viernes, 18 de agosto de 2017

Ojo al charqui



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De vez en cuando salen a la luz asuntos que ocurren en la parte oculta de la administración del estado, asuntos como manejos que nadie conocía, formas de operar y de obtener abultados beneficios frente a los escasos o “normalitos” de la generalidad, o la entrega “generosa” de recursos que se supone escasean, y también de vez en cuando salen a la luz la presencia de “descuidos” que permiten la “desaparición” de otros tipos de recursos que se supone están a buen recaudo.

Entre esos hechos que inesperadamente se revelan destaca la existencia de “pozos mágicos”, fuentes de recursos de las cuales muchos beben durante años, ello en forma abusiva, en completa oscuridad y circundados por un entorno de silencio. Los casos más conocidos son los llamados jubilazos y otros bonos por “retiros”, no sabemos cuántos de esos “pozos mágicos“ existen y están en “explotación”, además tenemos una capacidad limitada para visualizar en profundidad aquellos que se descubren, en parte por la calidad de la información, unos retazos que proviene probablemente de alguna investigación periodística del noticiario de la noche, a veces aparecen otros hechos, o mejor dicho se “alumbran” otros hechos, entre otros “incidentes” por la casual detección de algún organismo no comprometido con aquel trabajo oscuro o quizás la simple denuncia de alguien que también quería los beneficios y no los tuvo, por lo tanto se rompe el silencio y algo conocemos.

En materia de “descuidos” millonarios” , a veces pensamos que se superaron algunas metidas de pata o hechos delictuales como el conocido “Davilazo” , pero el año 2014 se denunció que la empresa estatal Codelco ( Emol 01/06/2014) habría perdido unos 4.700 millones de dólares por fallas del mismo tipo, o algo que parece increíble, o derechamente insano y de muy mal manejo en la seguridad, la pérdida de ¡cuatro mil toneladas de concentrados de cobre!, hecho denunciado por CIPER el 26 de octubre del 2016.

Un escenario reciente es el que se conoció con motivo de los incendios forestales y sus desastrosas consecuencias, allí tuvimos conocimiento de millonarias transacciones que involucraban al estado, tanto para el incentivo de las plantaciones como para la prevención y reacción en caso de incendio, se reveló de improviso un universo de situaciones anómalas, relaciones y manejos oscuros que nos enteramos con sorpresa e inicial incredulidad , en parte la oscuridad se “alumbró” gracias a la denuncia de un reportaje , el llamado “ cartel de fuego” (Ciper 2017)allí tomamos conocimiento entre otros de millonarios contratos que quizás no sean necesarios, sobrepagos, evaluaciones poco rigurosas, y probablemente todas anteriores.

Al día de hoy, cuando escribo estos textos, podemos apostar pero no sabemos quién alcanzará la presidencia en la próximas elecciones, el hecho es importante, mucho de la sociedad se juega en estas ruletas y puede que haya o no suerte, pero parece importante también y por el bien del país, no importa que conglomerado llegue a palacio y nos gobierne, que los convenzamos antes de ser gobierno de la necesidad de ser más eficientes en el manejo de los recursos que se disponen, sin duda esos recursos en un mundo convulso, lleno de incertezas y buitres deben ser bien resguardados y manejados, pienso que ellos podrían escuchar, quizás sueño despierto.

Me he preguntado sobre este panorama, ¿qué se puede hacer?, si en todos los casos conocidos los fiscalizadores, controladores y mecanismos de regulación no funcionaron, los procedimientos que el estado ha diseñado no sirvieron, entonces , ¿qué podemos hacer desde afuera?, por otra parte, los ciudadanos y ciudadanas que ponen el grito en el cielo luego del “destape” de algunos de esos hechos , callan para siempre porque “resetean” su memoria para dejar espacio para el partido de futbol, o se vuelve vapor de agua todo el asunto ante el chiste del cómico de tv que banaliza los hechos, mala actitud, pero probablemente todos tendemos a poner en “amnésico” el piloto automático del día a día.

No es un asunto fácil plantear ideas de solución a este problema u otros similares, pero se me ocurre a partir del hecho que el estado se dirige por “representantes” de los ciudadanos, pero no por los ciudadanos mismos, que se puede delinear una idea que los involucre, propongo la formación de un grupo que podría denominarse “revisión ciudadana”, ciudadanos a pie que pongan “ojo al charqui”, probablemente a partir de varios registros de consultores especializados y multidisciplinares, un grupo así podría actuar como un comité revisor de cuentas, un revisor integral, y operar protegido por alguna legislación especial que permita hacer un trabajo serio y en una convocatoria similar a los jurados norteamericanos, es decir un día llega una comunicación al domicilio para constituirse en revisión a algún organismo del estado y listo, una obligación, es decir mediante una tómbola y el azar se deberían revisar los organismos a fondo en un período también desconocido, el sentido común aconseja no menor a unos tres años.

Pensando sobre este tema, me doy cuenta que es fácil diagnosticar, estamos llenos de diagnósticos, pero plantear soluciones es cosa seria, difícil, se requiere algo de creatividad, pero una idea fresca puede aparecer después de darle vueltas y vueltas al asunto.

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