a través de todos estos años, ni Europa y Norteamérica son paradigmas para nuestro desarrollo, y he allí el continuo fracaso a la hora de evaluar los avances. En la hipotética sala donde graficamos nuestro desarrollo, avanzamos en algunos aspectos de modo que la curva toca el techo, pero en otros, la curva sigue bajando al subterráneo asustando arañas, guarenes y todo tipo de bicho que acostumbra a vivir allí.
Pienso que si lográramos diseñar nuestro propio camino al desarrollo este sería muy diferente al europeo y al norteamericano, pero antes de que eso ocurra tendríamos que sortear primero algunas actitudes internas que siempre nos ponen el freno, veamos una , nosotros tendemos a desconfiar del Estado, no le damos boleto , nuestro vinculo con el Estado se limita a reclamar y pensar – cranear en su forma autóctona - que podemos obtener de él, además siempre y cuando no nos toque nuestros ingresos. Hace unos días entrevistaban a un pescador en un noticiario de televisión, el hombre se quejaba porque no iba a poder recibir una ayuda estatal la cual tenía como requisito hacer iniciación de actividades, y pagar impuesto, hay que recordar que en el modelo europeo hasta la señora alemana que vende kuchenes en su casa paga impuestos, pero este pescador jamás en su vida ha pagado impuesto y no entendía porque tenía que pagarlos. El esquema es simple, donde existe un Estado que redistribuye, todos pagan.
Si alguno piensa que el sistema norteamericano es para nosotros, entonces tenemos un tremendo problema, hay que esperar que nos enriquezcamos como nación para atender las demandas sociales, entre otros cambios, nadie le rebajaría el boleto de locomoción a nuestro hijos y el sistema de salud tal como lo conocemos no existiría, trabaja, trabaja, trabaja y arréglatelas como puedas luego conversamos porque será el jefe, esa idea refleja en palabras simples una actitud, hay que arreglárselas solos desde muy temprano en la vida y ellos se la arreglan bastante bien. Si esto se aplicara en Chile, hacemos una revolución en unas cuantas horas.
Mi pensamiento profundo me dice que para diseñar un camino propio al desarrollo hay primero que conversar en profundidad y debatir a las menos tres actitudes que se han arraigado fuertemente en los que somos, y que nos juegan en contra, es más, nos pasan goles a cada rato.
La primera actitud dice relación con el clasismo, algo que podemos entender como la división artificiosa en al menos tres castas, los de arriba, los de al medio y los de abajo. Pienso que se debería trabajar sobre la integración entre las clases sociales, esta es una barrera gigantesca, algunos dicen un abismo cultural, se trata de una idea solapada metida en el ADN del chileno que lo posiciona por si solo en la rueda de la fortuna y que si se logra derribar, como se dice en vulgata, “estamos al otro lado”.
Una segunda actitud es el amor a lo precario, a lo mal hecho, a veces pienso que esto viene de nuestro duro enfrentamiento con los terremotos y tsunamis, se trata de una suerte de desconfianza respecto a lo permanente, a la buena factura, respecto a lo bien hecho. Con los embates naturales podría suponerse entonces que es producto de una actitud propia, nacional, pero esta actitud se puede apreciar también en otros pueblos latinoamericanos no tan terremoteados. En esta línea de argumentos vencer lo precario significa hacerlo bien a la primera, si queremos derribar esta muralla deberíamos cambiar el chip respecto a la manufactura de cualquier cosa, para hacerlas bien hechas, se trata de vencer el viejo dicho de “hacerlo a la chilena” en su versión mediocre, entiendo que el actual presidente está intentando cambiar el sentido del slogan.
Una tercera actitud que nos juega en contra es la envidia, esta es tal vez la actitud más característica de nuestra personalidad como pueblo. Un conocido abogado se refería al área urbana del gran Concepción como lo “ Envidiopolis” de Concepción, es decir la concentración a nivel metropolitano de envidiosos, pero es mejor conocida por nosotros, “ the people” , como “ el chaqueteo”, es decir la acción colectiva de bajar al que subió un peldaño. Pienso que la envidia viene de lo pueblerino, de creernos parientes de todos, de pensar que somos de la misma ralea y por lo tanto todos son tan incapaces como nosotros.
Al fin, hay al menos tres actitudes que han sedimentado una profunda desconfianza en nosotros, nuestro entorno y nuestros logros, se desconfía del otro, se desconfía que podamos hacerlo bien y se desconfía del éxito. Diseñar nuestro camino al desarrollo requiere que se enfrenten estos temas, se requiere hablarlos, probablemente se trate de hacer una terapia grupal que permita ponerlos en evidencia, y luego procurar sanarnos porque nos afecta a todos, mi pensamiento final sobre este tema me dice que para caminar por el desarrollo debernos estar sanos porque si no los estamos nos caemos en el camino, necesitamos una terapia con urgencia.
Si entendemos como desarrollo la progresión a mejores niveles de crecimiento económico, social, político y cultural de una sociedad, normalmente nos referimos a dos paradigmas, tanto el norteamericano como el europeo tienen características propias que los hacen modelos de análisis, y también de copia o pseudo- copia.
He vivido y he viajado por Europa, conozco algo sobre el modelo de desarrollo europeo al menos en sus aspectos básicos para tener una opinión de él. Una primera aseveración que me atrevo a hacer basado en ese conocimiento es que en Europa todos son socialdemócratas, algunos dirán que son de derecha, otros de izquierda, otros serán de centro, pero al final del día, todos son socialdemócratas, es decir, confían en el Estado como regulador y orientador del desarrollo, apostando decididamente por un Estado fuerte, aún cuando todos creen en que es posible desarrollar empresas en forma individual y esas empresas pueden prosperar, esa confianza se evidencia cuando vemos que muchas empresas son familiares y algunas de larga data.
Los europeos confían en los servicios públicos y confían también en el autocontrol que se ejerce sobre los organismos públicos mediante la participación ciudadana, como resultado tienen un Estado grande, diversificado y especializado en multiplicidad de agencias, algunas de muy alto nivel como las encargadas del urbanismo, y otras que desarrollan investigación de ´punta con los datos que manejan como las agencias públicas orientadas al medioambiente.
Una calle anónima en Grecia, ellos también tienen lo suyo ( foto archivo del autor)
“Toda persona debe por entero su existencia al Estado” dice Hegel, el filosofo alemán del siglo XIX, y esa es la idea que tiene los europeos del Estado, y no dejan de tener razón, esa institución es el garante del estado de derecho sin el cual la vida y los bienes valdría lo que vale una mosca , por otra parte, los conflictos entre los diversos pueblos de Europa durante muchos siglos, tiene una gran relevancia a la hora de buscar el sentido del Estado por cuanto representa de algún modo el aglomerante de los pueblos y su identidad, esa es una actitud de vida, una actitud de confianza.
El otro paradigma de desarrollo, el norteamericano, que no le gusta a muchos chilenos en las palabras públicas o en el discurso para la galería - porque resulta en algunos aspectos políticamente incorrecto - tiene sentido en el motor que impone el capital y la iniciativa privada. Si se hiciera una encuesta a nivel nacional o más aún, a nivel global de cuanta gente quiere emigrar a norteamérica, la respuesta sería abrumadora. Las sólidas barreras que el Estado norteamericano ha construido para impedir la inmigración masiva mantiene apenas contenida las masas migratorias mundiales. El sistema norteamericano basado en el self-made men, o la construcción de nuestro propio proyecto lo hace atractivo hasta para los más renegados del sistema, una cuestión de actitud en la autoconfianza.
Norteamérica ha tenido un éxito arrollador en cuanto al desarrollo, es un país que consume en grandes cantidades uno de los elementos más importantes, escasos y valiosos del mundo, consume cerebros, científicos, artistas, intelectuales y todo tipo de inteligencia es absorbida por el sistema no importa desde donde se venga, la idea es concentrar y conectar cuanta inteligencia se pueda por metro cuadrado, esto el reconocimiento explicito y cultural al mérito, al talento y al éxito.
Tengo la sensación que Chile sigue ambos modelos en paralelo, algunas voces dicen que nuestra sociedad se ha volcado al sistema neoliberal similar al norteamericano, al cual califican de salvaje y exento de humanidad y están por desarmar o desconstruir . Los que se expresan en esos términos en realidad no conocen el sistema norteamericano, este se basa en muchas actitudes difíciles de comprender para nuestra mentalidad, pero una de ellas es, “hazlo bien a la primera”.
No somos “ni chicha ni limoná” dice el refrán popular y claro no podemos serlo, no solo nos movemos en unas copias algo parecidas de ambos modelos y sin mayores finesas, sino que además aportamos de nuestra cosecha la parte más sustanciosa a esta vías sui generis al desarrollo, nuestras actitudes. Por las actitudes que hemos sedimentados a través de todos estos años, ni Europa y Norteamérica son paradigmas para nuestro desarrollo, y he allí el continuo fracaso a la hora de evaluar los avances. En la hipotética sala donde graficamos nuestro desarrollo, avanzamos en algunos aspectos de modo que la curva toca el techo, pero en otros, la curva sigue bajando al subterráneo asustando arañas, guarenes y todo tipo de bicho que acostumbra a vivir allí.
Pienso que si lográramos diseñar nuestro propio camino al desarrollo este sería muy diferente al europeo y al norteamericano, pero antes de que eso ocurra tendríamos que sortear primero algunas actitudes internas que siempre nos ponen el freno, veamos una , nosotros tendemos a desconfiar del Estado, no le damos boleto , nuestro vinculo con el Estado se limita a reclamar y pensar – cranear en su forma autóctona - que podemos obtener de él, además siempre y cuando no nos toque nuestros ingresos. Hace unos días entrevistaban a un pescador en un noticiario de televisión, el hombre se quejaba porque no iba a poder recibir una ayuda estatal la cual tenía como requisito hacer iniciación de actividades, y pagar impuesto, hay que recordar que en el modelo europeo hasta la señora alemana que vende kuchenes en su casa paga impuestos, pero este pescador jamás en su vida ha pagado impuesto y no entendía porque tenía que pagarlos. El esquema es simple, donde existe un Estado que redistribuye, todos pagan.
Si alguno piensa que el sistema norteamericano es para nosotros, entonces tenemos un tremendo problema, hay que esperar que nos enriquezcamos como nación para atender las demandas sociales, entre otros cambios, nadie le rebajaría el boleto de locomoción a nuestro hijos y el sistema de salud tal como lo conocemos no existiría, trabaja, trabaja, trabaja y arréglatelas como puedas luego conversamos porque será el jefe, esa idea refleja en palabras simples una actitud, hay que arreglárselas solos desde muy temprano en la vida y ellos se la arreglan bastante bien. Si esto se aplicara en Chile, hacemos una revolución en unas cuantas horas.
Mi pensamiento profundo me dice que para diseñar un camino propio al desarrollo hay primero que conversar en profundidad y debatir a las menos tres actitudes que se han arraigado fuertemente en los que somos, y que nos juegan en contra, es más, nos pasan goles a cada rato.
La primera actitud dice relación con el clasismo, algo que podemos entender como la división artificiosa en al menos tres castas, los de arriba, los de al medio y los de abajo. Pienso que se debería trabajar sobre la integración entre las clases sociales, esta es una barrera gigantesca, algunos dicen un abismo cultural, se trata de una idea solapada metida en el ADN del chileno que lo posiciona por si solo en la rueda de la fortuna y que si se logra derribar, como se dice en vulgata, “estamos al otro lado”.
Una segunda actitud es el amor a lo precario, a lo mal hecho, a veces pienso que esto viene de nuestro duro enfrentamiento con los terremotos y tsunamis, se trata de una suerte de desconfianza respecto a lo permanente, a la buena factura, respecto a lo bien hecho. Con los embates naturales podría suponerse entonces que es producto de una actitud propia, nacional, pero esta actitud se puede apreciar también en otros pueblos latinoamericanos no tan terremoteados. En esta línea de argumentos vencer lo precario significa hacerlo bien a la primera, si queremos derribar esta muralla deberíamos cambiar el chip respecto a la manufactura de cualquier cosa, para hacerlas bien hechas, se trata de vencer el viejo dicho de “hacerlo a la chilena” en su versión mediocre, entiendo que el actual presidente está intentando cambiar el sentido del slogan.
Una tercera actitud que nos juega en contra es la envidia, esta es tal vez la actitud más característica de nuestra personalidad como pueblo. Un conocido abogado se refería al área urbana del gran Concepción como lo “ Envidiopolis” de Concepción, es decir la concentración a nivel metropolitano de envidiosos, pero es mejor conocida por nosotros, “ the people” , como “ el chaqueteo”, es decir la acción colectiva de bajar al que subió un peldaño. Pienso que la envidia viene de lo pueblerino, de creernos parientes de todos, de pensar que somos de la misma ralea y por lo tanto todos son tan incapaces como nosotros.
Al fin, hay al menos tres actitudes que han sedimentado una profunda desconfianza en nosotros, nuestro entorno y nuestros logros, se desconfía del otro, se desconfía que podamos hacerlo bien y se desconfía del éxito. Diseñar nuestro camino al desarrollo requiere que se enfrenten estos temas, se requiere hablarlos, probablemente se trate de hacer una terapia grupal que permita ponerlos en evidencia, y luego procurar sanarnos porque nos afecta a todos, mi pensamiento final sobre este tema me dice que para caminar por el desarrollo debernos estar sanos porque si no los estamos nos caemos en el camino, necesitamos una terapia con urgencia.
viernes, 28 de octubre de 2011
TRENES, CAMIONES Y BARCOS
Recuerdo cuando era estudiante universitario, viajaba desde el sur a estudiar a Concepción, subía a medianoche al tren japonés y me bajaba en la estación de Laja de madrugada, a veces lloviendo atravesaba un puente , y esperaba hasta las siete de la mañana en San Rosendo el próximo tren que procedía de Santiago rumbo a Concepción.
A veces también me iba en tren, una antigua máquina a vapor salía desde Concepción a las ocho de la mañana y llegaba a mi destino cerca de las nueve de la noche, muy cansado, con un día entero de viaje sentado mirando los interminables paisajes del sur, aguantando el olor a pollo cocido que consumía mi vecina y que detesto, pero con un pasaje rebajado gentileza del gobierno de Chile, a quién aún agradezco.
Al revés, dentro de los recuerdos desagradables tengo guardado un viaje que realizamos con mi familia al extremo norte en auto, de día el viaje era complejo por cuanto sólo hay una vía bidireccional, pero de noche el viaje se volvía una verdadera película de terror, cientos de camiones amenazaban con triturarnos, adelantando como locos y a velocidades increíbles, una verdadera selva. Ahora en la distancia me pregunto ¿ por qué no ocurren más accidentes si esas noches infernales se repiten cada día?.
El camión es un tipo de vehículo que no despierta mis simpatías, sin embargo es un ganador absoluto, es el rey del transporte en Chile con unas 140.000 ( 2007) unidades cargadas y circulando días y noche, las ciudades dependen de los camiones para sus suministros básicos a modo de una conexión de vida que no se puede romper, recuerdo el terremoto del 2010 y su ambiente de carencias de alimentos, bencinas y otros suministros, allí el camión era un superhéroe tan necesario como el aire.
Otro recuerdo que me viene a la memoria son mis horas mirando en silencio al pintor valdiviano Ricardo Anwandter pintando a orillas del rio Calle- Calle en Valdivia, un maestro, mientras algunos metros más allá el vapor Collico a modo de una locomotora arrastraba lanchones cargados de madera , algo mágico, una danza en el rio.
Ese vinculo con mi pasado a veces me hace soñar, ...” sueño con serpientes” canta Silvio Rodriguez en su prosa cubana, yo en cambio sueño viajando al norte en tren, hasta Arica y luego al sur-sur, hasta donde termina Chile , sueño que el tren le gana al camión transportando gentes y mercaderías, sueño mirar las ciudades y los campos a través de la ventana generosa del tren, pero de un tren actual, no tengo sueños con máquinas a vapor, tengo sueños con trenes actuales, rápidos limpios y silenciosos.
Pero también sueño con barcos, con vapores y lanchones, con olas y puertos, sueño salir de Talcahuano rumbo a Valparaíso y llegar lejos, tan lejos como las otras orillas extrañas, distantes, llenar mis ojos de mar.
Entonces vuelvo a la realidad, no hay trenes ni barcos en el horizonte, hay camiones y más camiones, ruido, polución y tráfico, el tren japonés se ha muerto en algún punto de su viaje, el barco sencillamente nunca llegó. Chile, el país de los eternos viajeros entre el sur y norte se ha estancado, y creo que la razón es que se cansó de esperar el tren y el barco.
