lunes, 27 de abril de 2015

Mirando la mujer del Cesar




Dice el dicho que la esposa del Cesar (Pompeya) no solo debe ser honesta, sino parecerlo. En estos días nos ha tocado asistir a un carnaval de descubrimientos de corrupción y manejos oscuros en la clase política, una suerte de huevos revueltos entre el poder, políticos, empresarios, medios de comunicación, fiscales, etc. Parece a ojos de un modesto espectador que la cosa esta bastante nauseabunda, quizás hedionda en algunos círculos y están quedando a la vista muchas miserias humanas. Por otra parte estamos todos invitados a las fiestas de los medios de comunicación, mesas-foros, debates, reportajes, entrevistas y un cuanto hay a fin de mostrar a la ciudadanía en todos sus ángulos, la actuación de cada actor de este realismo mágico en que vivimos.

Pero además está la actuación de algunos honestísimos ciudadanos que han salido a las cercanías de la cárcel y los tribunales a expresar su más absoluta protesta, llegando a agredir a algunos conspicuos personajes, la reacción ciudadana propia de gente honesta dirán algunos, y que muestran así su desesperación ante tan inusual comportamiento, pero sospecho quizás puerilmente que son actores profesionales de la cosa.

Romper vestiduras y clamar por tal desaguisado es quizás la parte más entretenida de este triste espectáculo, quizás hasta el dentista que se quedó con mi pago y nunca me colocó el diente debe estar entre los más enojados, o tal vez el reparador de mi equipo de sonido que me cobró lo que nunca hizo debe estar lleno de indignación. Pensando un poco, aquel contador que me contó de sus “movidas” financieras también debe estar gesticulando por esta situación límite.

En realidad deben haber muchísima gente indignada, muchos, porque este tipo de conductas no pueden ser, no puede haber en medio de esta sociedad de alta ética y moral unas movidas así, esto maltrata seriamente nuestra acaramelada y prístina relación social, digamos que de pronto apareció un furúnculo en la lozana piel de nuestra encantadora sociedad.

Lo cierto es que parece que la realidad es otra, o al menos a mí, con mi poca inteligencia, me parece que la cosa no es tan transparente, no es tan limpia como quisiéramos soñarla, y probablemente nunca lo ha sido, entre otras reflexiones mías, porque hace ya algún tiempo que intento apuntarle a una propuesta pública y extrañamente me he dado cuenta que hay algo más que mi mala suerte, parece ser que hay “movidas”, algo me dice que son siempre los mismos que le dan al clavo, que lo agarran todo, y no sólo eso, huele a “movidas” por todos lados, a veces tengo la sensación de no vivir en la falsa realidad que dice que somos el pueblo menos corrupto de esta parte del mundo, quizás sea cierto, pero en ese caso, ¿cómo estará el resto?.

Quizás lo que esté pasando es sólo una parte de una obra en que participamos todos, sospecho que entre los que más gritan, gesticulan y claman, deben haber algunos montados a duras penas sobre un tinglado de cristal y por cierto, deben haber otros que sólo lo hacen para la “galería”. En todo caso no justifico a nadie, pero estoy seguro que no seré yo el que tiraría la primera piedra, me parece que la actuación de ciertos políticos no es más que el “más de lo mismo”, que muchos personajes anónimos se “fabrican” en el día a día.

Mirando al futuro, creo que deberíamos sincerarnos, reconocer errores, hacer que el aparato del estado tenga un poco más de respeto por la Contraloría General de la República, que intentemos ver más allá de la propaganda política y mirar que tan oscuro es el background que soporta a cada personaje, y también porque no, intentar parar en seco a cada hijo de vecino corrupto que nos aceche, y dejar de bailar el mismo tango con él. Muchas veces las cosas no son lo que parecen, pienso sentado en una flor de loto que la falta de ética, de valores aún no nos ha sobrepasado, pero lo intenta con fuerza, quizás lo logre, de nosotros depende.