jueves, 22 de febrero de 2018

Creencia tuyas, creencias mías, creencias nuestras




www.pexels.com

Observando algunos fenómenos sociales y sus movimientos internos en nuestro país, es interesante dar algunas vueltas a un concepto sugerente, en plural, las “creencias”.

Hoy en nuestro país se evidencian movimientos en las comunidades religiosas, muchas personas se están cambiando desde el catolicismo romano tradicional a las muchas denominaciones evangélicas , se ve en algunas poblaciones un aumento de los templos evangélicos y en las estadísticas alcanzan una fuerza política y de opinión considerable, es decir se cambia de casa pero se sigue siendo religioso, “creyente”, algo respetable por cierto, y a partir de ser testigo de esa transición de muchos ex - católicos desde un redil a otro, me surge una pregunta, ¿ otra vez nos estamos moviendo?.

Iniciemos con lo siguiente, a partir de mediados del siglo pasado y más cercano a los años 70, , muchos de las antiguas estructuras de ordenación de la sociedad, fundamentalmente las religiosas tradicionales cristianas comenzaron a perder miembros, (http://servicioskoinonia.org/relat/377.htm ), las nuevas generaciones expresaron un rechazo a los antiguos dogmas y mandatos supuestamente divinos, a las “creencias” de sus padres, para derivar a una actitud menos comprometida con la continuidad y más abierta a la búsqueda, a partir de ese periodo se abrió algo similar a un cajón de sastre que ya no se podía llenar con las respuestas anteriores, las únicas, indiscutibles y esencialmente verdaderas, es decir las respuestas sobre las cuales se construían las vidas y funcionaban las sociedades. Entre las causas se puede mencionar el aporte del pensamiento europeo de posguerra, la influencia del pensamiento místico indio, la desconfianza en la política, algunos puntos de apoyo en las ciencias y la tecnología, pero sobre todo a una comprensión más filosófica de la libertad.

Esto ocurría fundamentalmente en occidente, el resto del mundo era y sigue siendo muy religioso, muy “creyente”, estos movimientos de “liberación “ tampoco eran en todo occidente, fueron visibles sólo en aquellos países más proclives a tener una clase intelectual dominante y una fuerte alfabetización, no ocurría eso en toda Latinoamérica ni tampoco era muy incidente en todos los Estados Unidos, estábamos hablando de parte de Europa y las grandes urbes de las costas norteamericana..

Las ideas del amor libre, las experiencias extrasensoriales y los cuestionamientos existenciales que venían de la Europa del 68 rápidamente se expandieron por el mundo occidental , causando el avance de los movimientos “humanistas” en las sociedades, ellos eran portadores entre otros de cierto relativismo respecto a la “vieja” moralidad y de nuevas “creencias”, entre ellas, la de los supuestos aportes de los “estados alterados de conciencia”, tanto para alcanzar otros niveles de percepción de la realidad, como para ser mejor persona y construir mejores sociedades, es decir, más de lo mismo pero en otro formato.

Entonces ,cuando se vivía en cierta utopía cultural algo irresponsable y muy ligada a la “creencia” de la sensualidad y sensibilidad aumentada de los sentidos, apareció el “New Age”, basado en la supuesta “era astrológica de Acuario” se revivieron viejos mitos de por aquí y por allá, algunos proveniente de la antigua Europa, de oriente, de las culturas africanas y precolombinas, el “New Age” comenzó a dominar y a abarcar un amplio espectro de actividades , desde la música y la manera de vestir, hasta la comida, parece que era hora, nuevamente en occidente, de redescubrir algunas antiquísimas ideas sobre lo trascendente, lo oculto, los sincretismos y ponerlos en prácticas, estábamos pasando por un frenesí de “creencias” variopintas, y muchos adscribían a ellas.