La rebeldía a veces tiene formas insospechadas y la mía va por aquí, ¿qué maligna influencia no nos ha permitido tener los mejores y más veloces trenes de sur a norte y de norte a sur ?, no tengo encuestas pero parece que hay un país que lo pide a gritos, ¿qué ha pasado con las buenas intenciones de tanto políticos?, o será esto uno más de los disparates de mi cabeza.
Cualquier extranjero que mire nuestro largo país en Google podría suponer que el sistema de trenes en Chile es fantástico, de hecho, recuerdo haber visto una propaganda de algún vino de exportación, en la cual se muestra el imponente paisaje austral desde un tren que hipotéticamente viaja por la Patagonia chilena, bonito, pero ficticio.
Foto sitio http://farm3.static.flickr.com.
El tren en Chile tiene un pasado que a mi juicio se puede recuperar, se puede volver a construir a pesar del evidente estado de olvido y abandono, creo que el país lo espera y entre otros beneficios podría transformarse en un potente motor a favor de la descentralización.
Parece que poco a poco vamos perdiendo la memoria del tren, a veces me pasa, el tren al sur es un pálido recuerdo que a veces de desvanece en los vericuetos de mi juventud, pero esta amnesia no es comparable a otros casos, jóvenes chilenos que ni siquiera sospechan lo que significa viajar en tren, el tren se hizo un vehículo demasiado exótico en unos pocos años.
Pienso que parte del problema está en la cortadura de la cinta, los gobiernos se han hecho muy cortos para enfrentar desafíos de este tipo, en cuatro años nadie quiere iniciar empresas que terminaran otros, y claro, para abordar esta empresa se requiere visión de estadista, recursos y convicción, además de una buena cuota de cariño por su país.
Por otro lado, ahora llenando mi mente de mar , el mismo mar que día a día recibe las aguas del Calle y Calle me pregunto, ¿porqué no somos un país de marineros?. Alguna vez leí una historia sobre esto y dice que quienes fundaron este país eran gente de tierra adentro, del centro de la península, más ligados a las siembras y los caseríos interiores que a la costa, eso parece ser así, el mar no es para nosotros un elemento vinculante entre el norte y el sur, es más bien un paisaje desde las colinas.
El cabotaje podría ser una buena opción, pero no veo que la empresa privada lo vaya a hacer al menos no en el mediano plazo, a esta opción de transporte hay que darle nacimiento, criar al bebe y luego tal vez cuando crezca y se haga mayor, cambiar el papa. Creo que el Estado tiene un rol con lo civil, con el cabotaje entre los diversos puntos de este Chile costero, porque al final, en una síntesis de todo lo que somos, somos una gigantesca costa.
La armada hace lo suyo, llega a lugares lejanos y solitarios y conecta personas y cargas, pero me parece que ese sea su rol, se requiere otro tipo de redes para el transporte marítimo, otra forma de organizarnos frente a este mar, dialogar con él, hacernos sentir que más que portador de tsunamis, es una bendición.
Trenes camiones y barcos, una triada de actores que podrían convivir en armonía, pero creo que faltan sueños, sueños que permitan diseñar un futuro diferente y quizás cristalizar utopías de barcos y trenes.
A veces también me iba en tren, una antigua máquina a vapor salía desde Concepción a las ocho de la mañana y llegaba a mi destino cerca de las nueve de la noche, muy cansado, con un día entero de viaje sentado mirando los interminables paisajes del sur, aguantando el olor a pollo cocido que consumía mi vecina y que detesto, pero con un pasaje rebajado gentileza del gobierno de Chile, a quién aún agradezco.
Al revés, dentro de los recuerdos desagradables tengo guardado un viaje que realizamos con mi familia al extremo norte en auto, de día el viaje era complejo por cuanto sólo hay una vía bidireccional, pero de noche el viaje se volvía una verdadera película de terror, cientos de camiones amenazaban con triturarnos, adelantando como locos y a velocidades increíbles, una verdadera selva. Ahora en la distancia me pregunto ¿ por qué no ocurren más accidentes si esas noches infernales se repiten cada día?.
El camión es un tipo de vehículo que no despierta mis simpatías, sin embargo es un ganador absoluto, es el rey del transporte en Chile con unas 140.000 ( 2007) unidades cargadas y circulando días y noche, las ciudades dependen de los camiones para sus suministros básicos a modo de una conexión de vida que no se puede romper, recuerdo el terremoto del 2010 y su ambiente de carencias de alimentos, bencinas y otros suministros, allí el camión era un superhéroe tan necesario como el aire.
Otro recuerdo que me viene a la memoria son mis horas mirando en silencio al pintor valdiviano Ricardo Anwandter pintando a orillas del rio Calle- Calle en Valdivia, un maestro, mientras algunos metros más allá el vapor Collico a modo de una locomotora arrastraba lanchones cargados de madera , algo mágico, una danza en el rio.
Ese vinculo con mi pasado a veces me hace soñar, ...” sueño con serpientes” canta Silvio Rodriguez en su prosa cubana, yo en cambio sueño viajando al norte en tren, hasta Arica y luego al sur-sur, hasta donde termina Chile , sueño que el tren le gana al camión transportando gentes y mercaderías, sueño mirar las ciudades y los campos a través de la ventana generosa del tren, pero de un tren actual, no tengo sueños con máquinas a vapor, tengo sueños con trenes actuales, rápidos limpios y silenciosos.
Pero también sueño con barcos, con vapores y lanchones, con olas y puertos, sueño salir de Talcahuano rumbo a Valparaíso y llegar lejos, tan lejos como las otras orillas extrañas, distantes, llenar mis ojos de mar.
Entonces vuelvo a la realidad, no hay trenes ni barcos en el horizonte, hay camiones y más camiones, ruido, polución y tráfico, el tren japonés se ha muerto en algún punto de su viaje, el barco sencillamente nunca llegó. Chile, el país de los eternos viajeros entre el sur y norte se ha estancado, y creo que la razón es que se cansó de esperar el tren y el barco.
La rebeldía a veces tiene formas insospechadas y la mía va por aquí, ¿qué maligna influencia no nos ha permitido tener los mejores y más veloces trenes de sur a norte y de norte a sur ?, no tengo encuestas pero parece que hay un país que lo pide a gritos, ¿qué ha pasado con las buenas intenciones de tanto políticos?, o será esto uno más de los disparates de mi cabeza.
Cualquier extranjero que mire nuestro largo país en Google podría suponer que el sistema de trenes en Chile es fantástico, de hecho, recuerdo haber visto una propaganda de algún vino de exportación, en la cual se muestra el imponente paisaje austral desde un tren que hipotéticamente viaja por la Patagonia chilena, bonito, pero ficticio.
Foto sitio http://farm3.static.flickr.com.
El tren en Chile tiene un pasado que a mi juicio se puede recuperar, se puede volver a construir a pesar del evidente estado de olvido y abandono, creo que el país lo espera y entre otros beneficios podría transformarse en un potente motor a favor de la descentralización.
Parece que poco a poco vamos perdiendo la memoria del tren, a veces me pasa, el tren al sur es un pálido recuerdo que a veces de desvanece en los vericuetos de mi juventud, pero esta amnesia no es comparable a otros casos, jóvenes chilenos que ni siquiera sospechan lo que significa viajar en tren, el tren se hizo un vehículo demasiado exótico en unos pocos años.
Pienso que parte del problema está en la cortadura de la cinta, los gobiernos se han hecho muy cortos para enfrentar desafíos de este tipo, en cuatro años nadie quiere iniciar empresas que terminaran otros, y claro, para abordar esta empresa se requiere visión de estadista, recursos y convicción, además de una buena cuota de cariño por su país.
Por otro lado, ahora llenando mi mente de mar , el mismo mar que día a día recibe las aguas del Calle y Calle me pregunto, ¿porqué no somos un país de marineros?. Alguna vez leí una historia sobre esto y dice que quienes fundaron este país eran gente de tierra adentro, del centro de la península, más ligados a las siembras y los caseríos interiores que a la costa, eso parece ser así, el mar no es para nosotros un elemento vinculante entre el norte y el sur, es más bien un paisaje desde las colinas.
El cabotaje podría ser una buena opción, pero no veo que la empresa privada lo vaya a hacer al menos no en el mediano plazo, a esta opción de transporte hay que darle nacimiento, criar al bebe y luego tal vez cuando crezca y se haga mayor, cambiar el papa. Creo que el Estado tiene un rol con lo civil, con el cabotaje entre los diversos puntos de este Chile costero, porque al final, en una síntesis de todo lo que somos, somos una gigantesca costa.
La armada hace lo suyo, llega a lugares lejanos y solitarios y conecta personas y cargas, pero me parece que ese sea su rol, se requiere otro tipo de redes para el transporte marítimo, otra forma de organizarnos frente a este mar, dialogar con él, hacernos sentir que más que portador de tsunamis, es una bendición.
Trenes camiones y barcos, una triada de actores que podrían convivir en armonía, pero creo que faltan sueños, sueños que permitan diseñar un futuro diferente y quizás cristalizar utopías de barcos y trenes.
lunes, 17 de octubre de 2011
REJAS
Si hay algo que destaca del paisaje urbano en las ciudades chilenas, especialmente en los sectores más populares son las rejas. Las rejas son omnipresentes, están en todos lados, en cada vivienda, en cada local comercial, en cada sitio.
Vivimos en un país enrejado, un país que siente miedo a la delincuencia que parece crecer más y más cada día. La reja es la barrera de seguridad que han construido los chilenos para separarse de la inseguridad cotidiana, pero a veces el costo por esta tipo de seguridad es alto, no son pocas las personas que han muerto en forma trágica intentando escapar de casas en llamas y quedado atrapadas por las propias rejas de sus ventanas.
Las rejas son un barómetro de la alarmante situación de delincuencia en nuestro país, las rejas son señales denigrantes que muestra la forma en que convivimos. El chileno promedio vive encarcelado en su casa durante su vida, y no solo le esperan las rejas en sus viviendas, también en sus lugares de trabajos, en las escuelas, en el comercio, en todo lados.
Fotografia tomada del sitio www.quepasa.cl
La delincuencia en Chile crece, cada año tenemos más personas en la delincuencia, un indicador de esto es la relación de la población penal, que para el año 2010 es de 340 reos por cada 100.000 habitantes, un indicador patético y que viene creciendo con fuerza, el año 2007 la cifra era de 240 por cada 100.000 habitantes, se trata de un indicador que nos sitúa en el ranking mundial, un record de vergüenza, la misma que nos llega cuando escuchamos que exportamos delincuentes a otros países como España.
¿ qué hacer?, algunos expertos aconsejan aumentar el control policial, imponer la tolerancia cero, construir lo que en otros lugares se llama la barrera azul, en alusión al uniforme de la policía, otros expertos aconsejan preocuparse por los problemas sociales, especialmente de la extrema pobreza donde se radica en gran parte la cantera de la delincuencia, otros están por aumentar las penas y terminar con la puerta giratoria, en alusión a las bajas penas del código penal chileno, el que a primera vista aparece muy garantista, porque es cierto, hay mucha gente en las cárceles, pero están allí por un corto tiempo.
Algo anda muy mal en Chile, lo demostró la actitud de cientos de personas durante el terremoto de febrero del 2010, mucha gente “normal” salió enloquecida a saquear locales comerciales y robar cuanto pudo en un lapsus de efervescencia colectiva. Es mentalmente insano pensar que todos eran delincuentes, pero se entra en algún nivel de insania mental si se piensa que se trata de la misma población donde debe residir la contención a este azote.
Lo primero que hay que decir, es que este no es un problema nuevo, la delincuencia en nuestro país es muy antigua, probablemente desde antes del nacimiento de Chile como país independiente, la historia muestra que durante cierto periodo de tiempo, habían extensas áreas, hoy regiones donde no había ley, donde el pillaje y el crimen era parte de la vida y el sufrimiento diario, por lo tanto se trata de un problema que tiene una componente cultural antigua e importante.
Una segunda idea que se puede plantear es el eufemismo, especialmente con el robo, la práctica más recurrente de la delincuencia nacional, el robo no tiene en nuestro país un castigo social fuerte, es más, personas que no se consideran delincuentes ayudan a mantener la maquinaria de la delincuencia aceitada y funcionando al comprar las “movidas” de otro, de este hecho, y la idea que muchas familias manejan acerca del “choreo”, no como un acto de delincuencia sino como una viveza, se puede concluir que la falta de castigo social tiene su base en una tradición atávica pero cultural, respecto a ese tipo de actos, bueno sería volver a llamar al pan pan y al vino vino.
Una tercera idea que hay que dejar en claro, es el sentimiento tipo Robín Hood que se hace presente en parte de la sociedad, es decir robar a la gente rica no es robo, es un acto de justicia y por lo tanto se trata de la mantención de equilibrios naturales, esto deriva de una visión de mundo en blanco y negro, los ricos son los malos y nosotros los buenos, me parece que esta idea tiene su base en una visión religiosa tergiversada y fomentada por ciertos sectores políticos, los que también ven el mundo así.
Una cuarta idea sobre este tema es nuestro sistema penal. La cárcel parece ser la continuidad de la vida en libertad, la cárcel es el lugar de “reunión” de amigos, donde se cocina lo que se quiera o lo que se tenga, donde se vive con quien quiera, donde se hace lo que se quiera, e incluso se trata de un lugar seguro desde donde se puede seguir delinquiendo, como es el caso de las llamadas de ciertos “ejecutivos” solicitando las claves bancarias o informando de supuestos accidentes.
La cárcel no es un lugar de temer, tampoco lo es la pérdida de derechos, el encierro finalmente no es un desincentivo porque en la cuenta final se puede pasar por ahí muchas veces en la vida “útil” (del delincuente), así no se requiere pagar ni reparar daños de ninguna otra forma, entonces la ecuación costos beneficios es muy clara. Parece aconsejable sobre este punto revisar en profundidad el actual sistema penitenciario chileno, pero siguiendo esta lógica, a poco andar se llega a la conclusión que hay que revisarlo todo.
Una quinta idea viene de un cuestionamiento a la institucionalidad, ¿qué es lo que realmente sucede detrás del estrado del magistrado? , o de los jóvenes magistrados que vemos hoy, ¿tienen los jueces en Chile la competencia de reflexionar y aplicar criterio al imponer la ley?, si esto no ocurre, si no hay margen para el criterio y la reflexión del juez ( pensando en él o ella como un ciudadano intachable, reflexivo y de experiencia sobre cuestiones de la vida), como al parecer ocurre, estamos frentes a una situación kafkiana , consideraríamos tener súper-leyes hechas por súper-legisladores en las cuales estuviera todo tipificado, y en segundo lugar para completar el cuadro, tendríamos jueces robots, si se da crédito a las declaraciones de los actores del sistema ambos situaciones son posibles de ser ciertas, lo que es al menos penumbroso.
En materia de soluciones, me parece que en nuestra generación hay muy poco que hacer, pero si mucho por el futuro. En principio pienso que las ayudas sociales son necesarias, de modo que quien delinque por hambre o necesidad no lo haga, pero los hechos demuestran que estamos frente a la profesionalización de la delincuencia.
Me parece que nuestro código penal debe ser revisado, y con ello reflexionar profundamente que significa estar privado de libertad en nuestra contemporaneidad , ¿qué es la libertad en forma operativa y que significa perderla?, ¿es algo más que restringir la circulación?, de paso creo que las fuerzas policiacas hacen su trabajo, son profesionales, no están corruptos, son disciplinados y tienen la confianza de la sociedad, sin embargo aumentarles el sueldo, entregarles mayor preparación, y sobre todo otorgarles mayor protección legal no estaría demás.
Finalmente pienso que la solución está en los jardines infantiles, en el parvulario y en la enseñanza básica, son los nuevos chilenos los que pueden adquirir nuevos hábitos, aprender a respetar al resto, conocer el valor de la honradez, intentar eliminar en ellos la relatividad y el eufemismo que ocultan la delincuencia ante nuestra racionalidad, con ello, probablemente en un futuro cercano estaríamos vendiendo toneladas de rejas para reciclar el acero, pienso que sería un buen negocio.
Vivimos en un país enrejado, un país que siente miedo a la delincuencia que parece crecer más y más cada día. La reja es la barrera de seguridad que han construido los chilenos para separarse de la inseguridad cotidiana, pero a veces el costo por esta tipo de seguridad es alto, no son pocas las personas que han muerto en forma trágica intentando escapar de casas en llamas y quedado atrapadas por las propias rejas de sus ventanas.
