lunes, 9 de octubre de 2017

Algo sobre los “Chantas”




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Mirando algo aburrido los canales de “youtube”, llegué por una casualidad a un programa grabado y llamado “En Su propia trampa”, y entonces descubro con asombro que un personaje que vi pidiendo ayuda hace ya un tiempo en el paseo peatonal de Concepción, con su cuerpo cubierto de llagas producto de una extraña enfermedad a la piel era un “chanta”, efectivamente el personaje estaba enfermo de soriasis, pero no le interesaba sanar, el explotaba comercialmente su enfermedad, y no le iba mal.

Lo anterior me llevo a reflexionar sobre la figura del “chanta” y se vinieron a mi memoria en tropel el recuerdo de supuestos sacerdotes, abogados, médicos, brujos y hasta la historia de un fantástico éxito en Estados Unidos de un conocido cantante nacional, el que se según su historia y en la cúspide de su fama en ese país era muy cercano a los grandes personajes de la música americana, un cuento.

En el día a día encontramos chantas que nos “cuidan” el auto mientras asistimos al concierto, al estadio o cualquier reunión masiva, los “cuidadores” llegan en oleadas, se reparten las calles y cobran por sus ”servicios” que normalmente duran unos 10 minutos después que nos fuimos, ello por si volvemos sobre nuestros pasos, lo mismo ocurre con algunos otros “chantas” que se han convertido en “propietarios” de calles en Santiago, y “arriendan” superficies y metros lineales a inmigrantes ( http://www.24horas.cl/reportajes24/reportajes-24-estacion-haiti-la-ley-de-la-calle-2483904)

Un caso histórico que recuerdo y que vi en vivo y en directo fue el del Cóndor Rojas, (https://es.wikipedia.org/wiki/Maracanazo_de_la_selecci%C3%B3n_chilena) personaje muy querido al cual la barra enemiga prácticamente lo eliminó en forma vil, al menos eso fue lo que yo vi, pero luego sabemos lo que sabemos, otro cuento.

Pero no sólo tenemos personas “chantas”, hemos conocido una enorme cantidad de organismos “chantas”, de puro cuento, el caso más triste quizás sea el de las “universidades”, alguna de las cuales ya han caído de sus falsos tinglado administrativos que las mantenían paradas, para dejar tras de sí el desconcierto, alumnos y profesores en la calle y el cartel de ex “clientes” de “chantas” dispuestos sobre sus hombros, lúgubre, y claro, en medio de la sociedad en que vivimos, pasan a la siguiente etapa, a ser víctimas de la discriminación por haber salido o al menos haber estado en un organismo ”chanta”, un perfecto circulo de mala suerte.

Lo mismo ha pasado con las organizaciones financieras que ofrecen rentabilidades “anormales”, desde Inverlink (https://en.wikipedia.org/wiki/Inverlink_case) hacia adelante no nos hemos dejado de sorprender, y quizás el caso Garay ( http://www.ahoranoticias.cl/noticias/nacional/192640-paso-a-paso-la-cronologia-del-caso-garay.html ) sea el summum del “chanta” chileno, el personaje de marras nos tenía a casi todos llorando por su dramático caso para luego caer en una desazón colectiva, y para algunos en la angustia de perderlo todo.

No sé porque somos productores de “chantas”, pero estamos rodeados de ellos, mucha gente se afana inventando cuentos para ser lo que no es y así tener lo que no se tiene por el camino largo y fatigoso de los logros personales, el camino de las verdaderas habilidades, pienso que hacer “la cortada” puede ser la explicación, “hacer la cortada” no es un chilenismo que aparezca en los glosarios internacionales, pero significa para cualquier chileno seguir el camino corto, la vía sin esfuerzo para lograr algo.

Otro acercamiento a explicar al chanta chileno según algunos editoriales es por su “viveza”, (http://www.biobiochile.cl/noticias/2015/08/02/la-viveza-del-chileno.shtml) es decir esa condición de “despierto” que le permite descubrir las fallas del sistema con sólo mirarlo, es de diagnóstico rápido y un experto para crear el atajo o hacer que las reglas funciones para él en particular, así por ejemplo, muchos “enfermos” disfrutan de licencias médicas bien pagadas mientras los verdaderos enfermos sobreexigen tristemente su humanidad para cumplir sus obligaciones.

¿Qué hacer?, a veces esto parece un campo minado, escuchando las instrucciones de algunos médicos en sus consultas, no dejo de preguntarme internamente ¿será médico este tipo?, o es un chanta, no lo sé, y es esa una parte del problema, falta información sobre personas e instituciones en formato fácil, transparente y de dominio público, información certificada que acredite sus competencias, solvencia y sobre todo, que sus roles y actuaciones puedan ser fiscalizadas.

El generar tanto “chanta” por metro cuadrado es una problemática social, no está bien, en realidad no somos “vivos”, si lo fuéramos seríamos una nación altamente competitiva, se nos ocurrirían soluciones novedosas, creativas, triunfaríamos en el mundo globalizado, en cambio hay una tendencia a empinarnos sobre montañas de espuma, nada sólido, en mi propio caso, y como acostumbro a revisarme antes de dispararme en el pié, muchas veces me veo cansado sobre ciertos temas que tengo que desarrollar y visualizo una vía que podrían desembocar en actitudes chantas, y me doy cuenta que la barrera que uno mismo levante lo salva, y esa barrera es el trabajo, la perseverancia, por lo tanto opino que es bueno poner al descubierto a los “chantas” en todo tiempo y lugar, pero quizás más importante que esa acción condenatoria sería que existiera en la conciencia colectiva de cualquier hijo de vecino, que las cosas y los logros sólo llegan con trabajo y esfuerzo duro, nada más.

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