Pero nuevamente las cosas empezaron a cambiar, a finales de los noventa junto con el aumento de los contactados por los “ovnis”, muchos fueron al cine a ver la película “Matrix” , una puesta en escena que marcó un antes y un después para los nuevos gurús de internet, quienes haciendo suyas las ideas del guión y vinculando en una relación bastante voluntarista acontecimientos científicos y pensamiento mágico, dieron forma a muchas teorías de la realidad, como la relación entre la mecánica cuántica con los fenómenos paranormales, o la revisión de antiguos secretos místicos a la luz del comportamiento de las partículas subatómicas, y entonces ,¡voilá!, la “creencia” en que “todos somos energías vibratorias manejadas por alguna mente maestra”, y que “el pensamiento genera realidad” se disparó, los suscritos a estas nuevas “creencias” suman y suman, respetables por cierto, no hay problema.

Como todo cambia tan rápido, ya terminando los noventa y cerca del fin del milenio, un inglés, David Icke, comenzó con las teorías de la conspiración a gran escala, entre otros con los reptilianos y la relación con las cabezas de los gobiernos mundiales , a las que le siguieron otros reviviendo antiguas explicaciones a la ancestral relación de dominio y sometimiento en los humanos, se agregó la tierra hueca, y la conspiración que denuncia que nos sacan del centro del universo con malignos propósitos, y por lo tanto se lucha por mantener una “creencia” antigua, la tierra plana, centro del universo...

El clímax en este paquete de “creencias” y de pensamiento mágico llega con la mitología sumeria, quien nos vino a tocar la puerta y a hacer prosélitos para las guerras de los dioses Enki y Enlil , hoy muchos creen a pie juntito que esa fue una verdad absoluta, lo mismo que la existencia de Nibiru, ese supuesto planeta que nos golpea cada 3600 años, en conjunto son ideas que se pasean en muchas librerías de la mano de Zecharia Sitchin y otros, el creyente en estos casos es una persona que piensa que detrás de toda la realidad que vivimos hay siniestros planes de desinformación, no lo sé, puede ser , pero…

En medio de todo estos, se encuentran aquellos que “creen” que no tienen pensamiento mágico o religioso, que son inmunes al fenómeno, algunos se organizan entorno a ciertas ideologías de marcada ritualidad y dogma, siguen a sus héroes míticos y saludan con reverencias a sus gurús y padres fundadores, sin duda ellos cumplen con el estándar, son creyentes y además religiosos, otros actúan en grupos que se asemejan mucho a los iniciáticos, son algo similar a un alter ego del fenómeno religioso, generan grupos que se reúnen en “ clubes de escépticos”, e intentan dar a entender que sólo aquella ´porción de la realidad que pasa por el método científico y las revistas de divulgación son la “verdad” , es decir, están atentos a los nuevos tótem, consecuentemente se “nutren” de las nuevas teorías y propuestas de explicación del cosmos, de la biología y de los comportamientos humanos, ellos en sí mismo no son científicos ni pueden verificar nada, pero han decidido depositar su “creencia “ en ellos. Un tercer grupo de los "inmunes", y que se dice “ateo” se conforma con lo que sale de la boca de sus ídolos, Daniel Dennett , un filosofo de las ciencias norteamericano es un “Star” y habla a modo de un gurú, lo mismo que un biólogo inglés, Richard Dawkins, un “Superstar “, quien se mofa de cualquier indicio de lo divino causando aullidos de felicidad y aplauso cerrado entre sus seguidores, es una persona que ha alcanzado el Nirvana en el sentido de comprensión de la realidad y sus intrincados fenómenos asociados, tiene claro que somos y a dónde iremos, a ninguna parte, sólo somos vehículos desechables de nuestro genes. Ellos son algunos de los nuevos iluminados y sus “creyentes” suman y suman en cada visita a las universidades.

Pienso que detrás de todo esto hay una necesidad de la cual no se puede escapar, las explicaciones que han generado los movimientos y el mismo avance científico en estos últimos cincuenta años no son más que un reflejo de lo que ha ocurrido en la historia humana, las convicciones profundas que se alcanzan con las religiones clásicas, con algunas ideas, con algunos iluminados, con vidas ejemplares, con la investigación y hasta con algunas explicaciones cibernéticas, nos permiten dar respuestas a cuestiones fundamentales y por lo tanto nos mantienen alejados del suicidio colectivo, la necesidad de poner en algún lugar la “fe”, hace que parte importante de nuestra vida gire en torno a “creencias” y/o sus muchos alter ego como la religión, y con ello aceptamos “verdades”, literatura sagrada, discursos, ritos, ídolos, y muy principalmente los mensajes de esperanza o desesperanza, aunque esto último me parece algo masoquista.