Las rejas son un barómetro de la alarmante situación de delincuencia en nuestro país, las rejas son señales denigrantes que muestra la forma en que convivimos. El chileno promedio vive encarcelado en su casa durante su vida, y no solo le esperan las rejas en sus viviendas, también en sus lugares de trabajos, en las escuelas, en el comercio, en todo lados.
Fotografia tomada del sitio www.quepasa.cl
La delincuencia en Chile crece, cada año tenemos más personas en la delincuencia, un indicador de esto es la relación de la población penal, que para el año 2010 es de 340 reos por cada 100.000 habitantes, un indicador patético y que viene creciendo con fuerza, el año 2007 la cifra era de 240 por cada 100.000 habitantes, se trata de un indicador que nos sitúa en el ranking mundial, un record de vergüenza, la misma que nos llega cuando escuchamos que exportamos delincuentes a otros países como España.
¿ qué hacer?, algunos expertos aconsejan aumentar el control policial, imponer la tolerancia cero, construir lo que en otros lugares se llama la barrera azul, en alusión al uniforme de la policía, otros expertos aconsejan preocuparse por los problemas sociales, especialmente de la extrema pobreza donde se radica en gran parte la cantera de la delincuencia, otros están por aumentar las penas y terminar con la puerta giratoria, en alusión a las bajas penas del código penal chileno, el que a primera vista aparece muy garantista, porque es cierto, hay mucha gente en las cárceles, pero están allí por un corto tiempo.
Algo anda muy mal en Chile, lo demostró la actitud de cientos de personas durante el terremoto de febrero del 2010, mucha gente “normal” salió enloquecida a saquear locales comerciales y robar cuanto pudo en un lapsus de efervescencia colectiva. Es mentalmente insano pensar que todos eran delincuentes, pero se entra en algún nivel de insania mental si se piensa que se trata de la misma población donde debe residir la contención a este azote.
Lo primero que hay que decir, es que este no es un problema nuevo, la delincuencia en nuestro país es muy antigua, probablemente desde antes del nacimiento de Chile como país independiente, la historia muestra que durante cierto periodo de tiempo, habían extensas áreas, hoy regiones donde no había ley, donde el pillaje y el crimen era parte de la vida y el sufrimiento diario, por lo tanto se trata de un problema que tiene una componente cultural antigua e importante.
Una segunda idea que se puede plantear es el eufemismo, especialmente con el robo, la práctica más recurrente de la delincuencia nacional, el robo no tiene en nuestro país un castigo social fuerte, es más, personas que no se consideran delincuentes ayudan a mantener la maquinaria de la delincuencia aceitada y funcionando al comprar las “movidas” de otro, de este hecho, y la idea que muchas familias manejan acerca del “choreo”, no como un acto de delincuencia sino como una viveza, se puede concluir que la falta de castigo social tiene su base en una tradición atávica pero cultural, respecto a ese tipo de actos, bueno sería volver a llamar al pan pan y al vino vino.
Una tercera idea que hay que dejar en claro, es el sentimiento tipo Robín Hood que se hace presente en parte de la sociedad, es decir robar a la gente rica no es robo, es un acto de justicia y por lo tanto se trata de la mantención de equilibrios naturales, esto deriva de una visión de mundo en blanco y negro, los ricos son los malos y nosotros los buenos, me parece que esta idea tiene su base en una visión religiosa tergiversada y fomentada por ciertos sectores políticos, los que también ven el mundo así.
Una cuarta idea sobre este tema es nuestro sistema penal. La cárcel parece ser la continuidad de la vida en libertad, la cárcel es el lugar de “reunión” de amigos, donde se cocina lo que se quiera o lo que se tenga, donde se vive con quien quiera, donde se hace lo que se quiera, e incluso se trata de un lugar seguro desde donde se puede seguir delinquiendo, como es el caso de las llamadas de ciertos “ejecutivos” solicitando las claves bancarias o informando de supuestos accidentes.
La cárcel no es un lugar de temer, tampoco lo es la pérdida de derechos, el encierro finalmente no es un desincentivo porque en la cuenta final se puede pasar por ahí muchas veces en la vida “útil” (del delincuente), así no se requiere pagar ni reparar daños de ninguna otra forma, entonces la ecuación costos beneficios es muy clara. Parece aconsejable sobre este punto revisar en profundidad el actual sistema penitenciario chileno, pero siguiendo esta lógica, a poco andar se llega a la conclusión que hay que revisarlo todo.
Una quinta idea viene de un cuestionamiento a la institucionalidad, ¿qué es lo que realmente sucede detrás del estrado del magistrado? , o de los jóvenes magistrados que vemos hoy, ¿tienen los jueces en Chile la competencia de reflexionar y aplicar criterio al imponer la ley?, si esto no ocurre, si no hay margen para el criterio y la reflexión del juez ( pensando en él o ella como un ciudadano intachable, reflexivo y de experiencia sobre cuestiones de la vida), como al parecer ocurre, estamos frentes a una situación kafkiana , consideraríamos tener súper-leyes hechas por súper-legisladores en las cuales estuviera todo tipificado, y en segundo lugar para completar el cuadro, tendríamos jueces robots, si se da crédito a las declaraciones de los actores del sistema ambos situaciones son posibles de ser ciertas, lo que es al menos penumbroso.
En materia de soluciones, me parece que en nuestra generación hay muy poco que hacer, pero si mucho por el futuro. En principio pienso que las ayudas sociales son necesarias, de modo que quien delinque por hambre o necesidad no lo haga, pero los hechos demuestran que estamos frente a la profesionalización de la delincuencia.
Me parece que nuestro código penal debe ser revisado, y con ello reflexionar profundamente que significa estar privado de libertad en nuestra contemporaneidad , ¿qué es la libertad en forma operativa y que significa perderla?, ¿es algo más que restringir la circulación?, de paso creo que las fuerzas policiacas hacen su trabajo, son profesionales, no están corruptos, son disciplinados y tienen la confianza de la sociedad, sin embargo aumentarles el sueldo, entregarles mayor preparación, y sobre todo otorgarles mayor protección legal no estaría demás.
Finalmente pienso que la solución está en los jardines infantiles, en el parvulario y en la enseñanza básica, son los nuevos chilenos los que pueden adquirir nuevos hábitos, aprender a respetar al resto, conocer el valor de la honradez, intentar eliminar en ellos la relatividad y el eufemismo que ocultan la delincuencia ante nuestra racionalidad, con ello, probablemente en un futuro cercano estaríamos vendiendo toneladas de rejas para reciclar el acero, pienso que sería un buen negocio.
viernes, 7 de octubre de 2011
ENFERMOS MENTALES
Desde hace un tiempo algunos medios han publicado estadísticas preocupantes acerca de las enfermedades mentales en Chile, algunos especialistas como el Presidente de la Sociedad Chilena de Salud Mental, asustan a cualquiera al afirmar que : “Un 35% de la población presenta y/o ha tenido un desorden mental”, esto parece no importarle a nadie pero al mirar algunas actitudes de nuestros compatriotas, algo pasa que estamos en conjunto pelando el cable.
Hace unos días entrevistaban en un noticiario de televisión a una mujer madre de ocho hijos, cuyo marido o padre, o padres como pudo haber sido según lo que se insinuó, no aparecían por ninguna parte, claro, la pobre mujer sostenía su humanidad y la de sus hijos en una pobreza increíble, pidiendo ayuda para al menos pasar el día. Este tipo de mujeres muy carenciadas las he visto en todas la comunas en que he trabajado, el panorama es tristísimo, recuerdo un caso, cada año que visitábamos una mujer para dejar ayuda estatal-municipal, había otro hijo por nacer, sólo cuando se conversa con ella, o con ellas, porque en realidad son muchas, se entiende por qué ocurren aquellos dramas, hay enfermedad mental y no hay defensa natural, se cae fácilmente en el engaño de otros enfermos mentales masculinos.
Pero no sólo encontramos gente con problemas mentales en esas circunstancias, las hay en todas partes, pero sin duda se concentran en las grandes urbes del país, las condiciones de vida que llevamos parece que están haciendo trizas nuestro giroscopio interno. El medio ambiente que hemos creado en conjunto, oculta una realidad que requiere unas políticas de Estado casi de emergencia y que no veo por ninguna parte, por ahora, los que posiblemente estamos en el 35 % ( no sé si estoy en ese grupo, pero lo estoy sospechando) afectados pasamos como se dice en Chile “ Piolita “ el día a día.
Tengo la sospecha que también gran parte de la delincuencia y otros problemas sociales, esconden entre otras causas, desordenes mentales, algo me dice que el medioambiente está siendo cada vez más tóxico y nuestras mentes están pagando el pato.
Chile se pavonea hoy de ser uno de los países más competitivos de mundo, cada empresa, institución, u organización está subiendo mes a mes la vara de exigencia, cada año se requieren mayores utilidades, alcanzar metas más altas , estar unos puntos más arriba en el ranking, etc., agreguemos a esto el envilecimiento que aporta la televisión , los abusos del retail , del sistema bancario, de los sistemas de salud, del sistema público en sus miles de caras y como plato de fondo sumemos el costo de la educación, así llegamos a la conclusión que el que no está loco es extraterrestre.
foto de www.aslaram.wordpress.com
A veces como ejercicio mental, y cuidando mis propio equilibrio entre la realidad y la locura, pienso en el dato duro, y así, en una sala de reuniones, en un encuentro deportivo u otro encuentro masivo de personas, hay un 35% de ellos con problemas mentales, pero además se puede llevar esto a la Cámara de Diputados, al mismo gobierno, a los sindicatos, a los alumnos que protestan en las calles y el panorama es desolador.
No tengo solución al problema, mi locura no me deja pensar coherentemente sobre este tema, pero creo que deberíamos incluir algunos ejercicios de meditación mientras pagamos una cuenta abusiva, somos exprimidos y compactados en los sistemas de transportes como el metro, o intentamos dormir mientras sabemos o sentimos como se roban las platas públicas o la casa del lado.
Hace unos días entrevistaban en un noticiario de televisión a una mujer madre de ocho hijos, cuyo marido o padre, o padres como pudo haber sido según lo que se insinuó, no aparecían por ninguna parte, claro, la pobre mujer sostenía su humanidad y la de sus hijos en una pobreza increíble, pidiendo ayuda para al menos pasar el día. Este tipo de mujeres muy carenciadas las he visto en todas la comunas en que he trabajado, el panorama es tristísimo, recuerdo un caso, cada año que visitábamos una mujer para dejar ayuda estatal-municipal, había otro hijo por nacer, sólo cuando se conversa con ella, o con ellas, porque en realidad son muchas, se entiende por qué ocurren aquellos dramas, hay enfermedad mental y no hay defensa natural, se cae fácilmente en el engaño de otros enfermos mentales masculinos.
Pero no sólo encontramos gente con problemas mentales en esas circunstancias, las hay en todas partes, pero sin duda se concentran en las grandes urbes del país, las condiciones de vida que llevamos parece que están haciendo trizas nuestro giroscopio interno. El medio ambiente que hemos creado en conjunto, oculta una realidad que requiere unas políticas de Estado casi de emergencia y que no veo por ninguna parte, por ahora, los que posiblemente estamos en el 35 % ( no sé si estoy en ese grupo, pero lo estoy sospechando) afectados pasamos como se dice en Chile “ Piolita “ el día a día.
Tengo la sospecha que también gran parte de la delincuencia y otros problemas sociales, esconden entre otras causas, desordenes mentales, algo me dice que el medioambiente está siendo cada vez más tóxico y nuestras mentes están pagando el pato.
Chile se pavonea hoy de ser uno de los países más competitivos de mundo, cada empresa, institución, u organización está subiendo mes a mes la vara de exigencia, cada año se requieren mayores utilidades, alcanzar metas más altas , estar unos puntos más arriba en el ranking, etc., agreguemos a esto el envilecimiento que aporta la televisión , los abusos del retail , del sistema bancario, de los sistemas de salud, del sistema público en sus miles de caras y como plato de fondo sumemos el costo de la educación, así llegamos a la conclusión que el que no está loco es extraterrestre.
foto de www.aslaram.wordpress.com
A veces como ejercicio mental, y cuidando mis propio equilibrio entre la realidad y la locura, pienso en el dato duro, y así, en una sala de reuniones, en un encuentro deportivo u otro encuentro masivo de personas, hay un 35% de ellos con problemas mentales, pero además se puede llevar esto a la Cámara de Diputados, al mismo gobierno, a los sindicatos, a los alumnos que protestan en las calles y el panorama es desolador.
No tengo solución al problema, mi locura no me deja pensar coherentemente sobre este tema, pero creo que deberíamos incluir algunos ejercicios de meditación mientras pagamos una cuenta abusiva, somos exprimidos y compactados en los sistemas de transportes como el metro, o intentamos dormir mientras sabemos o sentimos como se roban las platas públicas o la casa del lado.
sábado, 1 de octubre de 2011
PROPUESTAS PUBLICAS , EL MURO DE LOS LAMENTOS
Acabo de perder otra propuesta pública, estoy masticando aún la pérdida, no la pérdida de la propuesta en sí, sino que la pérdida de confianza en el sistema de propuestas públicas. Preparar una propuesta pública en muchos casos, es intentar entender jeroglíficos sin tener la piedra Rosetta, es meterse en una oscura red de laberintos donde el lenguaje parece ser reinventado, y los conceptos que todos compartimos trastocados.
En general cada institución u organismo público elabora los marcos regulatorios por las cuales se llama una propuesta pública, así, cada oferente como es mi caso, debe iniciar una y otra vez un proceso de traducción de los documentos para armar las preguntas que permitan tener alguna claridad sobre lo que se pide, este es un primer paso obligado y largo que consiste en leer y releer y hacer preguntar a varios integrantes del equipo : ¿ que entendistes tú?, para luego formular las preguntas que se envían a la institución en cuestión.
Lo más desagradable de todo son las respuestas tales como: “aténgase a lo indicado en las bases...”, un comodín que es usado hasta la saciedad, es decir , se está diciendo a quien pregunta : Ud. no entiende lo que pedimos, claro, como no lo entiendo es que pido que me lo aclaren.
Otra práctica que resulta desesperante es el “copy and paste” , trozos de textos de propuestas anteriores cuyo ámbito o finalidad no importan , que sin más análisis se engarzan con la nueva propuesta, así aparecen todo tipo de escenarios posibles de interpretar y que pueden llevar a una persona cuerda a una cita con el psiquiatra. Despejar esto y saber qué es lo real y por lo tanto motivo de evaluación de la propuesta , y que es espuma, tiene un costo en tiempo precioso, pero el cuento no termina allí, si logramos adjudicar la propuesta y no se preguntó con anterioridad las frases en cuestión, aquellas ideas ilógicas contenidas en los documentos , los copy and paste son exigibles para todo efecto ¿?.
La rigidez que el aparato del Estado, y que a estas alturas resulta en un monstruo de mil cabezas, todas diferentes, es tan absurda que podríamos hacer una comedia de lo absurdo al mejor estilo de Ionesco , recuerdo una propuesta donde quedé fuera de bases por no haber incorporado los formularios vacios, además de los llenos porque esto eran parte de las “aclaraciones”, como mi intelecto me dice que si los entregan vacios, hay que llenarlos, y entonces qué sentido tiene además devolver otros set vacio ¿?.
En otra oportunidad quede fuera de bases porque no firmé todas las hojas , una por una de un extenso documento, en que las aclaraciones eran mucho más extensa que las bases mismas, sólo firmé la primera, en mi ignorancia, pensé que ese “todo” constituía un sólo documento, el argumento fue : “ el consultor no leyó todas las hojas”.
Por todo este desaguisado, muchas veces el Estado compra servicios casi al doble de lo que costaría adjudicar al primer proponente, por el sólo hecho que existe un terrible “error”, ... “ tan sólo si hubiera firmado una hoja que olvidó firmar”.. , ¡Que lamentable es su caso! escuché alguna vez.
Portal Mercado Público, ex Chile Compras, publicita las propuestas del Estado
Pienso que esto debe cambiar, no entiendo porqué no existe un sólo registro con sus categorías y la certificación de la experiencia a nivel nacional, y quien esté inscrito allí no debe certificar nada más que pertenecer a ese registro para una propuesta del Estado no importa qué organismo sea que la llame, o mejor aún, hacerlo regional en la línea de la descentralización y para favorecer a los sufridos consultores de provincia. Resulta que cada vez hay que realizar gestiones de urgencia no siempre con buenos resultados para lograr certificados a la “medida” de quien lo pide, por otra parte, sería bueno realizar una suerte de documentación tipo, un formulario típico y listo, no más papeles y papeles, a veces el papeleo es tan extenso que en mi oficina no agotamos de sacar fotocopias y pagarle a los notarios.
