domingo, 13 de mayo de 2018

Tejo pasado




Hace algunos día escuchaba atentamente el discurso de una activista por ciertos derechos sociales, al principio estuve de acuerdo con lo planteado, parecía una honesta lucha por hacer ver y poner en valor unos esfuerzos, unos derechos sobre ciertos espacios urbanos que se había alcanzados con mucho sacrificio colectivo y, que ahora aparentemente no se respetaban.

Sin embargo luego de una muy buena introducción y perfilado del tema, el discurso tomó otro giro, otra dimensión del asunto para caer en el abuso, en la exigencia de derechos que rayaban en la discriminación positiva y en el absurdo, es decir tomaba para sí prerrogativas que otros en igualdad de condiciones no pueden alcanzar, “se pasó el tejo”.

El tema es que estas prácticas parecen cada día más habituales en nuestro país, al inicio se presenta un grupo con unas reivindicaciones que a todo bien nacido le suenan al oído de lo más justo, apoyamos, con un muy bien intencionados ¡que les vaya bien!, pero a poco andar , "se pasó el tejo", aquella reivindicación en realidad era más…y más. El problema es va quedando poco espacio y recursos para los otros que estaban esperando turno.

Esta práctica probablemente es propia de nuestra idiosincrasia, no lo sé, pero esta tan imbricada en nuestra forma de actuar que la notamos presente en todo tipo de negociaciones, estamos acostumbrado a ver que poco importa el límite de aquella reivindicación verdadera, cierta y hasta noble, y donde ese límite se sobrepasó, donde se transformó en abuso para alcanzar ganancias a partir del discurso inicial.

Los actores en oposición siempre se predisponen para ese escenario de conflicto, entonces sin excepción este se produce, y allí probablemente entra en juego otra de nuestra joyitas, “a rio revuelto……..”, el problema es que esa situación también nos quita la paz social, nos aleja la expectativa de una negociación de buena fe y tiene efectos colaterales complejos.

Estimo desde mi esquina que el “ tejo pasado” afecta a todos los procesos de reivindicación y negociación en nuestro país, como resultado tenemos que aquellos objetivos que se proponía alcanzar finalmente no se consiguen, y quedan heridas abiertas que vuelven a abrirse en el siguiente encuentro, pienso que en parte importante eso ocurre porque quedó afuera la nobleza de buscar aquellos objetivos a los cuales realmente tenemos derechos.

Parece utópico que esta situación pueda cambiar, es parte de un juego de “vivos”, es más, en el desarrollo de los muchos conflictos sociales que hoy enfrentamos podríamos descubrir con cierta tristeza que unos cuantos ocultan objetivos espurios, intereses ocultos y maquillados muy hábilmente en el “tejo pasado”, unos modernos caballos de Troya que cuando son descubiertos es ya muy tarde.

Al final, la reivindicación con la cual inicié este texto me pareció muy válida, y pienso que muchas de las luchas sociales que están desarrollando allá afuera también lo son, pero muchas de ellas se notan sobrecargadas, con exceso de peso, gorditas. Quizás si fueran algo más reales sus propias musculatura les permitiría hacerse realidad, eso es solo una suposición, pero puede ser.

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