Al parecer todos necesitamos una suerte de anclaje a algo seguro que nos permita vivir tranquilos, así, compramos entre otros la idea de trascendencia, de vida después de la muerte, de mecánica cuántica, o que al menos los genes sobreviven como última apuesta , por lo tanto no importa si las explicaciones vienen desde la profundidad de la historia humana, del laboratorio, de una idea genial después de un café o de un nuevo sistema de clonación, sirve igual, como señalaba por ahí un autor “youtuber”, “necesitamos que alguien o algo nos salve, no importa qué, pero que nos salve”, en ese caso, creo que es imposible estar fuera de una “creencia”, cualquiera que esta sea.

jueves, 15 de febrero de 2018

…¡Sólo queremos justicia…!


https://prensa.resumen.cl

¡Cuántas veces he escuchado estas palabras en los últimos años!, en algunos casos por padres deshechos por el dolor , o de familiares, amigos o simplemente conocidos que piden con las manos apretadas y nudo en la garganta: justicia, justicia, todos queremos justicia ,pero ¿qué es eso?.

Isidora González, una joven mujer punk natural de Concepción fue asesinada y posteriormente descuartizada, su cuerpo apareció por partes y durante un tiempo fue un puzzle, gracias a que tenía un tatuaje fue identificada en un plazo razonable de tiempo, mientras se buscaba al asesino sus amigos hicieron algunas marchas exigiendo “justicia” para “La Dorito” como le llamaban, un buen día la policía dio con el supuesto asesino, su última pareja, Guillermo Atenas, sin embargo muchos quedamos ¡plop! cuando su abogado defensor , un profesional pagado por todos nosotros sacó un “as” bajo la manga, el asesino no podía ser juzgado por estar enfermo, con ello tenía licencia para matar… http://www.eldesconcierto.cl/2017/09/13/defensa-de-imputado-por-femicidio-de-isidora-gonzalez-no-esta-en-condiciones-de-ser-juzgado/.

Como este caso, han pasado muchos en estos últimos años, cuando se conocen a los presuntos criminales y la forma en que se han ejecutados los hechos, normalmente surge una defensa inteligente que derriba pruebas, descarta evidencias y logra desbaratar las acusaciones, entonces todo se entrampa, entramos a un estado en que no sabemos nada, el hilo se pierde, el caso se olvida y finalmente queda esa sensación que aquí no ha pasado nada.

En culturas antiguas el tema de aplicar justicia, sobre todo en casos criminales siempre fue una preocupación, conocemos las sentencias que exhibe el código de Hammurabi, también la exclamación fundamental de ¡justicia, justicia perseguirás! del mandamiento judío y el desarrollo de los romanos de su código penal, incluido en el derecho romano, “la justicia es la constante y perpetua voluntad de conceder a cada uno su derecho”, ello promovía el vivir en forma honesta y no hacer daños a otros. Siempre este tema ha sido una preocupación de los pueblos y las civilizaciones que nos han dominado, siempre se ha intentado buscar la mejor forma de aplicar justicia, de calmar, de debilitar esa sed de venganza natural que se genera cuando alguien hace daño, cuando comete un delito, cuando se aleja de la convivencia pacífica, cuando se actúa con engaño, con violencia, pero sobre todo cuando hay delito de sangre.

En el caso de los crímenes, el caso más extremo de causar daño a alguien porque independiente de lo que creamos o no, se aniquila la vida y su continuidad, quizás no haya algo más desalentador y que nos llena de impotencia que constatar la falta de justicia, y en nuestro país esa sensación viene “in crescendo”, incrementándose, y puede evidenciarse que es una certeza que aflora cuando se entrevista a las víctimas, deudos o afectado porque se señala, no con poca rabia interna –en este país no hay justicia-.