Me parece que todos los organismos del Estado pueden contribuir a estandarizar un proceso de licitación pública, regular los ámbitos y nivelar las exigencias, eliminando todo tipo de antecedentes inútiles, algunos productos de los deseos más exóticos, también se puede avanzar en aclarar no sólo los términos contractuales, sino que definir también unas pautas guías para diseñar las exigencias y las evaluaciones o puntajes de de las propuestas técnicas, y sobre todo los alcances que estas podrían tener en caso de diferencias de interpretación.
No deseo en este articulo entrar en el tema de la corrupción, y quiero pensar que lo que ocurre no es más que una descoordinación y falta de tiempo para preparar antecedentes para llamar a una propuesta pública, pero ello implica cierto nivel de profesionalismo que no encuentro hoy, pienso que mejorar en este aspecto requiere ideas fuerzas, políticas y capacitación, en retribución podría ser que el Estado tenga un ahorro considerable de recursos y que los consultores no pierdan la confianza en el sistema, lográndose por este hecho un mayor número de ofertas, de lo contrario, caerá siempre en las ofertas de los mismos, los que tienen el cuero duro o aquellos que pueden leer jeroglíficos sin la piedra Rosetta.
Finalmente, pienso que en el caso de propuestas que requieren anteproyectos, como es el caso de mi rubro, se debería considerar devolver alguna parte de los gastos. Al menos para los tres primeros lugares, algo me dice a propósito del lucro, que el Estado esta lucrando con el esfuerzo ajeno.
En general cada institución u organismo público elabora los marcos regulatorios por las cuales se llama una propuesta pública, así, cada oferente como es mi caso, debe iniciar una y otra vez un proceso de traducción de los documentos para armar las preguntas que permitan tener alguna claridad sobre lo que se pide, este es un primer paso obligado y largo que consiste en leer y releer y hacer preguntar a varios integrantes del equipo : ¿ que entendistes tú?, para luego formular las preguntas que se envían a la institución en cuestión.
Lo más desagradable de todo son las respuestas tales como: “aténgase a lo indicado en las bases...”, un comodín que es usado hasta la saciedad, es decir , se está diciendo a quien pregunta : Ud. no entiende lo que pedimos, claro, como no lo entiendo es que pido que me lo aclaren.
Otra práctica que resulta desesperante es el “copy and paste” , trozos de textos de propuestas anteriores cuyo ámbito o finalidad no importan , que sin más análisis se engarzan con la nueva propuesta, así aparecen todo tipo de escenarios posibles de interpretar y que pueden llevar a una persona cuerda a una cita con el psiquiatra. Despejar esto y saber qué es lo real y por lo tanto motivo de evaluación de la propuesta , y que es espuma, tiene un costo en tiempo precioso, pero el cuento no termina allí, si logramos adjudicar la propuesta y no se preguntó con anterioridad las frases en cuestión, aquellas ideas ilógicas contenidas en los documentos , los copy and paste son exigibles para todo efecto ¿?.
La rigidez que el aparato del Estado, y que a estas alturas resulta en un monstruo de mil cabezas, todas diferentes, es tan absurda que podríamos hacer una comedia de lo absurdo al mejor estilo de Ionesco , recuerdo una propuesta donde quedé fuera de bases por no haber incorporado los formularios vacios, además de los llenos porque esto eran parte de las “aclaraciones”, como mi intelecto me dice que si los entregan vacios, hay que llenarlos, y entonces qué sentido tiene además devolver otros set vacio ¿?.
En otra oportunidad quede fuera de bases porque no firmé todas las hojas , una por una de un extenso documento, en que las aclaraciones eran mucho más extensa que las bases mismas, sólo firmé la primera, en mi ignorancia, pensé que ese “todo” constituía un sólo documento, el argumento fue : “ el consultor no leyó todas las hojas”.
Por todo este desaguisado, muchas veces el Estado compra servicios casi al doble de lo que costaría adjudicar al primer proponente, por el sólo hecho que existe un terrible “error”, ... “ tan sólo si hubiera firmado una hoja que olvidó firmar”.. , ¡Que lamentable es su caso! escuché alguna vez.
Portal Mercado Público, ex Chile Compras, publicita las propuestas del Estado
Pienso que esto debe cambiar, no entiendo porqué no existe un sólo registro con sus categorías y la certificación de la experiencia a nivel nacional, y quien esté inscrito allí no debe certificar nada más que pertenecer a ese registro para una propuesta del Estado no importa qué organismo sea que la llame, o mejor aún, hacerlo regional en la línea de la descentralización y para favorecer a los sufridos consultores de provincia. Resulta que cada vez hay que realizar gestiones de urgencia no siempre con buenos resultados para lograr certificados a la “medida” de quien lo pide, por otra parte, sería bueno realizar una suerte de documentación tipo, un formulario típico y listo, no más papeles y papeles, a veces el papeleo es tan extenso que en mi oficina no agotamos de sacar fotocopias y pagarle a los notarios.
Me parece que todos los organismos del Estado pueden contribuir a estandarizar un proceso de licitación pública, regular los ámbitos y nivelar las exigencias, eliminando todo tipo de antecedentes inútiles, algunos productos de los deseos más exóticos, también se puede avanzar en aclarar no sólo los términos contractuales, sino que definir también unas pautas guías para diseñar las exigencias y las evaluaciones o puntajes de de las propuestas técnicas, y sobre todo los alcances que estas podrían tener en caso de diferencias de interpretación.
No deseo en este articulo entrar en el tema de la corrupción, y quiero pensar que lo que ocurre no es más que una descoordinación y falta de tiempo para preparar antecedentes para llamar a una propuesta pública, pero ello implica cierto nivel de profesionalismo que no encuentro hoy, pienso que mejorar en este aspecto requiere ideas fuerzas, políticas y capacitación, en retribución podría ser que el Estado tenga un ahorro considerable de recursos y que los consultores no pierdan la confianza en el sistema, lográndose por este hecho un mayor número de ofertas, de lo contrario, caerá siempre en las ofertas de los mismos, los que tienen el cuero duro o aquellos que pueden leer jeroglíficos sin la piedra Rosetta.
Finalmente, pienso que en el caso de propuestas que requieren anteproyectos, como es el caso de mi rubro, se debería considerar devolver alguna parte de los gastos. Al menos para los tres primeros lugares, algo me dice a propósito del lucro, que el Estado esta lucrando con el esfuerzo ajeno.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
TRANSANTIAGO, UNA SOBERBIA DISCIPLINARIA
Probablemente todos estarán de acuerdo que el tema TranSantiago es uno de los errores más caros que ha cometido el Estado, juntos tal vez con cierta venta de cobre a futuro ya casi olvidada.
Los datos duros indican altos niveles de rechazo 63,5% según cifra 2009 de Adimark , es decir lo que pareciera iba a ser un salto cuántico en el transporte público de la capital chilena, resulta en un elefante blanco que requiere dosis de recursos monstruosos para un país como Chile.
Algunas cifras son impactantes, se estima que la inversión pública hasta mediados del 2010 alcanzaba la friolera de 6 mil millones de dólares, una cifra cercana a las utilidades de Codelco en su mejor nivel de rendimiento y rentabilidad sumado en tres años.
El gasto en parchar y dar salida al funcionamiento del sistema después de los diagnósticos respectivos, se estima en unos 670 millones de dólares, además de otros gigantescos gastos por administración del complejo sistema.
Se ha dicho mucho del TranSantiago, lo que me sorprende es que existan los recursos para mantenerlo, amén de los préstamos internacionales, sin embargo el sistema está allí, lo que indica una capacidad de resiliencia del país bastante alta, no hay que olvidar que este gasto extremo en la capital, implicó que las regiones deban ser “compensadas” para equiparar el gasto público.
Mi visión del tema es que el transporte público en el país es una chacra, un desorden que debe costar muchos millones de dólares más que el TranSantiago, entre otros aspectos por exceso de oferta, por el tipo de oferta, por el gasto en combustible y por la sobre-exigencia de la precaria vialidad existente. Basta ver en cualquier ciudad del país un verdadero caudal de colectivos con uno o dos pasajeros colapsando las vías urbanas , pero el transporte público tradicional también contribuye con su cuota, en provincias donde no hay TranSantiago, se debe agregar vehículos de baja capacidad, ruidosos, hediondos e incómodos y en muchos casos, de bastante antigüedad.
autos colectivos ¿exceso?
El Ministerio de Transporte, la autoridad competente, quien está encargada del transporte urbano, tiene equipos especializados, equipos técnicos responsables como el SECTRA, que estudian los comportamientos del transporte público en las ciudades, planifican, y determinan tanto la gestión como la puesta en marcha de nuevos sistemas como el TranSantiago. Después del fracaso de este sistema y de otros regionales sin mayor publicidad, cualquiera mente algo lúcida podría pensar que a raíz de lo ocurrido, este ministerio y sus dependencias deberían pasar por una revisión profunda y tal vez, una renuncia colectiva para ver el transporte público con una nueva mirada, una suerte de exorcismo..
Mi impresión es que los sistemas implementados fallan porque no se conoce la ciudad, no se conoce el territorio más allá de unos indicadores que normalmente están incompletos o claramente no sirven. Tampoco me compro la metodología, algunos sistemas de modelado de transporte público utilizan información incompleta, caricaturizada o simplemente falsa para imaginar la ciudad futura. Un ejemplo de esto es la información de los cuestionados planes reguladores comunales e inter-comunales, instrumentos que no cuentan con información dinámica y cuyos datos prospectivos normalmente no tienen nada que ver con la ciudad real.
Algo me dice, tal vez mi formación en ciertas áreas del urbanismo, que falta una autoridad del transporte, pero no en la forma que estamos acostumbrados a verlo en Chile, no algo sectorial, sino un ente multidisciplinario pluri- sectorial que pueda ver no solo los indicadores de la generación, distribución y capacidad de las vías, partición modal, y asignación , sino que sea capaz de analizar otras variables de ciudad, variables urbanas de tipo morfológica, sociológicas y económicas entre otros, que tenga competencias rectoras de planificación, coordinación y que conozca con cierta profundidad la cuestión socio física del territorio, pero que además pueda sociabilizar, y abrir canales de participación ciudadana, la gran deuda de todo este tinglado. Sería bueno en definitiva que se comprenda el tema de la movilidad desde un enfoque más urbanístico que el de la ingeniería de transporte, por cuanto la movilidad es en realidad una extensa trama de conceptos, variables y comportamientos propios de cada ciudad.
El TranSantiago es una dura muestra para un país como Chile que la soberbia de algunos técnicos, nos puede llevar a dar soluciones que no son y más encima para un problema diferente, algo así como encontrar de noche en una pieza oscura un gato negro que está en otra parte.
Los datos duros indican altos niveles de rechazo 63,5% según cifra 2009 de Adimark , es decir lo que pareciera iba a ser un salto cuántico en el transporte público de la capital chilena, resulta en un elefante blanco que requiere dosis de recursos monstruosos para un país como Chile.
Algunas cifras son impactantes, se estima que la inversión pública hasta mediados del 2010 alcanzaba la friolera de 6 mil millones de dólares, una cifra cercana a las utilidades de Codelco en su mejor nivel de rendimiento y rentabilidad sumado en tres años.
El gasto en parchar y dar salida al funcionamiento del sistema después de los diagnósticos respectivos, se estima en unos 670 millones de dólares, además de otros gigantescos gastos por administración del complejo sistema.
Se ha dicho mucho del TranSantiago, lo que me sorprende es que existan los recursos para mantenerlo, amén de los préstamos internacionales, sin embargo el sistema está allí, lo que indica una capacidad de resiliencia del país bastante alta, no hay que olvidar que este gasto extremo en la capital, implicó que las regiones deban ser “compensadas” para equiparar el gasto público.
Mi visión del tema es que el transporte público en el país es una chacra, un desorden que debe costar muchos millones de dólares más que el TranSantiago, entre otros aspectos por exceso de oferta, por el tipo de oferta, por el gasto en combustible y por la sobre-exigencia de la precaria vialidad existente. Basta ver en cualquier ciudad del país un verdadero caudal de colectivos con uno o dos pasajeros colapsando las vías urbanas , pero el transporte público tradicional también contribuye con su cuota, en provincias donde no hay TranSantiago, se debe agregar vehículos de baja capacidad, ruidosos, hediondos e incómodos y en muchos casos, de bastante antigüedad.
autos colectivos ¿exceso?
El Ministerio de Transporte, la autoridad competente, quien está encargada del transporte urbano, tiene equipos especializados, equipos técnicos responsables como el SECTRA, que estudian los comportamientos del transporte público en las ciudades, planifican, y determinan tanto la gestión como la puesta en marcha de nuevos sistemas como el TranSantiago. Después del fracaso de este sistema y de otros regionales sin mayor publicidad, cualquiera mente algo lúcida podría pensar que a raíz de lo ocurrido, este ministerio y sus dependencias deberían pasar por una revisión profunda y tal vez, una renuncia colectiva para ver el transporte público con una nueva mirada, una suerte de exorcismo..
Mi impresión es que los sistemas implementados fallan porque no se conoce la ciudad, no se conoce el territorio más allá de unos indicadores que normalmente están incompletos o claramente no sirven. Tampoco me compro la metodología, algunos sistemas de modelado de transporte público utilizan información incompleta, caricaturizada o simplemente falsa para imaginar la ciudad futura. Un ejemplo de esto es la información de los cuestionados planes reguladores comunales e inter-comunales, instrumentos que no cuentan con información dinámica y cuyos datos prospectivos normalmente no tienen nada que ver con la ciudad real.
Algo me dice, tal vez mi formación en ciertas áreas del urbanismo, que falta una autoridad del transporte, pero no en la forma que estamos acostumbrados a verlo en Chile, no algo sectorial, sino un ente multidisciplinario pluri- sectorial que pueda ver no solo los indicadores de la generación, distribución y capacidad de las vías, partición modal, y asignación , sino que sea capaz de analizar otras variables de ciudad, variables urbanas de tipo morfológica, sociológicas y económicas entre otros, que tenga competencias rectoras de planificación, coordinación y que conozca con cierta profundidad la cuestión socio física del territorio, pero que además pueda sociabilizar, y abrir canales de participación ciudadana, la gran deuda de todo este tinglado. Sería bueno en definitiva que se comprenda el tema de la movilidad desde un enfoque más urbanístico que el de la ingeniería de transporte, por cuanto la movilidad es en realidad una extensa trama de conceptos, variables y comportamientos propios de cada ciudad.
El TranSantiago es una dura muestra para un país como Chile que la soberbia de algunos técnicos, nos puede llevar a dar soluciones que no son y más encima para un problema diferente, algo así como encontrar de noche en una pieza oscura un gato negro que está en otra parte.
domingo, 25 de septiembre de 2011
DE QUE VIVIENDA ESTAMOS HABLANDO
Este tema me apasiona, la vivienda, específicamente la vivienda social. Chile ha tenido desde muy temprana en su vida republicana un interés especial por dotar de viviendas a su población, un ejemplo de esa preocupación temprana fue la Ley de Habitaciones Obreras de 1906. Sin duda el Estado Chileno ha sido un impulsor notable de programas sociales orientados a entregar viviendas a los sectores de menos recursos de la sociedad, creo que es una actitud virtuosa de quienes a través de la historia han tomado esta tarea y la han llevado adelante, logrando con ello que muchas familias tengan unos espacios a los que puedan llamar “mi casa”.
Durante los últimos veinticinco años, la construcción de viviendas sociales se ha ido incrementando en forma acelerada a través de diversos mecanismos, incentivos y subsidios, buscando como objetivo de fondo acabar con un déficit habitacional que parece incrementarse siempre. En síntesis cada política, estrategia o acción, está orientada a producir con mayor eficiencia y eficacia vivienda que requieren aquellos sectores que no pueden por sus propios medio acceder al mercado inmobiliario privado, de esa manera y como ejemplo, se paso de 22.000 viviendas en 1982 a 142.000 en el año 1997 (Rodríguez Sugranyes 2005), viviendas que se emplazaron en áreas urbanas, preferentemente periféricas y en baja densidad.
Dada la historia que tiene el Estado en materia de dotación de viviendas sociales, podríamos pensar razonablemente que evolucionamos hacia mejores productos y mejores impactos en las ciudades, pero esto no es así, lamentablemente por la información que se dispone se evidencia que involucionamos, tanto en la operatoria de dotar vivienda como en las estrategias, calidad y conceptos involucrados.
El impacto que las viviendas denominadas “sociales”, tienen sobre la superficie total construida de las ciudades chilenas es importante, se trata de una forma de construir ciudad que finalmente viene a definir el perfil de vastas zonas urbanas.
