jueves, 8 de septiembre de 2016

Era de la estupidez, tiempos de disparates





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Dicen algunos que vivimos en la era del conocimiento, se argumenta que dejamos atrás la era tecnológica y la era de los descubrimientos y sus múltiples tiempos, y así, pensando en grandes escenarios de tiempo, quizás en toda era por la cual hemos pasado hayan tiempos para vivir y tiempo para morir como dicen los religiosos, todo tipo de tiempos y eventos en la vida de los humanos y de las sociedades, en esos lapsos constitutivos hay tiempos tan nobles como el despertar de una borrachera temporal y alcanzar conciencia de la fragilidad del medio natural, y por supuesto tiempos tan terribles como los tiempos de guerra o de sonidos de tambores de guerra. En ese contexto, creo que quizás ya pasamos la era del conocimiento y estamos viviendo en la era de la estupidez, algunos ya lo han dicho en sus escritos y documentales como Fanny Armstrong, la evidencia es abundante, encontramos estupidez por todos lados.

Pero hay algo en estos tiempos de la estupidez que no sólo me llama la atención por su recurrencia, sino que me llama la atención por su cultivo y desarrollo, por lo complejo que se ha vuelto y la seriedad con que lo tratan algunos, se trata del disparate, quizás estamos en tiempos de disparates, hoy no hablamos cualquier disparate, este se ha elevado y pareciera que se ha depurado, tiene otro nivel, y hasta se puede alcanzar una especialización en disparate, se puede obtener un postgrado, es decir tenemos el disparate en pleno crecimiento, quizás en los pilares de la era de la estupidez se concentra una preocupación enfermiza por vivir en armonía con el disparate.

Cuando se sigue una entrevista de algún encumbrado en la política, en la economía, o quizás en las artes, quizás no lo note Ud., pero después de algunos momentos de lucidez, entramos de lleno en el disparate, en la misma situación, si leemos las portadas de diarios y pensamos algún instante sobre lo que se informa tan sucintamente, encontramos en todo su esplendor el disparate.

¿Quién está exento en estos tiempos del disparate?, ¿quién puede de algún modo enhebrar algunas ideas refrescantes, cristalinas y creativas sin caer en el disparate?, es difícil, la era de la estupidez lo guía todo, sus tiempos constitutivos no son aislados, están intercomunicados, y por lo tanto aunque nos resistamos y pongamos en nuestro cerebro algunos filtros de muy alta complejidad, por la misma complejidad que ha alcanzado el disparate, de allí somos.

Termino estos breves pensamientos, no porque quiera terminarlos, no porque sienta que el tema esta resueltos y haya expuesto todo lo que pienso sobre esta especial condición, sino que termino este texto por el temor que siento de estar diciendo puros disparates.

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