Hacerse cargo del problema es un tema espinoso, siempre hay temor de pecar de injusto, de ser cruel, y hasta de atacar frontalmente los “derechos humanos” de los presuntos culpables o “imputados”, y por lo tanto el tema se maneja generando humo, mucho humo para poder operar y hacer algunas mejoras por aquí, algunos arreglos por allá, e intentar calmar el clamor popular al develar una que otra “reforma”.

Siento que a nivel global hemos llegado a un punto que hemos perdido la capacidad para entender y también para aplicar lo que se ha llamado justicia, me es muy claro con el caso de las decenas de jóvenes asesinados en Noruega por Anders Behring Breivik , un neo- nazi que con sus hechos puso de cabeza al sistema noruego - muy pacifista y lleno de derechos- para buscar una forma de castigar a esa bestia humana, no sin antes concederle una demanda contra el estado noruego por no tratarlo bien.

La pregunta queda en el aire, ¿qué es justicia, qué es eso?, muchos dicen que no es venganza y estoy de acuerdo, otros dicen que no es lo que nuestras convicciones ( en caliente) quieren en determinado caso y estoy de acuerdo, otros señalan que no necesariamente implica una paridad con el daño causado y estoy de acuerdo, y hasta encontramos a algunos más filósofos que sostienen que no hay posibilidad de hacer justicia porque nunca estaremos seguros como ocurrieron los hechos, o aún más, y casi bizarro, hay determinadas circunstancias en que no hay delito, sólo víctimas a pesar de las evidencias en contra.

Para la otra parte de la icónica balanza que sostiene la mujer con los ojos vendados, el culpable de un crimen, muchos señalan que un condenado debe tener todos los derechos que goza un ciudadano normalito, excepto la libertad de movimiento, es allí donde me complico. ¿es entonces la justicia un cálculo de pérdida de libertad?, tanto matasteis, tantos años de pérdida de libertad, ¿nos compensamos con tiempos?, ¿eso somos en última instancia?, ¿y la trascendencia, el sentido de lo humano?, ¿no éramos algo más que cosas?, ¿ no debería haber también un recomponerse y recomponer?.

Me parece que escasean los debates reales, y por cierto, faltan aportes intelectuales lúcidos y provocadores más allá de los que nosotros como humildes hijos de vecino podemos hacer, pienso que falta escuchar a aquellos que han sufrido las pérdidas, también a las personas humildes y sabias, y ¿porque no?, a los mismos asesinos, sólo estamos escuchando a aquellas voces “especializadas” y a otros demagogos que parecen olvidarse del daño, del triste destino de las víctimas, de esos seres que vivían y sentían como nosotros y que quedan como residuos del vivir en sociedad, de “algo no funcional” que se deja atrás y se funde en el magma del pasado sin formas ni sentido.

En esta reflexión dispersa tiendo a pensar que hemos equivocado el camino, la justicia en los casos criminales me parece que debería ser un recomponer equilibrios que se han quebrado, y ello supone ver varias variables a nivelar, y que si no lo hacemos, corremos el riesgo de desatar la bestia que todos nosotros llevamos dentro, la maldad es parte de la construcción del humano y la venganza por la venganza es un manjar de los dioses, los narcotraficantes de otras latitudes lo saben, una vez que la bestia se suelta no hay forma de parar, bajo ese enfoque es bueno preocuparse de manera seria e intentar convocar al cuerpo social en torno al tema, estamos a tiempo, pero se trata de no manejarlo, de no imponer pensamientos envasados que han desarrollados intelectuales leyendo “Le Monde” y tomando café.

Finalmente, y a modo de epilogo, me quedan pendientes tres aspectos que han surgido en las redes sociales últimamente, y que me parece debería al menos provocar una inquietud, un darle vueltas al asunto, ¿no se resarce nunca el daño o por lo menos no se mitiga por parte del estado?, ¿cuánto daño debe hacer un individuo a otros para pensar en penas más allá de su moneda de cambio, su libertad?, y ¿deben los culpables trabajar y colaborar a sostener el sistema que los confina, o eso es sólo materia de los agobiados ciudadanos libres?.

lunes, 12 de febrero de 2018

Lavados de cerebro




http://verbalabusejournals.com


Hace algunos días conversaba en la calle con un viejo conocido, un conocido “viejo”, y me sorprendió que intentara por todos los medios de convencerme de cierta situación política que a mí no me parecía en absoluto, no discutimos, solo escuché, escuché,... y escuché, por un buen rato escuché una serie de razonamiento que comenzaron con bastante sentido común para terminar en la repetición cacofónica de slogans conocidos.