Resulta muy importante para muchas familias de escasos recursos alcanzar una vivienda social de unos 45 m2 en promedio, y podríamos entrar fácilmente en una actitud autocomplaciente viendo los números, y mirando los rostros felices de quienes reciben su vivienda de la autoridad competente de turno, pero con el tiempo han venido surgiendo criticas, críticas tanto al modelo de viviendas, como al modelo urbano, y que han venido de diversos sectores, entre ellos de investigadores de centros autónomos tipo ONG´s , como de centros universitarios como el caso del INVI de la Universidad de Chile, y aún, de estudios del propio Estado, los cuales han puesto en evidencia entre otros aspectos, la precariedad de la vivienda, su mala calidad y baja superficie, pero sobre todo han puesto al descubierto la estructura socio-urbana que genera. El diagnóstico ha evidenciado que los impactos socio-culturales se complejizan a partir de la segregación espacial como resultado obvio de aglomerar en extensas zonas periféricas toda la oferta de este tipo de viviendas.
A partir de la segregación espacial que ocurre por emplazamientos en la periferia de las ciudades o en áreas urbanas con altos niveles de deterioro, y donde el suelo urbano es de menor costo, vienen a sucederse eventos que podríamos entender como una secuencia de eslabones más o menos como lo siguiente: La segregación como punto inicial, la guetización por la generación espontáneas de límites desde el exterior , la estigmatización por la identidad asociada y finalmente la discriminación de las personas de esos contextos.
A mi juicio este es un problema serio, tan serio es que mucho de los actuales y futuros problemas que afectan a la sociedad chilena en su conjunto, se ven violentados por el sentimiento de estigmatización y discriminación, en ese medio ambiente puede darse el caso que estar generando sin saberlo, un caldo de cultivo para que operen agentes siniestros de destrucción de la juventud vulnerable como el narcotráfico. Mirar entonces con detención el problema de la vivienda social, leer los muchos indicadores y trabajos de expertos en el tema, lleva a concluir que el mal manejo de la solución habitacional, ha dado las condiciones ambientales básicas para la generación de no uno, sino de varios azotes a las familias que viven en esos contextos.
Una primera pregunta que podría quedar sin respuesta es : ¿qué seriedad tienen las estrategias y bases teóricas con que se construye una política de vivienda social en el contexto actual del país? , en mi apreciación, estas políticas son inexistentes, no encuentros más que el resultado operativo de ciertas lógicas económicas, es decir, la vivienda resultante es un subproducto natural de disponibilidades presupuestarias versus demanda tabulada. Con esto se puede demostrar que en realidad no se construye una vivienda, se construye un contenedor donde acomodar la vida, la diferencia radica entre muchos otros alcances , que es imposible lograr arraigo o identidad en un contenedor.
Una segunda pregunta que sugiere el hecho de no ser un país con recursos suficientes para abordar este problema con soltura es ¿podemos seguir construyendo viviendas a partir de sistemas artesanales?, Los costos que se asumen por construcciones basados en sistemas artesanales tradicionales, a mi juicio son tan altos, que disminuyen notablemente las posibilidades de aumentar superficies en las viviendas y atrasan sus entregas.
Otra pregunta compleja es ¿podemos seguir construyendo en baja densidad?, el gasto de suelo urbano y la calidad del producto que se ha conseguido, amén de las extensiones en redes y vialidad hacen pensar que el camino seguido en la década del ochenta, no es recomendable en absoluto. Por otra parte, cuando se ha manejado la densidad media, ¿obedece esta a estudios reales del vivir en comunidad? ¿ se ha alcanzado algún progreso en esto?
Solución de vivienda social con muy bajo presupuesto que realicé para un municipio.
Siento que el marco de preguntas puede ser muy extenso, pero una última podría ser ¿es correcta la decisión de entregar viviendas gratuitas?, en el contexto de un país de recursos limitados, y demandas crecientes ¿ no genera esto una dependencia?, no fomenta esta actitud el Estado terreno fértil para el engaño y la ambición?. Me parece que romper con una tradición más que centenaria que cada chileno pague, aunque sea una mínima parte del costo de su vivienda, no es bueno, pagar, sentir que está adquiriendo un bien por muy bajo que sea su costo, hace sentir a las personas más empoderado, más exigentes y más responsable de su bien.
Mi reflexión no apunta puramente a la crítica y en concordancia con la filosofía de este blog, creo que hay algunas ideas que pueden plantearse conociendo el diagnóstico.
1.- Probablemente un primer error a enmendar sería no contar con un Instituto multidisciplinario de carácter estatal que estudie en profundidad soluciones vinculantes de viviendas, es decir, que se llegue a modelos referentes para la construcción de viviendas, y que analice entre otros, no sólo los problemas tecnológicos involucrados, sino que también los problemas sicológicos, sociológicos y sea capaz de monitorear lo que ocurre con las intervenciones, y eventualmente, y porque no, recomendar la demolición, a veces es mejor volver a empezar.
2.- Pienso que sería bueno plantear una política de reciclaje y recuperación contextual de las viviendas enfermas, de los barrios enfermos, de las aéreas urbanas enfermas. Se requiere una revolución en este sentido, trabajar con los pobladores. Planteo al menos tres intervenciones muy radicales:
a.- Reformulación del modelo, para quienes lo deseen en forma voluntaria, aglutinar en densidad media, con nuevos estándares y superficies las viviendas mal construidas y deterioradas de baja densidad, y ocupar los espacios residuales resultantes en equipamientos para esa comunidad, locales comerciales, equipamientos deportivos infraestructuras de uso social, espacio públicos.
b.- La vivienda definitiva en realidad no existe, las familias emigran a otros niveles sociales, disminuyen sus integrantes, cambian las condiciones laborales, en tal sentido debería haber siempre la posibilidad de acoger en nuevos conjuntos, la migración a mejores estándares, esta opción debería estar en forma permanente.
c.-Planificar y concordar mediante la participación, el manejo de la imagen de los conjunto, generando normas locales de ampliación, jardines, rejas, colores y usos alternativos, de modo de ir mejorando en forma armónica los conjuntos para que estos no entren en una curva de deterioro irreversible como ocurre hoy.
3.- La vivienda social no debe ser un “ artefacto para vivir”, en este sentido han aparecido soluciones de viviendas que buscan con los mismos recursos mayores superficies, mejores agrupamientos y posibilidades de ampliación , todo en complicadas ecuaciones morfológicas y espaciales, que desde la óptica de algunos especialistas en la que me incluyo está bien, pero visto desde la perspectiva de los usuarios y de la gente común, en realidad son artefactos para vivir, ellos no vienen a llenar la imagen de vivienda que las personas tienen, este es un viejo conflicto entre lo que piensan las elites intelectuales y la gente común. Me parece que seguir por ese camino, conducirá a una afiebrada apuesta por generar más y más artefactos extraños donde vivir, creo que hay que explorar en cambio, la industrialización y el aumento de recursos.
4.- La mancha que aparece invertebrada en las ciudades a escalas sobre 1 : 1000 y que está compuesta por miles de viviendas sociales, tanto por la intervención pública como también la intervención privada, necesita vertebras, espacios, equipamientos y lo que podríamos llamar “lugares”, esto permitiría entender que al ejecutar vivienda social, no sólo se está mirando la vivienda como un nicho seriado tipo cementerio donde acomodar en este caso la vida, si no que se está construyendo ciudad, es decir vivienda y espacios públicos con identidad y calidad.
Durante los últimos veinticinco años, la construcción de viviendas sociales se ha ido incrementando en forma acelerada a través de diversos mecanismos, incentivos y subsidios, buscando como objetivo de fondo acabar con un déficit habitacional que parece incrementarse siempre. En síntesis cada política, estrategia o acción, está orientada a producir con mayor eficiencia y eficacia vivienda que requieren aquellos sectores que no pueden por sus propios medio acceder al mercado inmobiliario privado, de esa manera y como ejemplo, se paso de 22.000 viviendas en 1982 a 142.000 en el año 1997 (Rodríguez Sugranyes 2005), viviendas que se emplazaron en áreas urbanas, preferentemente periféricas y en baja densidad.
Dada la historia que tiene el Estado en materia de dotación de viviendas sociales, podríamos pensar razonablemente que evolucionamos hacia mejores productos y mejores impactos en las ciudades, pero esto no es así, lamentablemente por la información que se dispone se evidencia que involucionamos, tanto en la operatoria de dotar vivienda como en las estrategias, calidad y conceptos involucrados.
El impacto que las viviendas denominadas “sociales”, tienen sobre la superficie total construida de las ciudades chilenas es importante, se trata de una forma de construir ciudad que finalmente viene a definir el perfil de vastas zonas urbanas.
Resulta muy importante para muchas familias de escasos recursos alcanzar una vivienda social de unos 45 m2 en promedio, y podríamos entrar fácilmente en una actitud autocomplaciente viendo los números, y mirando los rostros felices de quienes reciben su vivienda de la autoridad competente de turno, pero con el tiempo han venido surgiendo criticas, críticas tanto al modelo de viviendas, como al modelo urbano, y que han venido de diversos sectores, entre ellos de investigadores de centros autónomos tipo ONG´s , como de centros universitarios como el caso del INVI de la Universidad de Chile, y aún, de estudios del propio Estado, los cuales han puesto en evidencia entre otros aspectos, la precariedad de la vivienda, su mala calidad y baja superficie, pero sobre todo han puesto al descubierto la estructura socio-urbana que genera. El diagnóstico ha evidenciado que los impactos socio-culturales se complejizan a partir de la segregación espacial como resultado obvio de aglomerar en extensas zonas periféricas toda la oferta de este tipo de viviendas.
A partir de la segregación espacial que ocurre por emplazamientos en la periferia de las ciudades o en áreas urbanas con altos niveles de deterioro, y donde el suelo urbano es de menor costo, vienen a sucederse eventos que podríamos entender como una secuencia de eslabones más o menos como lo siguiente: La segregación como punto inicial, la guetización por la generación espontáneas de límites desde el exterior , la estigmatización por la identidad asociada y finalmente la discriminación de las personas de esos contextos.
A mi juicio este es un problema serio, tan serio es que mucho de los actuales y futuros problemas que afectan a la sociedad chilena en su conjunto, se ven violentados por el sentimiento de estigmatización y discriminación, en ese medio ambiente puede darse el caso que estar generando sin saberlo, un caldo de cultivo para que operen agentes siniestros de destrucción de la juventud vulnerable como el narcotráfico. Mirar entonces con detención el problema de la vivienda social, leer los muchos indicadores y trabajos de expertos en el tema, lleva a concluir que el mal manejo de la solución habitacional, ha dado las condiciones ambientales básicas para la generación de no uno, sino de varios azotes a las familias que viven en esos contextos.
Una primera pregunta que podría quedar sin respuesta es : ¿qué seriedad tienen las estrategias y bases teóricas con que se construye una política de vivienda social en el contexto actual del país? , en mi apreciación, estas políticas son inexistentes, no encuentros más que el resultado operativo de ciertas lógicas económicas, es decir, la vivienda resultante es un subproducto natural de disponibilidades presupuestarias versus demanda tabulada. Con esto se puede demostrar que en realidad no se construye una vivienda, se construye un contenedor donde acomodar la vida, la diferencia radica entre muchos otros alcances , que es imposible lograr arraigo o identidad en un contenedor.
Una segunda pregunta que sugiere el hecho de no ser un país con recursos suficientes para abordar este problema con soltura es ¿podemos seguir construyendo viviendas a partir de sistemas artesanales?, Los costos que se asumen por construcciones basados en sistemas artesanales tradicionales, a mi juicio son tan altos, que disminuyen notablemente las posibilidades de aumentar superficies en las viviendas y atrasan sus entregas.
Otra pregunta compleja es ¿podemos seguir construyendo en baja densidad?, el gasto de suelo urbano y la calidad del producto que se ha conseguido, amén de las extensiones en redes y vialidad hacen pensar que el camino seguido en la década del ochenta, no es recomendable en absoluto. Por otra parte, cuando se ha manejado la densidad media, ¿obedece esta a estudios reales del vivir en comunidad? ¿ se ha alcanzado algún progreso en esto?
Solución de vivienda social con muy bajo presupuesto que realicé para un municipio.
Siento que el marco de preguntas puede ser muy extenso, pero una última podría ser ¿es correcta la decisión de entregar viviendas gratuitas?, en el contexto de un país de recursos limitados, y demandas crecientes ¿ no genera esto una dependencia?, no fomenta esta actitud el Estado terreno fértil para el engaño y la ambición?. Me parece que romper con una tradición más que centenaria que cada chileno pague, aunque sea una mínima parte del costo de su vivienda, no es bueno, pagar, sentir que está adquiriendo un bien por muy bajo que sea su costo, hace sentir a las personas más empoderado, más exigentes y más responsable de su bien.
Mi reflexión no apunta puramente a la crítica y en concordancia con la filosofía de este blog, creo que hay algunas ideas que pueden plantearse conociendo el diagnóstico.
1.- Probablemente un primer error a enmendar sería no contar con un Instituto multidisciplinario de carácter estatal que estudie en profundidad soluciones vinculantes de viviendas, es decir, que se llegue a modelos referentes para la construcción de viviendas, y que analice entre otros, no sólo los problemas tecnológicos involucrados, sino que también los problemas sicológicos, sociológicos y sea capaz de monitorear lo que ocurre con las intervenciones, y eventualmente, y porque no, recomendar la demolición, a veces es mejor volver a empezar.
2.- Pienso que sería bueno plantear una política de reciclaje y recuperación contextual de las viviendas enfermas, de los barrios enfermos, de las aéreas urbanas enfermas. Se requiere una revolución en este sentido, trabajar con los pobladores. Planteo al menos tres intervenciones muy radicales:
a.- Reformulación del modelo, para quienes lo deseen en forma voluntaria, aglutinar en densidad media, con nuevos estándares y superficies las viviendas mal construidas y deterioradas de baja densidad, y ocupar los espacios residuales resultantes en equipamientos para esa comunidad, locales comerciales, equipamientos deportivos infraestructuras de uso social, espacio públicos.
b.- La vivienda definitiva en realidad no existe, las familias emigran a otros niveles sociales, disminuyen sus integrantes, cambian las condiciones laborales, en tal sentido debería haber siempre la posibilidad de acoger en nuevos conjuntos, la migración a mejores estándares, esta opción debería estar en forma permanente.
c.-Planificar y concordar mediante la participación, el manejo de la imagen de los conjunto, generando normas locales de ampliación, jardines, rejas, colores y usos alternativos, de modo de ir mejorando en forma armónica los conjuntos para que estos no entren en una curva de deterioro irreversible como ocurre hoy.
3.- La vivienda social no debe ser un “ artefacto para vivir”, en este sentido han aparecido soluciones de viviendas que buscan con los mismos recursos mayores superficies, mejores agrupamientos y posibilidades de ampliación , todo en complicadas ecuaciones morfológicas y espaciales, que desde la óptica de algunos especialistas en la que me incluyo está bien, pero visto desde la perspectiva de los usuarios y de la gente común, en realidad son artefactos para vivir, ellos no vienen a llenar la imagen de vivienda que las personas tienen, este es un viejo conflicto entre lo que piensan las elites intelectuales y la gente común. Me parece que seguir por ese camino, conducirá a una afiebrada apuesta por generar más y más artefactos extraños donde vivir, creo que hay que explorar en cambio, la industrialización y el aumento de recursos.
4.- La mancha que aparece invertebrada en las ciudades a escalas sobre 1 : 1000 y que está compuesta por miles de viviendas sociales, tanto por la intervención pública como también la intervención privada, necesita vertebras, espacios, equipamientos y lo que podríamos llamar “lugares”, esto permitiría entender que al ejecutar vivienda social, no sólo se está mirando la vivienda como un nicho seriado tipo cementerio donde acomodar en este caso la vida, si no que se está construyendo ciudad, es decir vivienda y espacios públicos con identidad y calidad.
sábado, 24 de septiembre de 2011
GOBIERNO LOCAL
Probablemente una forma eficaz de acelerar el desarrollo sea descentralizar, en este ámbito resulta admirable el trabajo de CORBIOBIO en la Región del Bio Bio , quien se ha destacado por sus constantes esfuerzos en favor de la descentralización, tengo una grata impresión de su presidente y fundador, Don Claudio Lapostol.
La descentralización también tiene detractores, y algunos argumentos no son menores, se dice que un poder centralizado puede manejar mejor los recursos situándolos donde son más necesarios desde una visión perspectivada y de totalidad, otro argumento recurrente pero en la misma lógica es que la dispersión del poder puede llevar a la fragmentación en la toma de decisiones aumentando de paso la burocracia.
