lunes, 12 de noviembre de 2012

ESA INDESEADA CLASE POLÍTICA






A raíz de lo sucedido en las últimas elecciones de alcaldes y concejales, en varias entrevistas y artículos de conocidos opinólogos y “expertos”, y también en cartas a los diarios de anónimos ciudadanos, se acusa una vez más a nuestra clase política de tan alta abstención, se habla de una suerte de cansancio, de querer que se vayan todos, de que venga otro sistema sin precisar cuál, sólo que venga.

Lo cierto es que parte importante de la clase política no ha dado muchas muestras de inteligencia ni solidaridad, sabemos y repudiamos el hecho que se suben los sueldos cuando quieren, tampoco dan señales de preocupación genuina por el bienestar colectivo, y ni siquiera les preocupa los muchos millones gastados en las campañas políticas, total al final de la jornada llega un cheque generosamente pagado por todos nosotros.

Es fácil seguir la corriente en este malestar popular, y de paso pensar como un tratamiento antidepresivo que hay culpables de cada una de nuestras desgracias, saber que tenemos que lidiar con fuerzas contrarias en nuestro difícil diario vivir, y entonces nos preparamos para el desprestigio y la crítica mordaz y venenosa, nuestras armas, acusando a este u otro político de cuanto nos ha llegado a nuestros oídos, y por supuesto con cierto acento propio en lo más negativo.

Este nos es un problema nacional, es un problema global, las clases políticas en todos lados están en entredicho. Los casos de nepotismo que conocemos, los casos de clientelismo, los casos de corrupción y de aprovechamiento que revientan en nuestro contexto nacional cada cierto tiempo, ocurren en todas partes del globo.

Si hay algo que aceptar como realidad certera sobre la clase política, es que son tan humanos como nosotros, no son gente perfecta, están llenos de debilidades y carencias y en general sobre ciertas virtudes humanas como la ética y la honradez gran parte de ellos podría marcar niveles mediocres. En definitiva, la clase política es simplemente igual a lo que somos como pueblo y aún más como individuos, con todas las fortalezas y el lastre de la cultura que llevamos a cuesta.

Hace algunos días vi una entrevista que me hizo pensar más allá de mis primeras y viscerales interpretaciones de los hechos políticos cotidianos, lo cierto es que no todos son más de lo mismo, hay gente inserta en la clase política que tienen genuinos deseos de hacer cosas, les interesa su pueblo, quieren mejorar este armatoste robótico que llamamos sistema político y lo hacen en la medida de sus posibilidades, entre toda la masa hay también como en todo, buenos elementos.

Pero quizás lo que me hizo pensar más, es el hecho que cuando un sistema democrático como el nuestro, con todos sus defectos se demuele, digamos, se desintegra porque todos nosotros ayudamos a socavarlo y lo reventamos con nuestras críticas y acciones, ¿entonces que viene?.

La historia nos muestra con una abundante cantidad de evidencia que vienen los “salvadores”, los mesías, los que vienen a rescatarnos de esta clase política, y vienen para quedarse y llevarnos por el buen camino, luego vendrán sus hijos para que sigamos en buenas manos, también viene el culto a la personalidad y sin darnos cuenta perdimos el derecho a voz, perdimos la democracia, que aunque defectuosa, era democracia.

Me parece que es tarea de todos nosotros intentar que nuestra clase política mejore, que lleguen los más capacitados a ciertos niveles de la estructura, quizás los más cultos, líderes sí, pero los más reflexivos, aquellos que tienen la capacidad de decir alguna vez “me equivoqué”. Demonizar a la clase política debe ser lo más fácil del mundo, lo más difícil debe ser intentar reivindicarlos, intentar que mejoren, intentar buscar valores y rescatar lo buenos de ellos, porque sin duda algo habrá. La clase política mejorará en la medida que todos nosotros, en conjunto como sociedad levantemos las banderas de la ética, la honradez, los deseos de ser mejores, porque en realidad - dejando abierta la posibilidad que se trate de una casta que se auto-sostiene y se hermana como dicen los teóricos de la conspiración-, me parece que ellos no son más que el reflejo de lo que somos cada uno de nosotros.