Qué habrá pasado con fulanito pensé, mientras caminaba concluí que estaba militando en algún movimiento “ciudadano”, su cambio era notorio, algo similar me ocurrió con un familiar cercano que hace poco entró a estudiar una carrera universitaria “humanista”, sólo en el primer año de caminar por su carrera su visión sobre asuntos sociales cambió angularmente, era un “otro” que ya no pensaba como yo creía que pensaba, evidentemente había sido “iluminado”.

Los cambios son inherentes a nosotros en tanto individuos humanos, no son algo malo ni siquiera una actitud que nos llame la atención, tampoco son materia de debate, cambiamos con la vida misma, a veces estamos aquí, luego allá, depende del cómo cada acontecimiento que nos ocurre sedimenta experiencias dignas de considerar y sobre todo de aprender.

Pero hay cambios en la personalidad de muchos que dan señales de “formateos”, de productos "exóticos" fabricado e insertado en la mente. Ocurre que hay cambios “trabajados” que responden a los antiguos y muy conocidos “lavados de cerebro”, esa vieja técnica que es capaz de sacarnos el cerebro , enjuagarlo muy bien hasta que no quede ningún residuo de pensamientos anteriores, e inyectarlo con preparados y sustancias extrañas para luego con delicado cuidado devolverlo a su lugar.

Probablemente a todos nos han lavado el cerebro, esta es una práctica que se ha ido masificando con el avance en las comunicaciones y se ha democratizado en la era de la información, el lavado de cerebro se ha vuelto una práctica corriente, tenemos hoy a miles de gurúes que cuentan con millones de seguidores a quienes les han realizado el proceso y son cajas de resonancia, o más bien pequeñas manifestaciones de su personalidad que marchan haciendo proselitismo, capturando nuevos candidatos para seguir lavando cerebros ya en un nivel industrial.

Es notable la presencia de predicadores de todo tipo que intentan pasar su mensaje en canales de "youtube", las tecnologías actuales permiten utilizar argumentos que van desde aquellos con algún tinte de cientificismo hasta obras maestras de pornografía mental, para escaparse hay que ser un auténtico Harry Houdini, en alguna de esas trampas intelectuales caemos, y aquellos enfoques, puntos de vistas y “verdades” los convertimos en una convicción propia y digna de transmitir.

Lavar cerebros al parecer no es difícil, estamos hechos para pensar y dejar de hacerlo, tenemos el switch en nuestro poder, por lo tanto iniciar el proceso es bastante normalito, basta algún inconformismo sobre algo, alguna situación de incomodidad y el médico que tiene la solución viene a susurrarnos al oído lo que queremos oír, luego nos lleva de la mano al centro de adoctrinamiento y todo ha comenzado para terminar quizás donde, recordemos el caso de la Alemania nazi, y tantos y tantos otros hechos en la historia humana en que pueblos completos han sido alienados.

Tengo la sensación que el proceso de lavar cerebros continua en piloto automático, sin ayuda externa, es decir nosotros mismos nos terminamos de convencer de ciertas ideas y nos vestimos de soldados sin ayuda, nos colocamos el casco, buscamos el fusil y salimos a terreno a combatir a quienes consideramos nuestros enemigos, los otros lavados de cerebro, no lo sé, pero presumo que en algunos casos hay algo de búsqueda existencial en todo esto, lo cual es una paradoja, porque una búsqueda de ese tipo supondría un crecimiento desde adentro hacia afuera y no al revés.

Finalmente puede ocurrir que lo que estoy escribiendo sea también producto de un lavado de cerebro, en tal caso ruego no tomarlo en cuenta, es un trabajo muy duro mantener el cerebro a cubierto con tanto ataque, nunca se sabe si ya se es otro “zombi”, una figura humanoide que anda dando vueltas por ahí con su mente fija en los planes trazados por alguien.