Pero el argumento más fuerte que he escuchado en contra de la descentralización, tal vez sea la pérdida de los objetivos marcos, lo grandes objetivos de un país. Un argumento no menor en países pequeños en que los recursos además son bastante escasos.
Probablemente Chile sea un buen ejemplo que la centralización permite tener un país cohesionado, ordenado y con políticas comunes a todo al territorio, y en cierta medida con una autoridad fuerte, otro de los argumentos contra la descentralización. Pero no se puede negar que en este esquema Santiago es un hoyo negro que se lo lleva todo y lo consume todo.
A mi juicio en estas materias se deben buscar los equilibrios, es evidente que hay sectores que no pueden ser descentralizados por la naturaleza de sus competencias, por otra parte, parece sensato que para descentralizar se requiera una buena dosis de madurez ciudadana, y sobre todo que existan recursos un poco más allá de los críticos para funcionar, pero me parece que descentralizar es una buena vía para focalizar mejor los recursos y lograr mayores niveles de equidad.
Un país que no alcanza una gobernabilidad aceptable, más allá de lo mínimo, o que tiene bolsones de poco o nada presencia del Estado, a mi juicio resulta un sujeto complejo de descentralizar, como se señaló , se requiere cierta nivel de civilidad o madurez ciudadana en el contexto de una democracia real, y también el convencimiento de toda la ciudadanía de los beneficios de la vía democrática, eso significa en términos puros y duros, esperar a que un gobierno termine su período y no echarlo antes por la fuerza, de esta forma los procesos de descentralización no se transforman en caballitos de batallas para desestabilizar el gobierno nacional, aunque para ciertos sectores políticos pudiese ser esta una opción.
Una de las formas de avanzar en el proceso de descentralización real son los gobiernos locales, este concepto no es asimilable a lo que algunos argumentan como la municipalización, es un poco más complejo y si bien afecta el accionar municipal no se puede decir que sea focalizado en estas, porque los ámbitos sectoriales que involucra son de mayores competencias.
Un gobierno local es en cierta medida un gobierno autónomo, es decir, tiene cierto grado de libertad en la toma de decisiones, ello implica que hay un traspaso de poder de la autoridad central, y es ahí donde está el primer problema, un viejo dicho dice que el poder se quita o se gana, nunca se entrega.
Otro de los requisitos es su competencia territorial, es decir, requiere de cierto espacio donde aplicar la gestión, y ello dice relación con una zona del territorio nacional que tenga al menos una clara identidad, o que pueda ser entendida como una unidad territorial, situación que a veces no coincide con las unidades de tipo administrativa, sin embargo en el caso de Chile, este requisito podrían cumplirlo las regiones con algunos reparos.
Otro hecho importante es la elección de las autoridades, por cuanto la representatividad y sobre todo la legitimidad de la autoridad, viene a sustentar la aceptación de la gestión, este tipo de autoridad no tiene por ejemplo una relación con la represión, es una autoridad más cercana al concepto de gobernanza, o de gobiernos de alta participación. La participación podría señalarse como otra de las debilidades que puede detectarse en el caso Chileno, la cultura de la participación no es uno de los rasgos que nos identifique, ello porque podría verificarse en muchos casos, la existencia de una política de fachada que identifica la conocida escala de R. Hart, o peor aún, un simple decorado, o derechamente la manipulación para obtener ciertas aprobaciones. La legitimidad de la autoridad y la participación son ciertamente dos factores incidentes fuertes que considerar para instaurar gobiernos locales exitosos. Queda en evidencia en el caso chileno que se requieren pasos previos para superar debilidades presentes en estos factores, pero se pueden dar pasos concretos a través de otro tipo de gestión, por ejemplo la participación activa en ciertos ámbitos de la gestión sectorial, y diseñar y generar nuevas plataformas de información, esto último, resulta ser el insumo necesario para una participación real de los ciudadanos.
Finalmente el meollo del gobierno local radica en su capacidad de gestión, y es aquí donde aparece uno de los problemas más serios, la autonomía para el manejo de los recursos y la obtención de estos. Un gobierno local no sólo debería gastar sino que también y porqué no, generar recursos, lo primero no es más que una asignación presupuestaria que nunca alcanzará a una cifra mayor al 40 % de los recursos que los gobiernos nacionales destinaran al área territorial de supuesta competencia del gobierno local, por lo tanto la clave para avanzar en el cumplimientos de objetivos, es claramente una decidida gestión para aumentar recursos.
Para realizar una verdadera gestión generadora de recursos hay que romper de alguna manera con complejas barreras impuestas por los marcos legales y regulatorios actuales, una de ellas, la más importante, es que el Estado no puede emprender empresas, esta idea por si sola castra cualquier intento por hacer una gestión exitosa, si bien es atendible que el Estado no puede mantenerse como socio activo de una actividad productiva en desmedro de los privados, es también atendible que el Estado pueda participar en la génesis y en el inicio de ciertas actividades rentables estratégicas y necesarias, esto podría ser la base para poder pasar a otros estadios de actuación que hoy son impensados, hoy día en Chile, tanto los municipios como los gobiernos regionales se limitan en muchos casos a poner un marco de condiciones para que el esfuerzo privado prospere, pero ese esfuerzo, muy pocas veces llega.
Probablemente lo que frena hoy en la mente de personas que sinceramente creen que es posible diseñar y construir gobiernos locales, y con ello que se permita una mayor libertad de estos para el manejo de empresas (en el sentido genérico) estratégicas, es decir que causen impactos positivos en la dirección del desarrollo en concomitancia con el sector privado, sea el temor a la generación de elefantes blancos, y claro, la corrupción y la infamia mafiosa que termina por beneficiar a unos pocos. Chile tiene hoy un buen manejo de ambas situaciones, hoy la evaluación de proyectos es más exacta y ante posibles escenarios de corrupción sistémica, la Contraloría General de la Republica es una buena agente fiscalizadora y previsora, aunque visualizo en el futuro mediato por el bien del país, que este organismo del Estado debería tener una mayor autonomía y más facultades.
Otro antecedente que se puede considerar es la instauración de gobiernos locales con competencias diferenciadas, no todas las regiones o áreas territoriales en que estos organismos gestores se implanten tienen las mismas carencias, potencialidades y problemas, por lo tanto las competencias deberían ser diferentes, esto en sí mismo es un desafío enorme, por lo tanto a mi juicio debería partirse con programas pilotos, que permitan evaluar en profundidad los logros, impactos y otros indicadores necesarios para reingeniería o rediseño.
Concepción , una buena zona para un proyecto piloto de Gobierno Local
La idea de un Gobierno local que de sentido a un real proceso de descentralización, es a mi juicio una buena idea para alcanzar mejores indicadores en el camino al desarrollo, pero requiere enormes esfuerzos tanto políticos como financieros, pero además, y tal vez más importante que todo, de una población más comprometida con su propio futuro.
La descentralización también tiene detractores, y algunos argumentos no son menores, se dice que un poder centralizado puede manejar mejor los recursos situándolos donde son más necesarios desde una visión perspectivada y de totalidad, otro argumento recurrente pero en la misma lógica es que la dispersión del poder puede llevar a la fragmentación en la toma de decisiones aumentando de paso la burocracia.
Pero el argumento más fuerte que he escuchado en contra de la descentralización, tal vez sea la pérdida de los objetivos marcos, lo grandes objetivos de un país. Un argumento no menor en países pequeños en que los recursos además son bastante escasos.
Probablemente Chile sea un buen ejemplo que la centralización permite tener un país cohesionado, ordenado y con políticas comunes a todo al territorio, y en cierta medida con una autoridad fuerte, otro de los argumentos contra la descentralización. Pero no se puede negar que en este esquema Santiago es un hoyo negro que se lo lleva todo y lo consume todo.
A mi juicio en estas materias se deben buscar los equilibrios, es evidente que hay sectores que no pueden ser descentralizados por la naturaleza de sus competencias, por otra parte, parece sensato que para descentralizar se requiera una buena dosis de madurez ciudadana, y sobre todo que existan recursos un poco más allá de los críticos para funcionar, pero me parece que descentralizar es una buena vía para focalizar mejor los recursos y lograr mayores niveles de equidad.
Un país que no alcanza una gobernabilidad aceptable, más allá de lo mínimo, o que tiene bolsones de poco o nada presencia del Estado, a mi juicio resulta un sujeto complejo de descentralizar, como se señaló , se requiere cierta nivel de civilidad o madurez ciudadana en el contexto de una democracia real, y también el convencimiento de toda la ciudadanía de los beneficios de la vía democrática, eso significa en términos puros y duros, esperar a que un gobierno termine su período y no echarlo antes por la fuerza, de esta forma los procesos de descentralización no se transforman en caballitos de batallas para desestabilizar el gobierno nacional, aunque para ciertos sectores políticos pudiese ser esta una opción.
Una de las formas de avanzar en el proceso de descentralización real son los gobiernos locales, este concepto no es asimilable a lo que algunos argumentan como la municipalización, es un poco más complejo y si bien afecta el accionar municipal no se puede decir que sea focalizado en estas, porque los ámbitos sectoriales que involucra son de mayores competencias.
Un gobierno local es en cierta medida un gobierno autónomo, es decir, tiene cierto grado de libertad en la toma de decisiones, ello implica que hay un traspaso de poder de la autoridad central, y es ahí donde está el primer problema, un viejo dicho dice que el poder se quita o se gana, nunca se entrega.
Otro de los requisitos es su competencia territorial, es decir, requiere de cierto espacio donde aplicar la gestión, y ello dice relación con una zona del territorio nacional que tenga al menos una clara identidad, o que pueda ser entendida como una unidad territorial, situación que a veces no coincide con las unidades de tipo administrativa, sin embargo en el caso de Chile, este requisito podrían cumplirlo las regiones con algunos reparos.
Otro hecho importante es la elección de las autoridades, por cuanto la representatividad y sobre todo la legitimidad de la autoridad, viene a sustentar la aceptación de la gestión, este tipo de autoridad no tiene por ejemplo una relación con la represión, es una autoridad más cercana al concepto de gobernanza, o de gobiernos de alta participación. La participación podría señalarse como otra de las debilidades que puede detectarse en el caso Chileno, la cultura de la participación no es uno de los rasgos que nos identifique, ello porque podría verificarse en muchos casos, la existencia de una política de fachada que identifica la conocida escala de R. Hart, o peor aún, un simple decorado, o derechamente la manipulación para obtener ciertas aprobaciones. La legitimidad de la autoridad y la participación son ciertamente dos factores incidentes fuertes que considerar para instaurar gobiernos locales exitosos. Queda en evidencia en el caso chileno que se requieren pasos previos para superar debilidades presentes en estos factores, pero se pueden dar pasos concretos a través de otro tipo de gestión, por ejemplo la participación activa en ciertos ámbitos de la gestión sectorial, y diseñar y generar nuevas plataformas de información, esto último, resulta ser el insumo necesario para una participación real de los ciudadanos.
Finalmente el meollo del gobierno local radica en su capacidad de gestión, y es aquí donde aparece uno de los problemas más serios, la autonomía para el manejo de los recursos y la obtención de estos. Un gobierno local no sólo debería gastar sino que también y porqué no, generar recursos, lo primero no es más que una asignación presupuestaria que nunca alcanzará a una cifra mayor al 40 % de los recursos que los gobiernos nacionales destinaran al área territorial de supuesta competencia del gobierno local, por lo tanto la clave para avanzar en el cumplimientos de objetivos, es claramente una decidida gestión para aumentar recursos.
Para realizar una verdadera gestión generadora de recursos hay que romper de alguna manera con complejas barreras impuestas por los marcos legales y regulatorios actuales, una de ellas, la más importante, es que el Estado no puede emprender empresas, esta idea por si sola castra cualquier intento por hacer una gestión exitosa, si bien es atendible que el Estado no puede mantenerse como socio activo de una actividad productiva en desmedro de los privados, es también atendible que el Estado pueda participar en la génesis y en el inicio de ciertas actividades rentables estratégicas y necesarias, esto podría ser la base para poder pasar a otros estadios de actuación que hoy son impensados, hoy día en Chile, tanto los municipios como los gobiernos regionales se limitan en muchos casos a poner un marco de condiciones para que el esfuerzo privado prospere, pero ese esfuerzo, muy pocas veces llega.
Probablemente lo que frena hoy en la mente de personas que sinceramente creen que es posible diseñar y construir gobiernos locales, y con ello que se permita una mayor libertad de estos para el manejo de empresas (en el sentido genérico) estratégicas, es decir que causen impactos positivos en la dirección del desarrollo en concomitancia con el sector privado, sea el temor a la generación de elefantes blancos, y claro, la corrupción y la infamia mafiosa que termina por beneficiar a unos pocos. Chile tiene hoy un buen manejo de ambas situaciones, hoy la evaluación de proyectos es más exacta y ante posibles escenarios de corrupción sistémica, la Contraloría General de la Republica es una buena agente fiscalizadora y previsora, aunque visualizo en el futuro mediato por el bien del país, que este organismo del Estado debería tener una mayor autonomía y más facultades.
Otro antecedente que se puede considerar es la instauración de gobiernos locales con competencias diferenciadas, no todas las regiones o áreas territoriales en que estos organismos gestores se implanten tienen las mismas carencias, potencialidades y problemas, por lo tanto las competencias deberían ser diferentes, esto en sí mismo es un desafío enorme, por lo tanto a mi juicio debería partirse con programas pilotos, que permitan evaluar en profundidad los logros, impactos y otros indicadores necesarios para reingeniería o rediseño.
Concepción , una buena zona para un proyecto piloto de Gobierno Local
La idea de un Gobierno local que de sentido a un real proceso de descentralización, es a mi juicio una buena idea para alcanzar mejores indicadores en el camino al desarrollo, pero requiere enormes esfuerzos tanto políticos como financieros, pero además, y tal vez más importante que todo, de una población más comprometida con su propio futuro.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
¿PORQUE SOMOS POBRES LOS CHILENOS?
Probablemente esta pregunta sea una de las interrogantes que más me ha perseguido durante toda mi vida,¿ porque somos un país pobre?, ¿ porque hay otros países que no lo son o al menos no tienen los nivéleles de pobreza que tenemos en Chile? , y en general ¿porque somos pobres en Latinoamérica como la nación grande?.
La discusión ideológica me cansó, me agotó, se trata de culpar a otros de manejos siniestros de las vicisitudes de nuestra propia realidad, he visto la pobreza en sus componentes más esenciales y creo que puedo lograr alcanzar alguna lucidez sobre el tema, probablemente no guste a algunas personas que se aferran a la cuestión ideológica, y piensen que por ahí va la solución.
Un estudio sobre la realidad de la pobreza en México realizado por el antropólogo norteamericano Oscar Lewis que posteriormente lo lleva a escribir “ Los hijos de Sánchez” , permite a cualquiera iniciar una reflexión profunda sobre el tema, aun considerando que Lewis pueda haber estado documentando sus propias pre-concepciones sobre la pobreza, algo o mucho de verdad hay en su propuesta, este concluye en cierta forma que la pobreza es parte de una cultura, de un estado de cosas que se fundamenta en cierto tipo de comportamientos que se transmiten y son reafirmados de generación en generación, entre otros encontramos entre las familias pobres, una desconfianza en el gobierno y la creación de redes precarias propias.
Antigua forma de vivir en pobreza en Ribera Norte Concepción Chile
Culpar al Estado de ser corrupto, de que el mercado es en exceso ambicioso, de que la clase pudiente, la plutocracia y otros actores no son en nada sensible, son argumentos muy escuchados, suenan bien pero normalmente son a mi juicio verdades a medias. Lo primero porque la corrupción es un fenómeno delictivo que lo encontramos en todo el mundo, el mercado es algo abstracto, no es un sujeto en sí, es una serie de contactos, relaciones, intercambios, etc. y sobre los comportamientos de ciertas clases sociales, me parece que entramos en aspecto sociológicos de toda índole, que pueden ir desde la estupidez humana, pasando por la desconfianza más extrema, hasta las bajas pasiones y porque no decirlo, a misma maldad humana, todos componentes que encontramos en cualquier sociedad.
Otras definiciones apuntan a aspectos como las carencias. El Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al desarrollo define ese tipo de carencias, las vinculadas a la pobreza en términos muy generales, como carencia de capacidades, otras de las definiciones importantes las aportan las Naciones Unidad que definen la pobreza como” ... una situación que impide al individuo o a la familia por un lado satisfacer una o más necesidades básicas, y por otro participar plenamente en la vida social…(PNUD 1990). El problema en estas definiciones que es indican los perjuicios de ser pobre, y lo malo que esto es, pero no apuntan a porqué somos pobres.
La pobreza chilena tal vez no tenga la crudeza que vemos en países africanos o de Centroamérica, aquella pobreza que actúa como un ciclón invisible sobre todo lo que vemos, y en la que los seres humanos no son más que elementos del paisaje sin ninguna capacidad de hacer nada, sin embargo la pobreza chilena en una pobreza que duele, una pobreza que siempre engendra más pobreza, se multiplica en las zonas periféricas urbanas , en la ruralidad, en los pequeños pueblos, puedo recordar en este caso, a un pueblo en la cuarta región, La Higuera, que recorrimos con mi familia impactados por las carencias y la imagen de la pobreza en un entorno natural sobrecogedor.
Mi reflexión me lleva a pensar que es posible salir de la pobreza, del círculo que implica, y alcanzar otros estadios de desarrollo. Primero una postura personal, hoy escuchamos a muchos políticos y economistas esperanzados en que Chile pueda alcanzar los umbrales de desarrollo que tenían algunos países mediterráneos hace unos 30 años, y con alrededor de unos 23 .000 dólares per-cápita , estar entre los países desarrollados, mi impresión es que eso es un juego de palabras, un país es un país desarrollado cuando cada individuo que lo conforma es un individuo desarrollado, o una familia desarrollada y eso es un conjunto de atributos que veo lejano.
Este es mi primer acercamiento al tema en este blog, y presento cuatro ideas que pueden ser de alguna utilidad para ir comprendiendo porque somos pobres:
“Pienso que somos pobre porque no constituimos una nación”: me traje esta idea de España, de Cataluña. Una nación la constituye una comunidad de personas cuando alberga en su seno un sentido de pertenencia a algo común, y de la que están orgullosos de serlo, por cuanto han participado en una historia común. Así el hijo del banquero se siente connacional con el hijo del obrero, ello posibilita que haya cierto nivel de lubricación social y una visión compartida de futuro. Esto en Chile no ocurre, no existe este aglomerante o si existe, es muy débil. Si llevamos esta idea a comunidades más complejas como las africanas o las centroamericanas, es fácil darse cuenta que el colonialismo destrozó la idea de nación en África, y que en Centroamérica la separación entre etnias y gente de origen europeo o mestiza son problemas insolutos, lo que falta derribar allí y aquí son los perjuicios, que sin ahondar mucho son producto del miedo y la desconfianza de unos y otros.
“Pienso que somos pobres porque el temor al riesgo nos supera, nuestras economías domesticas, las pedestres, la de nuestra propia familia no avanza más allá que la autosuficiencia” me di cuenta de este aspecto cuando me preguntaba el porqué los norteamericanos alcanzan tan alto nivel de riqueza, la idea queda en evidencia en cualquier decisión pedestre , en ese actuar se apunta a generar excedentes y se toman riesgos, es decir , siempre hay algo más, un extra de lo que el individuo consume o requiere, pero además, el riesgo se asume implícito en cada decisión del proceso. Me parece que evitar asumir riesgos es parte de nuestra personalidad y no del entorno, pero que termina siendo un comportamiento cultural cuando nadie lo hace, creo también, mirando y reflexionando sobre personas que han dejado atrás la pobreza, que esto se puede superar, y mejor aún, se puede enseñar una mejor actitud entorno a los beneficios de asumir riesgos en nuestras decisiones ordinarias.
“Pienso que somos pobres porque la visión de otros escenarios es cercenada, somos pobres porque la educación ha sido adaptada para pobres”, la clave está en comprender las cosas como dinámicas, pero la educación que recibimos y lo que esperamos en la vida es estático. Los escenarios dinámicos no se transmiten a los niños, ellos no comprenden que es posible pensar algo al revés de lo que aprenden, no ejercitan el pensamiento lateral, las salidas de libreto. Creo que aquí hay otra componente que es parte de nuestra herencia cultural, y que podríamos llegar hasta las raíces mismas de nuestra herencia hispana, pero en síntesis, la educación nos prepara para encajar en lo seguro, en un puesto de trabajo, en una pieza del engranaje para toda la vida cercenándonos otras posibilidades.
“Pienso que somos pobres porque el entorno es pobre y además tenemos temor al cambio”, si bien se repite la idea de un temor al riesgo, parece ser que el entorno moldea nuestra idea de realidad y entonces esa realidad percibida es aceptable para si mismos, y llegamos finalmente a ser la esencia de esa realidad, en este caso de la pobreza. Es la familia, el individuo el ladrillo con el cual se construye un contexto de pobreza, por lo tanto es muy difícil de salir, resulta tan extremo como salir de un muro del cual somos parte.
El temor puede superar al temor por el cambio o el riesgo a lo nuevo, aún cuando los acontecimientos sean extremos como en la siguiente ilustración de una noticia aparecida en la televisión: un padre de familia pierde un hijo victima de la violencia ambiental de una población en Santiago, y después de ello, pierde un segundo hijo, cuando es consultado si se va a ir de allí, considerando que tiene otros hijos, el dice que no se irá de allí porque pertenece allí, es decir no tomará la valiente decisión de salirse de ese contexto, buscar otro y cambiar.
En síntesis, si se puede concluir en algo, me parece que se puede salir de la pobreza si se logra superar el miedo, somos pobres porque somos temerosos, el miedo se manifiesta de muchas maneras, pero se trata siempre de lo mismo, del miedo a lo nuevo, miedo a lo que no está definido, miedo a evaluar nuestras propias capacidades, miedo a los otros, etc. me parece que en el camino de lo indefinido, en el cambio una y muchas veces, esta al menos uno de los posibles escapes al flagelo de la pobreza.
La discusión ideológica me cansó, me agotó, se trata de culpar a otros de manejos siniestros de las vicisitudes de nuestra propia realidad, he visto la pobreza en sus componentes más esenciales y creo que puedo lograr alcanzar alguna lucidez sobre el tema, probablemente no guste a algunas personas que se aferran a la cuestión ideológica, y piensen que por ahí va la solución.
Un estudio sobre la realidad de la pobreza en México realizado por el antropólogo norteamericano Oscar Lewis que posteriormente lo lleva a escribir “ Los hijos de Sánchez” , permite a cualquiera iniciar una reflexión profunda sobre el tema, aun considerando que Lewis pueda haber estado documentando sus propias pre-concepciones sobre la pobreza, algo o mucho de verdad hay en su propuesta, este concluye en cierta forma que la pobreza es parte de una cultura, de un estado de cosas que se fundamenta en cierto tipo de comportamientos que se transmiten y son reafirmados de generación en generación, entre otros encontramos entre las familias pobres, una desconfianza en el gobierno y la creación de redes precarias propias.
Antigua forma de vivir en pobreza en Ribera Norte Concepción Chile
Culpar al Estado de ser corrupto, de que el mercado es en exceso ambicioso, de que la clase pudiente, la plutocracia y otros actores no son en nada sensible, son argumentos muy escuchados, suenan bien pero normalmente son a mi juicio verdades a medias. Lo primero porque la corrupción es un fenómeno delictivo que lo encontramos en todo el mundo, el mercado es algo abstracto, no es un sujeto en sí, es una serie de contactos, relaciones, intercambios, etc. y sobre los comportamientos de ciertas clases sociales, me parece que entramos en aspecto sociológicos de toda índole, que pueden ir desde la estupidez humana, pasando por la desconfianza más extrema, hasta las bajas pasiones y porque no decirlo, a misma maldad humana, todos componentes que encontramos en cualquier sociedad.
Otras definiciones apuntan a aspectos como las carencias. El Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al desarrollo define ese tipo de carencias, las vinculadas a la pobreza en términos muy generales, como carencia de capacidades, otras de las definiciones importantes las aportan las Naciones Unidad que definen la pobreza como” ... una situación que impide al individuo o a la familia por un lado satisfacer una o más necesidades básicas, y por otro participar plenamente en la vida social…(PNUD 1990). El problema en estas definiciones que es indican los perjuicios de ser pobre, y lo malo que esto es, pero no apuntan a porqué somos pobres.
La pobreza chilena tal vez no tenga la crudeza que vemos en países africanos o de Centroamérica, aquella pobreza que actúa como un ciclón invisible sobre todo lo que vemos, y en la que los seres humanos no son más que elementos del paisaje sin ninguna capacidad de hacer nada, sin embargo la pobreza chilena en una pobreza que duele, una pobreza que siempre engendra más pobreza, se multiplica en las zonas periféricas urbanas , en la ruralidad, en los pequeños pueblos, puedo recordar en este caso, a un pueblo en la cuarta región, La Higuera, que recorrimos con mi familia impactados por las carencias y la imagen de la pobreza en un entorno natural sobrecogedor.
Mi reflexión me lleva a pensar que es posible salir de la pobreza, del círculo que implica, y alcanzar otros estadios de desarrollo. Primero una postura personal, hoy escuchamos a muchos políticos y economistas esperanzados en que Chile pueda alcanzar los umbrales de desarrollo que tenían algunos países mediterráneos hace unos 30 años, y con alrededor de unos 23 .000 dólares per-cápita , estar entre los países desarrollados, mi impresión es que eso es un juego de palabras, un país es un país desarrollado cuando cada individuo que lo conforma es un individuo desarrollado, o una familia desarrollada y eso es un conjunto de atributos que veo lejano.
Este es mi primer acercamiento al tema en este blog, y presento cuatro ideas que pueden ser de alguna utilidad para ir comprendiendo porque somos pobres:
“Pienso que somos pobre porque no constituimos una nación”: me traje esta idea de España, de Cataluña. Una nación la constituye una comunidad de personas cuando alberga en su seno un sentido de pertenencia a algo común, y de la que están orgullosos de serlo, por cuanto han participado en una historia común. Así el hijo del banquero se siente connacional con el hijo del obrero, ello posibilita que haya cierto nivel de lubricación social y una visión compartida de futuro. Esto en Chile no ocurre, no existe este aglomerante o si existe, es muy débil. Si llevamos esta idea a comunidades más complejas como las africanas o las centroamericanas, es fácil darse cuenta que el colonialismo destrozó la idea de nación en África, y que en Centroamérica la separación entre etnias y gente de origen europeo o mestiza son problemas insolutos, lo que falta derribar allí y aquí son los perjuicios, que sin ahondar mucho son producto del miedo y la desconfianza de unos y otros.
“Pienso que somos pobres porque el temor al riesgo nos supera, nuestras economías domesticas, las pedestres, la de nuestra propia familia no avanza más allá que la autosuficiencia” me di cuenta de este aspecto cuando me preguntaba el porqué los norteamericanos alcanzan tan alto nivel de riqueza, la idea queda en evidencia en cualquier decisión pedestre , en ese actuar se apunta a generar excedentes y se toman riesgos, es decir , siempre hay algo más, un extra de lo que el individuo consume o requiere, pero además, el riesgo se asume implícito en cada decisión del proceso. Me parece que evitar asumir riesgos es parte de nuestra personalidad y no del entorno, pero que termina siendo un comportamiento cultural cuando nadie lo hace, creo también, mirando y reflexionando sobre personas que han dejado atrás la pobreza, que esto se puede superar, y mejor aún, se puede enseñar una mejor actitud entorno a los beneficios de asumir riesgos en nuestras decisiones ordinarias.
“Pienso que somos pobres porque la visión de otros escenarios es cercenada, somos pobres porque la educación ha sido adaptada para pobres”, la clave está en comprender las cosas como dinámicas, pero la educación que recibimos y lo que esperamos en la vida es estático. Los escenarios dinámicos no se transmiten a los niños, ellos no comprenden que es posible pensar algo al revés de lo que aprenden, no ejercitan el pensamiento lateral, las salidas de libreto. Creo que aquí hay otra componente que es parte de nuestra herencia cultural, y que podríamos llegar hasta las raíces mismas de nuestra herencia hispana, pero en síntesis, la educación nos prepara para encajar en lo seguro, en un puesto de trabajo, en una pieza del engranaje para toda la vida cercenándonos otras posibilidades.
“Pienso que somos pobres porque el entorno es pobre y además tenemos temor al cambio”, si bien se repite la idea de un temor al riesgo, parece ser que el entorno moldea nuestra idea de realidad y entonces esa realidad percibida es aceptable para si mismos, y llegamos finalmente a ser la esencia de esa realidad, en este caso de la pobreza. Es la familia, el individuo el ladrillo con el cual se construye un contexto de pobreza, por lo tanto es muy difícil de salir, resulta tan extremo como salir de un muro del cual somos parte.
El temor puede superar al temor por el cambio o el riesgo a lo nuevo, aún cuando los acontecimientos sean extremos como en la siguiente ilustración de una noticia aparecida en la televisión: un padre de familia pierde un hijo victima de la violencia ambiental de una población en Santiago, y después de ello, pierde un segundo hijo, cuando es consultado si se va a ir de allí, considerando que tiene otros hijos, el dice que no se irá de allí porque pertenece allí, es decir no tomará la valiente decisión de salirse de ese contexto, buscar otro y cambiar.
En síntesis, si se puede concluir en algo, me parece que se puede salir de la pobreza si se logra superar el miedo, somos pobres porque somos temerosos, el miedo se manifiesta de muchas maneras, pero se trata siempre de lo mismo, del miedo a lo nuevo, miedo a lo que no está definido, miedo a evaluar nuestras propias capacidades, miedo a los otros, etc. me parece que en el camino de lo indefinido, en el cambio una y muchas veces, esta al menos uno de los posibles escapes al flagelo de la pobreza.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
EDUCACIÓN SUPERIOR, UNA ENCRUCIJADA
Está en la discusión hoy en el país el tema del rol del Estado en la educación, y a partir de los movimientos estudiantiles, los diversos actores del mundo político, académico, social, cultural y en general, todo hijo de vecino a quien el tema le inquiete, está intentando posicionar una postura, que en algunos casos oculta otras intenciones de cambio social más o menos radical, como hijo de vecino, esta es mi reflexión.
La preocupación por la educación es una preocupación genuina, Chile tiene una educación de calidad discutible y en exceso cara. La proliferación de oferta educacional en el país en los últimos 20 o 25 años es extraordinaria, de los cupos universitarios a mediados de los 85 de unos 100.000, cupos para carreras de pregrado, ha evolucionado a unos 690.000 cupos para carreras de pregrado el 2010, carreras tradicionales y nuevas que se dictan en unos 61 centros de educación superior entre privados y públicas, esto implica que muchos universitarios actuales son primera generación que pisan las aulas en un nivel superior, evidentemente hay una mayor población universitaria, hay más universitarios y profesionales.
En materia de recursos, el Estado Chileno destina unos 330.000 millones de pesos chilenos en la educación superior, lo que implica un porcentual importante del total del 3.1 del PIB de ese item, pero una baja destinación presupuestaria comparativa a lo que debería ser su compromiso con miras al desarrollo , cercano al 7 %, y una muy alta carga de financiamiento para padres y apoderados, lo que ha venido a gestar un descontento social fuerte, y que es el resultado de un conflicto potencial que algunos actores se han encargado de canalizar y potenciar, incorporando de paso otras demandas como la calidad de los servicios y sobre todo, reprochando el lucro implícito a partir de los aportes del Estado.
¿Cuáles son los problemas reales de esta aparente contradicción, por un lado mayor población universitaria y por otra, menor inversión del Estado?, los problemas reales son muchos, y a mi juicio requieren cambios fuertes, sugieren cambios de dirección importante, y repensar en gran parte una problemática compleja que en este breve articulo, apenas rozaré en su complejidad.
Uno de los temas fundamentales a mi juicio es el financiamiento, hoy un egresado de educación superior en Chile, de al menos, los dos primeros quintiles ( hasta los $ 100.814), carga una mochila de deuda de unos $ 15.000.000 que comienzan a incrementarse rápidamente por los intereses que aplica la banca que administra los créditos. Esto implica no sólo una preocupación mensual para los jóvenes profesionales sino que el temor permanente de no entrar en mora, porque son ingresados al sistema nacional e internacional de morosos conocido como Dicom o Equifax en su fachada internacional, es decir la muerte financiera, el castigo que aplica indirectamente, y directamente en otros casos el Estado Chileno, por no cumplir compromisos en los cuales los jóvenes tuvieron muy poco que decir.
El sistema es injusto en la medida que se trata de diseños puramente económicos, la injusticia en este sistema que cambió el año 1982, puede graficarse por el siguiente cuadro : un estudiante que entró a finales de los años 70 y comienzo de los 80, y que en ese entonces pagaba un arancel diferenciado según las capacidades del grupo familiar, tuvo que tomar obligado un crédito estatal por todo el costo de la carrera por cambios estructurales del sistema de financiamiento universitario, es decir pasó de pagar en algunos casos un 15 % del total del costo, al 100 % del total, sin consentir el Estado ningún articulado transitorio que permita a ese estudiante terminar su carrera según las condiciones vigentes en su ingreso. Pero eso no es todo, durante los años 80 también se diseñaron y se ejecutaron otras reformas estructurales, así un estudiante que ingresó a una prestigiosa universidad nacional, egresó de una universidad regional con nuevo nombre sin mayores explicaciones. El golpe de gracia llegó con el ministro Bitar el año 2004 en que los deudores morosos fueron informados al sistema Dicom, y sus retenciones de impuestos fueron capturados, o mejor dicho apropiados por el Estado, no parando por ese hecho los intereses de la deuda, ni el retiro de los afectados de los archivos del tristemente famoso Dicom.
Otro aspecto importante del actual sistema, es la acreditación, que se suponía iba a marcar una diferencia fundamental entre una y otra institución, sin embargo salvo dos o tres instituciones, todas están acreditadas, ¿ qué pasó?, al parecer los estándares no eran tan altos, pero además, el Estado cedió terreno a empresas acreditadores particulares, nuevamente, un sistema que podría pensarse bueno, entra en entredicho.
Para nadie medianamente reflexivo, es un misterio que hoy, detrás de las demandas y respuestas entre estudiantes y acompañantes y el Estado ( no solo el que representa o constituye el actual gobierno porque hay que recordar la revolución pingüina) , se practica el diálogo de sordos, sino que además se descubre una componente ideológicamente importante, filosóficamente distingo en su esencia dos ideas fundamentales en choque, la una, que busca la libertad y el mínimo control del sistema por la idea vinculante de la autorregulación, y la otra que busca un mayor compromiso del Estado, en lo que se ha llamado la “estatización” de la educación, y en la cual subyace en el fondo, en su esencia, la búsqueda de la igualdad, es decir aquel constructo intelectual de ciertas ideologías en que es ´posible igualar los componentes de una sociedad, al menos en este caso en las oportunidades. La libertad desde mi enfoque es un instinto, un sentido o dirección tan fuerte que viene de nuestra condición animal, natural y que no podrá ser nunca sometida, esto se ha demostrado con evidencia muy fuerte en la historia reciente, porque es producto del deseo intimo humano de hacer lo que se le plazca, pero por otro lado, encontramos aquella utopía noble pero teórica, intelectual, humanista de ofrecer y alcanzar la igualdad para todos, por lo tanto el trasfondo de las ideas en choque no pude ser descontadas como algo liviano.
Mi pensamiento es que la situación podría tener solución en la medida que ambos aspectos se canalicen, primero, debe haber educación pública y privada, la primera, con alto compromiso del Estado, con su involucramiento al cien por cien, y la segunda con el compromiso financiero total de privados pero con la supervisión del Estado en materia de calidad y exigencias, sobre todo esto último, exigencias, la libertad en ciertas materias tiende a saltarse vallas. El asunto sin embargo no es tan simple, porque existen también otras instituciones que requieren de la ayuda del Estado porque nunca persiguieron fines de lucro, y su quehacer ha sido una construcción de años de personas e instituciones desinteresadas animadas solo por el altruismo, ello sugiere algunos regímenes especiales que la sociedad chilena tiene muy claro y que a mi juicio, se saltan el choque ideológico actual y de allí su importancia.
El financiamiento que me parece más correcto, es el arancel diferenciado y el aumento sustantivo del Estado del porcentual del PIB destinado a educación, ello implicará seguramente hacer reingeniería de planes y programas gubernamentales, y probablemente una reforma impositiva, pero al parecer hay ambiente para ello.
En materia de calidad, es evidente que se requiere rehacer los actuales patrones con los cuales se mide la calidad, y como todo principio de calidad, esta se basa en lo comparativo, ello significa colocar estándares internacionales no cuestionados y alcanzables, pero además, el Estado no se puede desligar del rol fiscalizador en forma directa, debe ejercer un control con una institución fuerte, prestigiosa y reconocida, me recuerda la otrora noble y valiosa Contraloría General de la Republica.
Pero la calidad no solo es materia de las instituciones, sus plantas docentes, planes y programas y equipamientos, también la calidad debe venir de los alumnos. El actual sistema permite que un esfuerzo personal e intelectual disminuido, pueda ser compensado con la actual sobreoferta de cupos, pero además con el esfuerzo económico y eso no puede ser, en tal sentido, la universidad debe ser para los mejores, para ello se deben realizar todos los esfuerzos necesario para hacer que haya una igualdad de oportunidades, esto implica que un estudiante capaz de un liceo técnico profesional , puede tener las mismas oportunidades de entrar a la educación superior que otro de sistema humanista enteramente privado. Me molesta de sobremanera la actual segregación de estudiantes de liceo humanistas y de liceos de educación técnico profesional, parece que unos ya tienen determinado su futuro cuando deciden a los 14 años.
No parece conveniente que el actual sistema se siga incrementando en forma inorgánica, sin una dirección y supervisión del Estado, de los mismos actores hoy involucrados y de la sociedad en general, se ha demostrado en casos tristes como la carrera de perito criminalístico, la ligereza para levantar una oferta académica, que al final del día solo perjudica a los jóvenes interesados creando expectativas y futuros que nunca serán. Las actuales universidades deberían entrar en un statu quo en la que deberían sostenerse solo por cumplir estándares de calidad, porque si ocurre como hoy, que se sostienen por demanda, el sistema completo sufre la destrucción de su credibilidad. No vale la pena crear más universidades, y en cuanto a las futuras carreras, por lo dinámico que resulta hoy el conocimiento, siempre hay que estar abierto a la creación de nuevas ofertas, pero ello debería ser producto de grandes consensos apoyado por estudios serios, y demandas reales de la nación, de otra forma se estarían haciendo profesionales para la emigración, o para la desesperación y la depresión.
Por otra parte, parece injusto satanizar a los deudores, el sistema debería tener también algunas posibilidades de renegociar en todo tiempo, todas las instituciones crediticias, aun el retail ofrece ventanilla abierta para la renegociación, ofreciendo créditos nuevos, blandos o aumentando los plazos, sin embargo la renegociación con el Estado es manejada por leyes extraordinariamente duras que se son contrarias a las dinámicas económicas actuales, y que momifican el sistema durante periodos mayores a los 10 años, principalmente porque no otorga a las instituciones herramientas de gestión para la negociación, se limitan a entregar las cadenas y el látigo.
He escuchado economistas bastante inteligentes que se niegan a que una parte de la población que no va a la universidad pague la educación de otra, que será beneficiada con el acceso a esa educación. Independiente de cualquiera postura ideológica, mi postura sobre el aporte estatal en educación es que los recursos que coloca el Estado en este contexto no son un gasto, no es un gasto social, es un error, es una inversión que recupera en el mediano plazo, por cuanto cada profesional termina siendo un agente que retorna con creces a través de sus impuestos los recursos invertidos, pero además, se resta de la subsidiaridad del Estado en áreas bastante sobrecargadas como la salud y la vivienda.
La preocupación por la educación es una preocupación genuina, Chile tiene una educación de calidad discutible y en exceso cara. La proliferación de oferta educacional en el país en los últimos 20 o 25 años es extraordinaria, de los cupos universitarios a mediados de los 85 de unos 100.000, cupos para carreras de pregrado, ha evolucionado a unos 690.000 cupos para carreras de pregrado el 2010, carreras tradicionales y nuevas que se dictan en unos 61 centros de educación superior entre privados y públicas, esto implica que muchos universitarios actuales son primera generación que pisan las aulas en un nivel superior, evidentemente hay una mayor población universitaria, hay más universitarios y profesionales.
En materia de recursos, el Estado Chileno destina unos 330.000 millones de pesos chilenos en la educación superior, lo que implica un porcentual importante del total del 3.1 del PIB de ese item, pero una baja destinación presupuestaria comparativa a lo que debería ser su compromiso con miras al desarrollo , cercano al 7 %, y una muy alta carga de financiamiento para padres y apoderados, lo que ha venido a gestar un descontento social fuerte, y que es el resultado de un conflicto potencial que algunos actores se han encargado de canalizar y potenciar, incorporando de paso otras demandas como la calidad de los servicios y sobre todo, reprochando el lucro implícito a partir de los aportes del Estado.
¿Cuáles son los problemas reales de esta aparente contradicción, por un lado mayor población universitaria y por otra, menor inversión del Estado?, los problemas reales son muchos, y a mi juicio requieren cambios fuertes, sugieren cambios de dirección importante, y repensar en gran parte una problemática compleja que en este breve articulo, apenas rozaré en su complejidad.
Uno de los temas fundamentales a mi juicio es el financiamiento, hoy un egresado de educación superior en Chile, de al menos, los dos primeros quintiles ( hasta los $ 100.814), carga una mochila de deuda de unos $ 15.000.000 que comienzan a incrementarse rápidamente por los intereses que aplica la banca que administra los créditos. Esto implica no sólo una preocupación mensual para los jóvenes profesionales sino que el temor permanente de no entrar en mora, porque son ingresados al sistema nacional e internacional de morosos conocido como Dicom o Equifax en su fachada internacional, es decir la muerte financiera, el castigo que aplica indirectamente, y directamente en otros casos el Estado Chileno, por no cumplir compromisos en los cuales los jóvenes tuvieron muy poco que decir.
El sistema es injusto en la medida que se trata de diseños puramente económicos, la injusticia en este sistema que cambió el año 1982, puede graficarse por el siguiente cuadro : un estudiante que entró a finales de los años 70 y comienzo de los 80, y que en ese entonces pagaba un arancel diferenciado según las capacidades del grupo familiar, tuvo que tomar obligado un crédito estatal por todo el costo de la carrera por cambios estructurales del sistema de financiamiento universitario, es decir pasó de pagar en algunos casos un 15 % del total del costo, al 100 % del total, sin consentir el Estado ningún articulado transitorio que permita a ese estudiante terminar su carrera según las condiciones vigentes en su ingreso. Pero eso no es todo, durante los años 80 también se diseñaron y se ejecutaron otras reformas estructurales, así un estudiante que ingresó a una prestigiosa universidad nacional, egresó de una universidad regional con nuevo nombre sin mayores explicaciones. El golpe de gracia llegó con el ministro Bitar el año 2004 en que los deudores morosos fueron informados al sistema Dicom, y sus retenciones de impuestos fueron capturados, o mejor dicho apropiados por el Estado, no parando por ese hecho los intereses de la deuda, ni el retiro de los afectados de los archivos del tristemente famoso Dicom.
Otro aspecto importante del actual sistema, es la acreditación, que se suponía iba a marcar una diferencia fundamental entre una y otra institución, sin embargo salvo dos o tres instituciones, todas están acreditadas, ¿ qué pasó?, al parecer los estándares no eran tan altos, pero además, el Estado cedió terreno a empresas acreditadores particulares, nuevamente, un sistema que podría pensarse bueno, entra en entredicho.
Para nadie medianamente reflexivo, es un misterio que hoy, detrás de las demandas y respuestas entre estudiantes y acompañantes y el Estado ( no solo el que representa o constituye el actual gobierno porque hay que recordar la revolución pingüina) , se practica el diálogo de sordos, sino que además se descubre una componente ideológicamente importante, filosóficamente distingo en su esencia dos ideas fundamentales en choque, la una, que busca la libertad y el mínimo control del sistema por la idea vinculante de la autorregulación, y la otra que busca un mayor compromiso del Estado, en lo que se ha llamado la “estatización” de la educación, y en la cual subyace en el fondo, en su esencia, la búsqueda de la igualdad, es decir aquel constructo intelectual de ciertas ideologías en que es ´posible igualar los componentes de una sociedad, al menos en este caso en las oportunidades. La libertad desde mi enfoque es un instinto, un sentido o dirección tan fuerte que viene de nuestra condición animal, natural y que no podrá ser nunca sometida, esto se ha demostrado con evidencia muy fuerte en la historia reciente, porque es producto del deseo intimo humano de hacer lo que se le plazca, pero por otro lado, encontramos aquella utopía noble pero teórica, intelectual, humanista de ofrecer y alcanzar la igualdad para todos, por lo tanto el trasfondo de las ideas en choque no pude ser descontadas como algo liviano.
Mi pensamiento es que la situación podría tener solución en la medida que ambos aspectos se canalicen, primero, debe haber educación pública y privada, la primera, con alto compromiso del Estado, con su involucramiento al cien por cien, y la segunda con el compromiso financiero total de privados pero con la supervisión del Estado en materia de calidad y exigencias, sobre todo esto último, exigencias, la libertad en ciertas materias tiende a saltarse vallas. El asunto sin embargo no es tan simple, porque existen también otras instituciones que requieren de la ayuda del Estado porque nunca persiguieron fines de lucro, y su quehacer ha sido una construcción de años de personas e instituciones desinteresadas animadas solo por el altruismo, ello sugiere algunos regímenes especiales que la sociedad chilena tiene muy claro y que a mi juicio, se saltan el choque ideológico actual y de allí su importancia.
El financiamiento que me parece más correcto, es el arancel diferenciado y el aumento sustantivo del Estado del porcentual del PIB destinado a educación, ello implicará seguramente hacer reingeniería de planes y programas gubernamentales, y probablemente una reforma impositiva, pero al parecer hay ambiente para ello.
En materia de calidad, es evidente que se requiere rehacer los actuales patrones con los cuales se mide la calidad, y como todo principio de calidad, esta se basa en lo comparativo, ello significa colocar estándares internacionales no cuestionados y alcanzables, pero además, el Estado no se puede desligar del rol fiscalizador en forma directa, debe ejercer un control con una institución fuerte, prestigiosa y reconocida, me recuerda la otrora noble y valiosa Contraloría General de la Republica.
Pero la calidad no solo es materia de las instituciones, sus plantas docentes, planes y programas y equipamientos, también la calidad debe venir de los alumnos. El actual sistema permite que un esfuerzo personal e intelectual disminuido, pueda ser compensado con la actual sobreoferta de cupos, pero además con el esfuerzo económico y eso no puede ser, en tal sentido, la universidad debe ser para los mejores, para ello se deben realizar todos los esfuerzos necesario para hacer que haya una igualdad de oportunidades, esto implica que un estudiante capaz de un liceo técnico profesional , puede tener las mismas oportunidades de entrar a la educación superior que otro de sistema humanista enteramente privado. Me molesta de sobremanera la actual segregación de estudiantes de liceo humanistas y de liceos de educación técnico profesional, parece que unos ya tienen determinado su futuro cuando deciden a los 14 años.
No parece conveniente que el actual sistema se siga incrementando en forma inorgánica, sin una dirección y supervisión del Estado, de los mismos actores hoy involucrados y de la sociedad en general, se ha demostrado en casos tristes como la carrera de perito criminalístico, la ligereza para levantar una oferta académica, que al final del día solo perjudica a los jóvenes interesados creando expectativas y futuros que nunca serán. Las actuales universidades deberían entrar en un statu quo en la que deberían sostenerse solo por cumplir estándares de calidad, porque si ocurre como hoy, que se sostienen por demanda, el sistema completo sufre la destrucción de su credibilidad. No vale la pena crear más universidades, y en cuanto a las futuras carreras, por lo dinámico que resulta hoy el conocimiento, siempre hay que estar abierto a la creación de nuevas ofertas, pero ello debería ser producto de grandes consensos apoyado por estudios serios, y demandas reales de la nación, de otra forma se estarían haciendo profesionales para la emigración, o para la desesperación y la depresión.
Por otra parte, parece injusto satanizar a los deudores, el sistema debería tener también algunas posibilidades de renegociar en todo tiempo, todas las instituciones crediticias, aun el retail ofrece ventanilla abierta para la renegociación, ofreciendo créditos nuevos, blandos o aumentando los plazos, sin embargo la renegociación con el Estado es manejada por leyes extraordinariamente duras que se son contrarias a las dinámicas económicas actuales, y que momifican el sistema durante periodos mayores a los 10 años, principalmente porque no otorga a las instituciones herramientas de gestión para la negociación, se limitan a entregar las cadenas y el látigo.
He escuchado economistas bastante inteligentes que se niegan a que una parte de la población que no va a la universidad pague la educación de otra, que será beneficiada con el acceso a esa educación. Independiente de cualquiera postura ideológica, mi postura sobre el aporte estatal en educación es que los recursos que coloca el Estado en este contexto no son un gasto, no es un gasto social, es un error, es una inversión que recupera en el mediano plazo, por cuanto cada profesional termina siendo un agente que retorna con creces a través de sus impuestos los recursos invertidos, pero además, se resta de la subsidiaridad del Estado en áreas bastante sobrecargadas como la salud y la vivienda.
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